4.

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Su profesora lo observaba desde el auto intentando alcanzar el timbre de la casa azul; cuando por fin lo hizo, una señora rubia se mostró al abrir la puerta.

— Buen día, señora Clifford; soy Luke y soy compañero de Michael. ¿Puedo verlo? —preguntó amablemente extendiéndole la mano.

Siempre se le dio más el hablar con adultos que con niños de su edad.

— Oh, Luke. He escuchado mucho de ti. Soy Jessica, madre de Michael. —se presentó la señora.— Puedes pasar, está en la cocina.

Jessica se acercó al auto de la profesora para hablar del pequeño y amable niño que se encontraba atravesando el pasillo hacia la cocina.

— ¡Maaaaaaami, me duele mucho la cabezaaaaaa! —gruñía una y otra vez Michael, recostado contra la mesa.

— Hola, Mikey.

El niño levantó su cabeza rápidamente y su boca estaba entre abierta viendo a Luke. Miró su pijama azul con leones por todos lados y se sonrojó un poco.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó Michael bajándose de la silla para tapar su pijama con la mesa, haciendo que Luke solo viera su cabeza desde el otro lado.

— Quería visitarte. —se encogió de hombros nervioso.

Michael asintió alegre, golpeando su barbilla contra la mesa de madera.

— ¡Rayos!

Luke soltó una pequeña risa, mientras se mecía sobre sus talones sin saber que hacer.

— Sólo esperaba a mamá para que me diera una galleta, pero creo que se la pediré más tarde.

Mientras Michael caminaba con la idea de que Luke lo siguiera escaleras arriba, el rubio más pequeño revolvía su mochila mientras intentaba subir. Cuando estaba dentro de la habitación de Michael, con él ya en su cama, sacó un paquete pequeño de galletas oreo. Las destapó con cuidado y sacó una, el resto de las galletas fueron para Mikey.

— Gracias. —le dijo Michael cuando terminó con la última galleta después de unos minutos.

— No hay de qué. —sonrió Luke, quien se encontraba sentado al lado de Michael.— ¿Michael?

— ¿Huh?

— Cuando viste a... Mi hermana, tú, bueno, ¿de verdad crees que es hermosa? —preguntó Luke estrujando sus dedos.

— Sí. Una niña siempre es hermosa. —le dijo Michael.

— Oh.

— Pero hay algo que yo encuentro muchísimo mejor que todas las niñas. —afirmó levantándose. — Eres tú.

Luke levantó la mirada y una pequeña sonrisa se posó en sus labios. No pudo evitar saltar sobre Michael y abrazarlo fuertemente, mientras este le respondía de la misma manera.

Después de eso, Mikey quería jugar o hacer algo, pero Luke simplemente no sabía que podría jugar con él.

— Podríamos jugar con las figuras de acción, o sólo ver televisión.

— Lo que tu quieras está bien.

Michael pareció pensarlo unos segundos, mientras su rostro se iluminó al pensar en una idea. Le pidió a Luke que esperara y corrió hacia su closet en busca de algo.

— ¿No tardarás en recuperarte si caminas sin zapatos?

— No importa. No estaba realmente enfermo, sólo no quería ir a la excursión. —gritó Michael, pues parecía que se había perdido entre su ropa.

Luke pensó que quizás Michael no quiso ir con él en la excursión.
— ¿Por qué?

— Clarissa no me agrada para pasar el día con ella, ni me gustaría ver a Kazumi pegada a ti el resto del aburrido recorrido. ¡Aquí está!

Michael tomó ciertas prendas contra su pecho y corrió de regreso a su cama para dejarlas sobre esta, revelando los trajes de Batman y Superman que tenía.

— ¿Batman? —le preguntó el mayor extendiéndole el traje. Luke asintió tomándolo.— Superman no me gusta, ¡seré Robin! —gritó corriendo nuevamente hacia el closet.

A Luke le gustaba la idea de salvar Ciudad Gótica con Michael.

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No pienso poner los nombres de las madres como son :d

Por alguna razón tengo esto escrito desde hace días y no lo subía

M + LWhere stories live. Discover now