Capítulo 5 ''Locos''

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Narra Brian:

Me había quedado parado allí unos minutos, agarrarla de la cintura y ese abdomen tan plano fue tan hermoso, no me arrepiento y lo volvería a hacer.
Me pasee un momento por la sala para poder admirar la belleza y lujo que esta poseía. Era hermosa, paredes color crema, un gran espejo con una baranda ocupando una de ellas, un armario con utilería de baile, un reloj de pared y una variedad de cuadros de bailarines profesionales.
Me acerqué a una de las paredes para admirar los cuadros en ella, eran totalmente extravagantes.
Así recorrí toda la sala admirando cada cuadro hasta que un celular comenzó a sonar y ese no era el mío.
Miré a mí alrededor tratando de encontrar el aparato que estaba emitiendo sonido y no paraba de hacerlo. Finalmente lo encontré debajo de uno de los cuadros que anhelé durante mucho tiempo.
Corrí rápidamente hacia él para responder y saber de quién era.
*Inicio de llamada*
-Hola?
-Quién habla? -preguntó una voz femenina del otro lado.
-Brian, Brian Haner.
-Disculpe, número equivocado. -dijo y colgó.
*Fin de la llamada*
Miré extrañado el teléfono y luego lo guardé en mi bolsillo. El miércoles preguntaría a quién le pertenecía de las chicas.
Salí de la habitación con paso apresurado ya que mi hermano me estaría esperando a fuera.
Llegué a la recepción y la hermosa silueta de Jean estaba apoyada contra el mostrador de Daniela.
Me quedé ahí un momento observándola, no aguantaría más. Si salía de aquí sin decirle nada me arrepentiría y si hacía algo también me arrepentiría pero prefiero arriesgarme y tenerla que ser un cobarde y huir de lo que siento.
Me acerqué lentamente a ella quedando justo detrás de ella y acorralándola con mi cuerpo.
Al sentir mi presencia, ella se giró y me miró de frente.
-Profe... -pronunció nerviosa.
Ella miró a los costados asegurándose de que nadie nos veía.
-Jean. -sonreí de costado.
-Yo... ya me iba. -dijo nerviosa por mi cercanía.
-Esperabas a Daniela? -le pregunté.
-Sí pero ella no está. -susurró.
-Ella ya se fue. Sólo quedamos tú y yo aquí dentro.
Teníamos la misma estatura así que nos estábamos mirando cara a cara. De cerca era más hermosa.
Yo apoyé mis manos en el mostrador aun estando en frente de ella. Las coloqué a la altura de la parte baja de sus pechos dejándola totalmente acorralada entre el mostrador y entre mi cuerpo.
-Profe... no. -trató de articular.
-Dime Brian. -dije en voz baja y a cinco centímetros de sus labios.
-Brian, esto no puede ser. Soy tu alumna y tú eres mi profesor. -me dijo muy confianzuda.
-Shh. -la callé colocando mi dedo índice en sus labios.
Me acerqué a sus labios, quería besarla como lo estuve deseando estas dos horas. Sin embargo, ella corrió su cara y mis labios pegaron en su suave mejilla.
-Se me hace tarde. -dijo saliendo por debajo de sus brazos.
-Pero... -traté de pronunciar.
-Nos vemos el miércoles, profe. -sonrió y agitó su mano en forma de saludo.
Me quedé atónito por su actuar. Creí que me iba a corresponder, ni modo.
Terminé de cerrar todas las salas con llave y apagar todas las luces dejando solamente la de a fuera prendida.
Salí fuera de la academia y cerré la puerta principal.
Me di vuelta y mi hermano ya me estaba esperando en su Alfa Romeo azul. Guardé las llaves en mis bolsillos y le regalé una sonrisa a mi hermano.
Miré a la calle y un Audi blanco espectacular pasó en frente de mí y de inmediato reconocí a su conductor. Era Jean.
-Hola, Jasón. -dije subiéndome en la parte del acompañante de su auto.
-Hola hermano, como has estado? -preguntó.
-Algo loco pero bien, y tú?
-He estado bien. -contestó. -A dónde quieres ir?
-Vamos al bar a tomar algo.
-De acuerdo.
Hacía mucho que no veía a mi hermano así que mientras nos dirigíamos al bar, conversábamos sobre cosas de la vida. Él ya estaba casado y tenía una hija llamada Amy, que era mi ahijada.
Llegamos al bar y mi hermano aparcó su auto en la vereda de al frente.
Nos bajamos y nos dirigimos a dentro del bar.
Pasamos por un montón de gente que estaba bailando, algunos que estaban sentados en las barras emborrachándose hasta la coronilla y finalmente llegamos hasta el que siempre fue nuestro lugar, la barra de Adam.
-Adam, hermano, cómo has estado? -lo saludé con la mano.
-Brian, hace tanto que no te veía por aquí. Cómo vas con tus estudios?
-Bien, gracias.
-Lo mismo de siempre? -preguntó.
-Sí, por favor. Hoy vine con mi hermano así que serán dobles esta vez. -le sonreí.
Él me devolvió la sonrisa y nos dio la espalda para servir nuestros tragos.
Jasón y yo nos sentamos en los taburetes y nos acomodamos en ellos apoyando nuestros brazos en la barra.
-Y hermano? Cuéntame, qué chica te trae loco ahora?
-Es muy imposible. -le respondí apenado.
-Es nuestra prima? -preguntó levantando las cejas.
-Estás loco? -le pregunté.
-Sólo bromeaba, vamos cuéntame, quién te trae loco?
-Una alumna.
-Una alumna? -preguntó sorprendido.
-Sí, una alumna.
-De la academia?
-Exactamente. Soy un cerdo. -dije colocando mis manos sobre mi cara.
-No digas eso, serías un cerdo si sólo quisieras sexo con ella.
-Aquí están sus tragos. -nos interrumpió Adam.
-Gracias. -le agradeció Jasón y él se fue dejándonos hablar en privado.
-Qué debo hacer?
-Estás seguro que te gusta?
-No sabes lo condenadamente hermosa que es.
-Me gustaría conocerla.
-Algún día lo harás y créeme que te gustará tanto como a mí.
-Tú sabes que tú y yo no tenemos los mismos gustos.
-Ella es el gusto de todos.
-De acuerdo. Entonces eso te trae mal?
-Sí, es mi alumna y hoy casi la beso.
-Qué? -chilló escupiendo su bebida sobre la barra.
-Antes de que cerrara la academia me acerqué a ella y casi la beso.
-Por qué casi?
-Porque ella corrió su cara y mis labios pegaron con su mejilla.
-Oh, qué pena.
-Entonces eso me trae mal, quisiera besarla, quisiera hacerla mi novia pero no puedo, es mi alumna.
-Y qué edad tiene?
-Diecinueve.
-Es muy imposible, Brian.
-Traté de convencerme de eso pero el tema de que ella sea mi alumna lo complica, entiendes?
-Sí, entiendo.
-Qué debo hacer?
-Ser firme. Trátala como si no te importara ella en lo más mínimo.
-Hoy traté de hacerlo pero terminé diciéndole cariño.
-Qué lanzado eres, Brian. -bromeó.
-Deberías conocerla.
-Te gusta su actitud o su cuerpo?
-Su actitud, su forma de bailar, sus piernas, su cuerpo entero, su carita, su cabello, su forma de hablar, todo me gusta.
-Te perdí.
-Por qué dices eso?
-Eso significa que ya te enamoraste de ella.
-Estás seguro?
-Segurísimo. Tú siempre decías que lo que te gustaba de las chicas era su cuerpo y que todas eran unas huecas mal criadas, no es así?
-Sí.
-Entonces recuerda lo que dijiste hace menos de un minuto.
Me puse a pensar en lo que había dicho y todo eso era verdad, me gustaba todo de ella pero no podía estar con ella. Maldito destino.
-Me hubiese gustado conocerla en otro momento.
-Creo que esta es la primera chica que no te llevarás a la cama sin antes casarte.
-El cerdo terminas siendo tú.
-Es cierto.
-Sólo necesito que me des un consejo. -bufé enfadado.
-Mi consejo es que seas firme, que te asegures que ella también está enamorada de ti. Quizás así se les hará más fácil a los dos más a delante.
-Tú dices?
-Claro, ya me ha pasado.
-Pero tú nunca fuiste profesor. -lo miré confundido.
-Fui tutor.
-Ah, claro.
Quizás el consejo de mi hermano no sea tan malo, quizás debería hacerlo, debería controlarme y tratar de no pensar en ella. Pero era tan difícil.
-Podrías llevarme a casa? Estoy cansado.
-De acuerdo. Pago la cuenta y nos vamos. -contestó Jasón. -Adam, dime la cuenta. -gritó haciendo señas con sus manos.
Me levanté del taburete y comencé a buscar mi cartera donde tenía el dinero.
-Qué haces? -me preguntó Jasón.
-Buscando dinero para pagar los tragos.
-En serio? -me miró serio.
-Sí. -contesté confundido.
-Deja ese dinero para un ramo de rosas y una caja de bombones para tu alumna. Yo pagaré la cuenta.
-Jasón. -pronuncié enojado.
-Tranquilo.
Mi hermano pagó la cuenta, eran sólo cincuenta dólares ya que sólo tomamos un trago.
...
Llegué a mi departamento y me tiré en mi cama, estaba muy cansado y aturdido por todo lo que pasó hoy.
Entonces el teléfono que encontré en la sala volvió a sonar. Atendí.
*Inicio de llamada*
-Bueno?
-Jean? -preguntó una voz femenina.
-No, soy Brian.
-Qué haces con el teléfono de Jean? -preguntó enfadada la señora.
-Soy su nuevo profesor de baile y ella se olvidó su celular en la academia y ahora lo tengo yo. Se lo devolveré el miércoles.
*Fin de la llamada*
La señora colgó y entonces caí en la cuenta de que ese celular era de mi hermosa amada. Esta sería una buena oportunidad de aparecer en su casa y devolvérselo, así la vería una vez más y podría dormir feliz.
...
Narras tú:
Me despedí de Melanie y me dirigí a mi casa, me sorprende que Amelia no me haya llamado en todo el día, dijo que lo haría.
Me despreocupé de eso y regresé a mi casa algo cansada y confundida por el día que había tenido.
-Hola. -dije anunciando mi llegada al servicio de la casa.
-Señorita. -dijo Tina. -su comida estará lista en unos minutos. -sonrió.
-Gracias, yo subiré a darme un baño y luego bajo a cenar, de acuerdo?
-Claro, vaya tranquila.
Subí las escaleras y cuando llegué a mi habitación, tiré mi bolso sobre la cama algo cansada.
Busqué mi pijama que consistía en un pequeño short rosado y una remera que hacía conjunto y decía ''I love dance''. La tiré sobre la cama junto a mis pantuflas y me metí al baño.
Terminé de bañarme y salí de él para cambiarme. Luego de hacerlo, comencé a cepillar mi cabello y lo dejé suelto para que se secara con el viento.
Me tiré unos minutos a mi cama y comencé a buscar mi celular en el bolso para llamar a Amelia y preguntarle por qué no me había llamado en todo el día.
Escarbé y escarbé en mi bolso y mi teléfono no estaba.
¿Lo habré perdido? Dios debía encontrarlo.
Bajé rápidamente las escaleras y busqué el teléfono de la casa para llamar a Melanie y preguntarle si no había dejado mi celular en su casa.
Marqué rápidamente el número de su casa y al tercer piteo, ella atendió.
*Inicio de llamada*
-Hola?
-Mel, soy yo, Jean.
-Jean, qué pasó?
-No dejé mi celular en tu casa?
-No, aquí no está. Lo perdiste?
-Parece que sí.
-Lo buscaré bien y si lo llego a encontrar te llamo, de acuerdo?
-Gracias.
*Fin de la llamada*
Colgué y me senté en uno de los escalones a pensar en dónde podría estar mi celular.
Entonces escuché que el timbre sonó, mis padres no serían porque ellos tienen llaves.
-Yo voy. -grité.


Entre mi profesor y yo (Synyster Gates 1° temporada)Where stories live. Discover now