25.

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6:36 PM.

Calum se había retirado hace media hora, les había dicho miles se veces antes de irse que eran los mejores amigos del mundo y que agradecía que lo soportaran y apoyaran en sus primeros días.

La madre de Luke llegaba en unas horas más, cerca de las ocho o nueve de la noche. Él y Michael ya no tenían ni idea de que jugar, habían ya pasado de las figuras de acción, de los juegos en el patio e incluso habían jugado con el juego de té de Karisma y se habían quedado sin ideas porque no les daría tiempo de jugar y después ordenar. Fue entonces cuando Luke pensó en el único lugar donde posiblemente tenía más autoridad en toda la casa: su habitación.

Corrieron escaleras arriba hasta el final del pasillo, Luke giró lentamente la perilla y ambos entraron a la habitación.

Michael pensó que era igual que Luke, al parecer le gustaba ser ordenado en todos los sentidos. Lo primero que vio fue la ventana que se cubría con unas ligeras cortinas de Toy story que dejaban entrar los últimos rayos del sol a su habitación, al lado de esta estaba la cama, demasiado grande para alguien tan pequeño, con un cubrecama de un ligero color azul. Divisó una caja de juguetes cerrada, una repisa con algunas figuras de acción y el armario, lo cual era lo más desordenado de la habitación con sólo algunas camisas sobresalientes.

— ¿Tienes televisor?

— No, mamá no cree que sea bueno.

— Hmm, bien. ¿Qué hacemos ahora?

— Lo que quieras. —restó importancia Luke, podrían hacer lo que quisieran y nadie se daría cuenta porque su madre nunca entraba ahí.

— ¿Son estrellas? —preguntó Michael mirando el techo, el cuál no era tan alto.

— Sí, y cohetes y planetas; brillan en la obscuridad.

— ¡Genial! ¿Aún falta mucho para que sea noche? Quiero verlas.

— No es necesario, espera.

Luke caminó hacia la cortina, tomó una gran tela negra, incorporada a la cortina, y la corrió hasta que no entraba la luz por la ventana. Regresó al lado de Michael y apagó la luz, mientras veía a este asombrado de ver su techo.

— ¡Son demasiadas! ¡Es asombroso! ¡Parece el espacio!

El mayor tomó la mano de Luke y lo recostó a su lado en el piso, viendo ambos fijamente hacia el techo con sus manos entrelazadas.

— ¿cómo hiciste todo eso?

— Papá compró muchos paquetes de esas cosas, sólo que muy pequeñas y pensó en ubicarlas como unas constelaciones. —explicó Luke sonriendo. — Después consiguió un cohete y los planetas, movía el cohete cada día hacia un planeta diferente, incluso llegamos a la luna. Aunque no terminamos todo el recorrido.

— ¿Por qué?

— Su trabajo. —murmuró.— Fue cuando se fue a vivir más cerca.

— ¿Qué les faltó por recorrer?

— Júpiter, por alguna razón siempre lo esquivaba.

— ¿Y el sol?

— El sol está en el techo de Karisma, ella prefirió un cielo azul con nubes y el sol.

Michael asintió sin decir más.

Ambos se quedaron admirando sobre su cabeza, Luke llevaba varios meses sin ver su techo, la última vez fue cuando su padre llegó con él a la luna y de ahí no se movió más el cohete, eso le ponía triste: ver el cohete en la misma posición de siempre sin intención de moverse pronto. Michael por su lado se sentía asombrado, el padre de Luke había hecho todo parecer el espacio, veía tantas estrellas que no le parecía ver un techo común y corriente, sentía que de verdad estaba a punto de tocar las estrellas.

M + LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora