6.

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Michael saltaba feliz por el pasillo, después de pasar la tarde del día anterior con Luke hasta que su madre fue por él, prometió volver al siguiente día. Y lo estaba cumpliendo.

Marie no estaba, por lo que tuvo que caminar y mirar a su al rededor para encontrar la habitación donde su pequeño amigo estaba. Reconoció el número de esta, se acercó lentamente descolgando su mochila de su hombro pero paró al escuchar la suave voz del rubio.

— ¿Podrías quedarte esta noche? No me gusta estar solito.

— Luke. —habló una voz bastante cansada.— No puedo, tengo trabajo mañana y muchas cosas que hacer, lo sabes. Sólo estarás unos días más.

— Pero mami... —lloriqueó el pequeño niño, su voz estaba cortándose.

— Te vendré a ver antes de dormir.

— ¡Si yo fuera Karisma no saldrías de este hospital! —gritó molesto, aún llorando. Todo quedó en silencio hasta unos segundos, donde la voz del niño sonó preocupada — ¿Mami? ¡¿A donde vas?!

— ¡Tengo cosas que hacer, y no se te ocurra volver a gritarme de esa manera!

Y una señora salió molesta y a toda prisa de la habitación, tan rápido que Michael a penas la sintió pasar. Sollozos dentro de la habitación hicieron que Michael entrara a toda prisa y viera a Lukey intentando secar sus lágrimas con sus manos bruscamente; sin éxito porque continuaba llorando.

— ¿Lukey?

Luke dejó de tallar sus ojos, se quedó quieto un momento y no emitió sonido alguno. Michael se acercó a pasos lentos, mientras Luke se mantenía sin moverse, estaba preocupando a Mikey.

— Ah, hola Mikey. —saludó el rubio tapándose con su manta, se recostó en su cama y le dio la espalda a Michael.

— ¿Estás bien?

— ¡Sí!

— ¿Y por qué lloras? —el rubio más grande dio la vuelta hacia el otro lado de la cama.

— Uh... Las manchitas me molestan, sí.

— No es eso...

— ¡Sí lo es! —rió el niño debajo de las sabanas.

Michael guardó silencio y tomó una silla, la acercó hasta el lado de la cama donde Luke se encontraba intentando regular su respiración para salir. Sacó un jugo de manzana de su mochila y comenzó a beberlo mientras ponía el otro en la cama para su amigo; comenzó a dar vueltas en la silla viendo a Luke en cada vuelta. No hablaría hasta que Luke quisiera, no quería ser molesto.

Las sábanas se removieron un poco, por lo que Michael paró para ver a Luke asomarse; pero el rubio comenzó a patalear porque no lograba salir y Michael rió, quitando lentamente la sábana de la cabeza de Luke; este sonrió avergonzado porque ya estaba atorado entre todas las sábanas de su cama.

— Eres torpe.

— ¿En un buen sentido?

— En un buen sentido.

Luke sonrió y se hizo a un lado para, nuevamente, dejar un espacio para Michael.

— Estoy aburrido. —dijo el más pequeño.

— ¿Hay algo bueno en la televisión? —preguntó Michael, Luke se encogió de hombros y señaló un control remoto a unos pasos de la cama.

Michael se levantó y encendió la televisión, sin encontrar nada que fuera de su interés; suspiró y no le quedó otra opción más que hacer su tarea para no tener problemas al hacerla en la noche. Luke se ofreció a ayudarle, quería que Michael terminara rápido y pudiera pasar más tiempo con él.

Una vez que la tarea estuvo terminada, Michael recordó que era viernes.

Luke se rió de él, pero Michael se rió igualmente de él al recordarle como había quedado atascado entre las sábanas.

Unos momentos después, la madre de Luke apareció por la puerta, seguida de su hermana. Luke se sintió mal porque Michael miraría de nuevo a Karisma.

— Karisma te trajo algo.

La niña corrió hacia su hermano con una caja pequeña en sus manos y se la extendió, mostrándole un cupcake con imagen del monstruo come galletas. Luke sonrió y abrazó a su hermana, agradeciéndole que se acordara de lo mucho que amaba comer cupcakes.

— Sólo veníamos a entregarte eso, Karisma tiene que dormir temprano.

— ¡No, espera! Lukey, mañana tengo un concierto y quiero que vayas. —le dijo su hermana mirando a su madre con una sonrisa.

— No creo que Luke pueda asistir. —le dijo su madre.

— Pero, ¡papi estará ahí! Luke podría verlo.

— Karisma...

— Traeré ropa para ti mañana.  ¡Puedes llevar a tu amigo si quieres! —aseguró la niña.— Porque yo no asisto si Luke no va.

Su madre asintió y estiró su mano a su hija mayor y se inclinó para besar levemente el rostro de Luke y le sonrió, su hermana se despidió con la mano y una sonrisa.

Luke sólo miró la puerta, olvidando por un instante que Michael seguía ahí. Se sintió solo por un momento, extrañaba que su hermana fuera su única compañía y su compañera de juegos. Todo estaba bien hasta que comenzó a tocar el violín y después entró en una pequeña orquesta y solo la veía en el auto cuando iban y regresaban del colegio. Sintió que su hermana también lo estaba dejando de querer, como sentía con su madre, pero al menos ella le demostró que aún lo quería.

— Me dejaron sólo. —susurró Luke mirando a Michael.

Todo fue silencio hasta que Michael decidió hablar.

— Luke. —lo llamó suavemente, Luke respondió con una mirada.— Yo podría quedarme esta y todas las noches que quieras.

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Soy tan feliz escribiendo esto

M + LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora