23.

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- ¡Michael! -saludó Calum emocionado de ver a su amigo en su segundo día, Luke no había sido una buena base el día anterior.

- ¡Mikey! -gritó Luke entrando al aula, instantáneamente corrió y abrazó a Michael por el cuello.

Se colocó de lado, pero no soltó al mayor en ningún momento.

- ¿Qué tal tu primer día, Calum?

- Meh.

- Oh. ¿Y tú día, Lukey?

- Bien, algo, te extrañaba mucho.

- Fue sólo un día. -murmuró Michael en un tono no muy familiar para Luke. Algo más seco a lo habitual.

- Mikey, ven.

Luke se disculpó con Calum y llevó a Michael a un lugar apartado en la pequeña aula. Colocó delicadamente sus manos en los hombros de su amigo, dándole una breve mirada.

- ¿Pasa algo?

- No. -respondió Michael frotando sus ojos.

- Mikey.

- Tengo pesadillas y no puedo dormir bien. -le dijo calmado. - No puedo evitar estar de mal humor si no puedo dormir.

- Oh. Está bien, sólo intenta que no sea notable. -le dijo moviendo sus brazos.- ¿Quieres venir hoy a mi casa?

Para Michael era extraño, en lo que llevaba de conocer a Luke nunca lo invitó siquiera al patio de su casa. A él no le gustaba llevar personas, eso le molestaría a su madre y quizás se estaba arriesgando en ese momento.

- Y no hay problema, ¿cierto? -preguntó el mayor extrañado. La mirada de Luke reflejó sus nervios.

- Cero problemas. -afirmó bajando la mirada.

Ambos regresaron a sus asientos, Calum se sentó al lado de Luke porque Kazumi estaba enferma y Michael sentía que había hecho algo mal en su vida para seguir sentándose con Clarissa y soportar como ella miraba a Luke con demasiada ilusión, no era justo que ambos lo miraran así todo el día.

Quizás para Michael el día estaba pasando muy pesado y lento, se aburría a mitad de la clase de matemáticas, conversaba de vez en cuando con sus dos amigos delante de él y en el receso los tres almozaron juntos, hasta el momento en que Clarissa se llevó a Luke para conversar con él.

- ¿Es su novia? -preguntó Calum mordiendo su sándwich mientras miraba entre ambos rubios.

- No. Es una tonta que le gusta Luke. -gruñó Michael destapando de mala gana su jugo, la pajilla no entraba por más que este parecía apuñalar la pequeña caja.

- Michael, Michael, ¡Michael! -le gritó Calum palmeando su rodilla rápidamente. Señalaba descontrolado hacia la dirección donde Luke se encontraba.

- ¿Qué?

Todo parecía normal, Luke estaba recargado en la pared con sus manos detrás de su espalda y se notaba como tartamudeaba e intentaba irse, pero Clarrissa le bloqueaba el camino poniéndose frente a él. De un momento a otro la niña colocó sus manos sobre los hombros de Luke, sin notar la incomodidad de este. Dos amigas de Clarrissa que estaban cerca rieron, se murmuraron algo una a la otra y lo siguiente fue que empujaron a su amiga.

Y esta de algún extraño modo terminó besando a Luke.

Michael apretó la caja de jugo, haciéndola explotar y llenarlo de jugo. Esperó la reacción del rubio cuando Clarissa se alejó y le sonrió, pero el niño no hacía más que parpadear incrédulo. En el momento en que creyó que Luke había estado de acuerdo con eso vio lágrimas. Estaba llorando, Luke estaba llorando porque Clarissa lo había besado.

- ¡No! -gritó el rubio molesto en respuesta a algo que ella le había dicho, corrió lejos de la niña en dirección a su aula.

Michael y Calum lo siguieron corriendo también, entraron con cuidado al aula, viendo a Luke llorar en el regazo de su maestra, quien no entendía lo que estaba pasando.

- ¡Son gérmenes, muchos gérmenes! -lloró el rubio demasiado alto.

- Cariño, sí me explicas quizás pueda hacer algo. -le dijo la maestra viéndolo fijamente, acarició su cabello y miró tras él a los otros dos niños en espera de que alguno de los tres le explicara la situación.

- Uh, Clarissa... ¿si se llama así? -preguntó Calum a Michael antes de iniciar su historia. Este asintió.- Ella le dio un beso... Y él se incómodo mucho. Es todo.

- Luke, tienes que entender que...

- ¡La voy a demandar, no es justo, para nada justo, yo no quería!

- Yo apoyo eso. -opinó Michael firme, pero después cambió de opinión por la mirada de advertencia que le dio la profesora. - Entienda que Luke es sensible en muchos sentidos, y si algo lo hace sentir mal, pues, se pone justo como está ahora.

- No es necesario el drama. -aseguró la profesora poniendo al más pequeño en el suelo.- Comprendo que no es algo que quisieras, no sé, pero no necesitas llorar así, ya pasó.

- Mi mami dijo que tenía que esperar para algo así. -se talló los ojos cansados y miró a la señora frente a él.

- Luke, tranquilo. Ignora eso que no ha sido la gran cosa ¿bien? Ahora terminó el receso, tomen sus lugares.

Los tres tomaron sus lugares correspondientes, el rubio pequeño tenía su mejilla apoyada contra la palma de su mano, el moreno lo observaba con atención y realmente quiso hacer algo por él, porque no le gustaba ver a las personas decaídas a causa de otras personas y le comenzaba a agradar un poco. Mientras tanto el rubio mayor mirada molesto a la niña sonriente a su lado, vaya que tenía ganas de golpearla pero no podría hacerlo, no era algo con lo que estuviera de acuerdo.

Sólo le motivaba que iría a casa de Luke y haría todo lo posible porque su amigo no pensara más en eso.

M + LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora