32.

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«Karisma, fui a casa de Calum a pasar el día y no molestarte; llegaré antes que mamá.

Pd: si no vuelvo antes que mamá le dices que me perdí. »

— No creo que sea buena idea decir que te has perdido. —opinó Michael tachando ligeramente la posdata.

«Karisma, fui a casa de Calum a pasar el día y no molestarte; llegaré antes que mamá.

Pd: dile que me pase a buscar al parque de siempre si llega antes que yo»

— Mejor. —murmuró Luke tomando el teléfono de su casa y marcando el número de Calum, quien no respondió y Luke se vio obligado a dejar un mensaje.— Calum, soy Luke, y uh– hay una ligera posibilidad que mi madre te llame, si es después de las dos le dices que pasé el día en tu casa y me encuentro en el parque. Gracias. Si tu madre escucha esto, por favor, que no le diga nada a la mía.

Colgó el teléfono y miró a Michael esperando saber que hacer. Bien, ya tenía una excusa para haber salido, pero no sabía hacía donde irían así que ¿qué esperaban? Sus opciones eran limitadas: centro comercial o el cine, el cual se encontraba en el centro comercial. Al parecer, ese era su destino después de todo.

Luke no quería tomarlo más como una cita, ahora que había crecido y Karisma le había mostrado un poco como funcionaban todas esas cosas de las citas él estaba seguro que eso no lo era. La emoción le había ganado en un principio, más por el hecho de que Michael dijo cita y por algo había aceptado, pero pensándolo más a detalle quizás Michael no sabía tanto como él sobre citas y lo suyo era más como una salida de amigos.

Michael caminaba un poco detrás de Luke al notar como el menor se apartaba ligeramente como si no quisiera que lo llegara a tocar ni por accidente, eso no le gustaba en lo absoluto porque estaban en una cita, y él pensaba que, ahora siendo mayores, podría tomar la mano de Luke como cuando eran más pequeños aunque ahora posiblemente los comprometía más el hacerlo.
Sus padres le habían explicado ciertas cosas, no creía que le llegaran a ser útiles en lo absoluto pero le llamó la atención cuando mencionaron sobre intentar tomar la mano de alguien. Resultó ser que un niño pequeño puede tomar la mano sí quiere, porque puede y por varias razones completamente ajenas a lo que era tomarla en una cita, por lo poco que escuchó sus padres debatieron un poco sobre eso; si llegaba a tomar su mano era una muestra de afecto.

Él solo quería que Luke sintiera lo mismo que él cuando se tomaban de las manos, pero probablemente no era así.

— ¿Te gustaría el cine? —preguntó Michael poniéndose, al fin, al lado de su amigo.

— No.

— ¿Helado?

— No me gustan las cosas frías.

— ¿Pizza?

— La de aquí es un asco.

— ¿Café? —sus opciones se estaban acabando conforme pasaban los locales del lugar.

— Odio el café.

— ¿Algo que quieras hacer y mínimo parezca que no odias estar aquí conmigo?

— Michael, no tenía ganas de salir.

— Debiste decir eso antes de aceptar y caminar por cuarenta minutos hasta aquí. —gruñó girándose a ver la vitrina de un local, no era nada interesante, solo un simple puesto de donas.— Supongo que nos vamos; contando que mi casa es hacia allá... —señaló frente a él y después señaló a la derecha.— y esa es tu dirección, regresas sólo.

El mayor caminó sin despedirse o mirar a Luke, sólo quería irse en ese momento y llegar a su casa a comer papitas hasta no poder más mientras hacia su tarea de último momento. Esa actitud no le gustaba, primero actuaba cómo si le emocionara la idea de salir con él y después parecía lamentar solo el haberle abierto la puerta en la mañana.

Para no dar más vueltas con ese asunto, declaró que Luke era un completo tonto.

Al igual que él.

— Espera... ¡Mikey, espera! —corrió detrás de él al notar la distancia a la que ahora se encontraba. Antes de que Michael pudiera cruzar la calle rodeó el cuello de este con sus pequeños y delgados brazos, haciéndolo parar para responder el abrazo.— E-estamos en una cita, ¿no?

— Supongo que sí. Sólo si tú quieres, yo no diré nada, creo, es una salida, sí; tomalo como quieras, ¡no soy bueno bajo presión, deja de mirarme así! —cubrió su rostro sonrojado con sus manos, por segunda vez en el día.

Luke se apartó de él suavemente, con sus manos apartó las de Michael de su rostro y le sonrió.

Él podía ser la persona más hermosa que alguna vez pudo haber visto, y no importaba cuantas personas se toparan en su camino cada día, no importaba que tan lindos fueran sus rostros, sus ojos, sus sonrisas, nada se compararía con Michael porque solo él parecía darle esa sensación de felicidad con simplemente mirar sus ojos.

— Eres lindo. —declaró Luke, por primera vez en voz alta y con la seguridad que lo había escuchado.— Y creo que lo eres en todos los sentidos posibles.

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En estos días perdí el rumbo de toda esta historia, la escribí mil veces porque me confundí de historia y bueno, , no ni que escribo

M + LWhere stories live. Discover now