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Julio 13.

Michael corría por toda la casa sin parar, llevaba tratos sucios en una mano, cargaba con la aspiradora en otra y pateaba los juguetes de Annie en una dirección; durante el fin de semana que su madre enfermó y su padre salió de viaje ninguno de los dos había sido capaz de ordenar un poco la casa, Annie no tenía intenciones de hacerlo y Michael había estado ocupado con sus tareas, entonces básicamente su hogar estaba de cabeza y vio la oportunidad perfecta para levantar un poco su castigo. Pensó que si ordenaba toda la casa, de principio a fin, él solo, sin ayuda de Annie y sin que nadie se lo pidiera su madre tendría un poco de compasión y le cambiaría el castigo en los siguientes tres días.

Para ser sincero, estaba avanzando muy bien con la limpieza y pensó en que su madre no debería considerarlo para eso después de ese día pero no podía darse el lujo de hacerlo mal, todo tenía que estar perfecto si quería que su madre levantara el castigo por al menos unas horas.

Cuando llegó la hora de comer la casa estaba perfectamente en orden, Michael podía decir que incluso brillaba y parecía una casa de juguete, se sentó frente a la puerta de entrada y gruñó cuando vio que su mamá llegaría tarde, o incluso no llegaría cuando ya habían pasado más de 40 minutos; entonces recordó que ella tenía que llevar a Annie a una fiesta y después ir al dentista, lo que la haría llegar al rededor de las 7:50 PM, si no recordaba mal que a esa hora siempre volvía del dentista.

Gruñó cuando vio que eran cerca de las 3 de la tarde, entonces prefirió ir a darse una ducha para después cambiarse y correr a casa de Calum, quién vivía más cerca de la casa de Michael ahora. Cuando llegó tocó el timbre y la mamá de Calum fue quien abrió, saludó al niño y le indicó que su amigo estaba en la habitación, así que corrió en la dirección ya concodia para él y asustó a Calum mientras veía caricaturas. Michael rió más porque estaba viendo esa del perro cobarde y había saltado asustado casi tanto como el perro.

— Te odio.

— Gracias. ¿Qué haremos hoy?

— Yo nada. —respondió el moreno volviendo su vista al televisor.— Tú seguramente irás con Luke.

— Nah, no está en casa y no tengo tiempo de ir a su casa.

— Así que fui la única opción.

— No. —negó Michael.— Hoy te consideré primero, ¡merezco un premio!

— Mereces un golpe por asustarme.

— No quise hacerlo, yo solo entré.

— Corriendo y gritando mientras abrías la puerta, sí, no querías hacerlo. —rodó los ojos.

— Ya, mejor te acompaño a ver televisión.

Y así pasó si tarde, no aburrida pero sí habitual si se trataba de Calum. Tomaron su merienda, jugaron, pelearon y probablemente Calum dejó a Michael encerrado en el closet por más de diez minutos hasta que fingió quedarse sin aire, pero era agradable. Tanto que no notó que el tiempo había pasado y casi era hora de que su mamá volviera del dentista, por lo que se tuvo que despedir de Calum y su mamá mientras caminaba fuera de la casa en dirección a la suya.
En el camino un pequeño perro salchicha lo siguió, intentó apartarlo unas cuantas veces cuando se acercaba demasiado porque le tenía un poco, solo un poco, casi nada de miedo a los perros; pero no podía correr porque sentía que lo iba a seguir y lo mordería, no quiso patearlo porque creyó que se molestaría y lo mordería, si acercaba mucho lo mordería, si respiraba lo mordería, todas las opciones terminaron en que lo mordería. Se arriesgó a correr tan rápido como su pésima condición le dejara llegar, pero a penas y dio unos pasos apresurados el perro se desvió y entró a una casa por una pequeña puerta para perros. Tal vez no lo estaba siguiendo después de todo.

Una vez en su casa entró por una pequeña ventana por la que seguiría entrando mientras su complexión delgada se lo dejara, su mamá no tenía que saber que había roto el vidrio con un bate y ahora era su puerta secreta tapada con un arbusto. Se sintió algo así como el perro cuando entró por si puertita, solo que el perro lo superaba en tanto a estilo para entrar. Una vez dentro miró a su al rededor y escuchó el motor del auto, se acomodó en la entrada y sonrió cuando su mamá entró cargando a Annie. Su expresión al ver la casa y rápidamente deducir que Michael lo había hecho era increíble, se veía de verdad emocionada por lo que su hijo había hecho, claro que sabía que había una intención detrás de eso, y claro que sabía a la perfección cuál era y no se la iba a negar más, pero prefirió que Michael se lo dijera.

— ¿Y bien?

— ¿Puedo subir al ático? —preguntó esperanzado.

— Sí. —respondió simple su mamá, sonriendo y acomodando mejor a Annie desde su hombro.

— ¿En serio? —ella asintió.— ¡Gracias, gracias, gracias! Mi último recurso era lavar los trastos si no aceptabas, ¡pero fue demasiado fácil!

— Oh, puedes lavar los trastos, no hay problema.

— Eh... Tengo un ático que arreglar.

Sonrió y salió escaleras arriba para llegar al ático, estaba más allá que emocionado con esa sorpresa que todos desconocían (menos Annie pero a ella se le olvidaba) pero que aún así era demasiado importante.

Quizás debía ser muy especial y muy genial para hacer que Luke dejara de llorar todas las noches y sonriera un poco más nuevamente.


M + LWhere stories live. Discover now