9.

3K 540 175
                                    

Lunes.

Michael llegó temprano el lunes a la escuela, estaba a un lado de la puerta de la entrada prestando atención a cada niño que entrara, esperando a que Luke cruzara la puerta.
Sonrió cuando entró mirando sus zapatos, corrió hacia él y lo tomó del brazo para arrastrarlo por todo el colegio; Michael lo llevó hasta donde había un pequeño salón de juegos que siempre estaba abierto, pero ninguno de sus compañeros sabía al parecer. Entró con Luke y cerró la puerta.

— ¡Me asustaste! —chilló Luke.

— Promete que nunca, nunca, nunca dejáremos de hablar. Sí en un futuro me odias quiero que me hables para hacérmelo saber, ¡pero nunca dejáremos de hablar!

Michael no había dejado de pensar el domingo todo lo que Luke era para él, era su único amigo, su compañero y últimamente todo giraba en torno al rubio de ojos azules. Michael era muy apegado a las personas, siempre estaba dispuesto a hacer algo por alguien que quería.

— Lo prometo. —susurró Luke abrazando a Michael. — Tranquilo, Mikey, siempre seremos amigos.

La campana de la escuela hizo que Michael abriera los ojos, pero no soltó a Luke ni tenía la más mínima intención de hacerlo.

— Quiero quedarme aquí. —susurró Michael.

— Habrá problemas si lo hacemos, Mikey.

— Por favor.

Luke accedió susurrando que sólo sería por esa vez. Aunque ese salón de juegos estaba prácticamente abandonado desde que las maestras se estresaban al llevar a los niños, ellos sabían que si alguien se daba cuenta de que estaban ahí les iría mal. Por lo cual solo se quedaron sentados en el piso en el centro del salón, hablando de tantas cosas sin importancia que era seguro y no recordarían al día siguiente, ellos solo hablaban porque podían y querían decir algo interesante para el otro.

Michael estaba a mitad de una historia graciosa mientras veía a Luke sonreír por lo que contaba, la mirada y la sonrisa de Luke lo distraían y a veces se trababa, otras se quedaba repitiendo la misma palabra y al final simplemente quedó maravillado al ver al rubio más pequeño con su rostro iluminado por los rayos del sol que se colaban por la ventana. Michael no pudo evitar abrir un poco su boca para hablar, pero quedó mudo en su totalidad. Luke rió nervioso y bajó la mirada, entonces Michael reaccionó y golpeó su frente al ser tan torpe y mirarlo de esa manera.

— Y no recuerdo que te decía. —admitió avergonzado.

— ¿Jugamos? —preguntó Luke señalando los bloques para construir; él tampoco recordaba lo que el otro contaba.

Los bloques eran muchos, una enorme caja con pequeños bloques fue abierta por ambos niños y los sacaron al instante; comenzaron a armar cada uno su fortaleza para evitar el ataque del otro. Michael presumía que la suya sería enorme y que Luke no podría contra ella, mientras este ya tenía una gran fortaleza que lo protegía mientras se encontraba hincado.

Michael sólo llevaba tres bloques en su fortaleza.

Se molestó por un segundo, no le gustaba que alguien fuera mejor que él en algo. Pero era Luke, y él sentía que Luke siempre sería mejor que él en cualquier sentido y eso no le molestaba.

Sonrió apartando sus tres bloques, derribó de una patada la de Luke y se lanzó sobre él a abrazarlo, el menor reía porque Mikey le hacía cosquillas, pero no se molestó en detenerlo y solo cubría su boca para que sus carcajadas no hicieran eco en el salón y los descubrieran. Michael se cansó de hacerle cosquillas y se quedó recostado sobre Luke, mientras ambos permanecían en total silencio, sintiéndose tranquilos.

— Te quiero, Luke.

— Te quiero, Mikey.

[•••]

Hoy hay doble updateeeeee, si hay suerte es triple;D

M + LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora