Capitulo 36 '' Confesión ''

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Eran las diez de la mañana, hacía mucho calor y yo me dirigía a la casa de Brian a buscar mi hermosa blusa. Lo hago sólo porque es una marca exclusiva y no conseguiré una igual.
Llegué al edificio y la recepcionista me recibió con su típica sonrisa.
-Buenos días. –me saludó.
-Buenos días.
-¿Vienes por Brian?
-Sí, olvidé algo. –dije dirigiéndome hasta las escaleras.
-Pero él no se encuentra, salió hace rato.
-¿Qué? ¿A dónde?
-No lo sé, sólo escuché que iba hablando por teléfono y decía que se dirigía a la casa de una alumna.
-¿Una alumna? –pregunté confundida.
-Sí, eso es todo lo que escuché.
-Le enviaré un mensaje, si no te molesta lo voy a esperar aquí en la sala.
-No, no se preocupe, señorita, espere todo lo que quiera.
-Gracias.
Hice un gesto con mi cabeza y luego pasé a sentarme en uno de los sillones que descansaban en el living del edificio donde más gente se encontraba allí, algunos hablando por teléfono, otros leyendo unos papeles, otros conversando con otras personas, y así.
Tomé asiento en uno de los sillones desocupado, crucé mis piernas debido a que traía falda y comencé a buscar mi celular en el bolso.
Lo encontré y luego fui a la casilla de mensajes de Brian.

Mensaje a Brian:

Brian, ¿dónde estás?
Envié el mensaje y luego bloqueé el móvil colocándolo en mi falda y esperando su respuesta.
Al instante, un mozo muy bien vestido se acercó a mí con una bandeja.
-Buenos días, señorita, ¿se le ofrece algo para tomar? –me preguntó amable.
-Buenos días. –lo saludé. –Eh... un batido por favor. –le pedí.
Si Brian estaba en la casa de una alumna como la recepcionista decía seguramente estaría aquí un buen rato esperándolo.
-Ahora se lo traigo. –sonrió y se alejó de mí.
Comencé a mover un pocos mis piernas y luego mis manos marcando cualquier ritmo, llevaba tiempo sin bailar y la verdad es que extrañaba hacerlo.
Eso me recuerda que mañana debo volver a la academia y bailar con... Brian.
Esfumé ese pensamiento por el momento, aunque sea por hoy no quería pensar en eso.
Sonó mi celular indicándome que un mensaje había llegado. Rápidamente tomé mi celular entre mis manos y lo desbloqueé para leer ese mensaje.

Mensaje de Brian:

Jean, estoy camino a tu casa.
¿Qué? ¿Camino a mi casa? ¿Por qué?
Decidí llamarlo porque esto de los mensajes y las explicaciones sería un poco largo.
Marqué su número y en el tercer pitido, Brian respondió.

*Inicio de llamada*

-¿Bueno?
-Brian, soy yo.
-Jean, voy conduciendo, ¿qué ocurre?
-¿Puedes parar, por favor?
-No vas a impedirme que vaya a tu casa.
-No es para impedirte nada, sólo quiero hablar contigo.
-Espérame que estacione el auto en algún lugar.
-De acuerdo.
Escuché que tiró el celular a algún lugar del auto y luego comenzó a hablar solo pero era muy inentendible lo que decía.
-Ya, ¿de qué quieres hablar? –volvió a hablar.
-Primero y principal, ¿por qué estás yendo a mi casa?
-Porque quiero hablar contigo sobre lo que pasó anoche.
-¿Lo que pasó anoche? No pasó nada anoche.
-Si pasó, no trates de evadirlo.
-Para mí no pasó nada, así que no te preocupes.
-Le pedí a Chris que se llevara a Andrea a cualquier lugar para que yo pueda ir tranquilo a tu casa y ¿tú me dices que no vaya?
-Exactamente.
-De todas formas iré.
-No, no vayas.
-Sabes que si no voy ahora, tendremos que hablar mañana en la academia.
-Ni me lo recuerdes. –dije frustrada.
-Entonces es mejor hablar ahora.
-Pero no vayas a mi casa.
-¿Por qué?
-No estoy allí.
-¿Dónde estás?
-Estoy en el living del edificio de tu departamento.
-¿Eh? ¿Qué haces ahí?
-Vine a buscar una blusa que me olvidé ayer aquí. De toda la rabia que sentía no empaqué toda mi ropa y seguramente me olvidé algo más.
-¿Rabia? ¿De qué?
-Hasta ese momento creí que Andrea era tu novia.
-Y tenías celos, ¿eh?
-Cállate, sólo estaba enojada porque creí que ya me habías olvidado muy rápido.
-Jamás podré olvidarte.
-Ese no es el punto.
-¿Cómo te diste cuenta de que te olvidaste de una insignificante blusa teniendo tanta pero tanta ropa?
-No es insignificante y por eso mismo me di cuenta, es mi blusa preferida.
-¿La color crema transparente?
-Sí.
-Esa también es mi preferida. –dijo divertido.
-No seas pervertido y por favor, ven a tu departamento que quiero llevarme mis cosas, tengo mucho qué hacer.
-De acuerdo, señorita ocupada. –rio.
-Te espero.

*Fin de la llamada*

Corté y ese momento, el mozo llegó a mi lado con una bandeja que contenía mi vaso de cuello largo con mi batido y un sorbete.
-Aquí tiene, señorita.
-Muchas gracias.
Lo depositó en la pequeña mesita que estaba en frente de mí junto con un plato para no embarrar y una servilleta de papel.
Tomé al batido suavemente en mis manos y me llevé el sorbete que este tenía dentro a la boca para probar el delicioso sabor del batido.
Di un sorbo y me quedé maravillada con este batido, era uno de los más deliciosos que había probado en mi vida, cremoso, suave, y nada espeso.
Al cabo de unos minutos, me terminé el batido, deposité el vaso en aquél plato que el mozo me había dejado y comencé a leer una revista esperando a que el mozo volviera y me cobrara el batido.
Ojeé las hojas, nada interesante más que chismes sobre los empresarios, sus hijos problemáticos, famosos y sus problemas, etc.
Seguía ojeando y el mozo volvió a mi lado.
-¿Le gustó su batido, señorita? –preguntó mientras levantaba el vaso.
-Sí, estaba riquísimo. –le sonreí.
-Me alegra mucho, ¿se le ofrece algo más?
-No, muchas gracias.
-¿Espera a alguien? –preguntó curioso.
-Sí.
-¿De este edificio?
-Sí, para ser más específica, espero a Brian Haner. –sonreí.
-Oh, el señor tiene una hermosa novia. –sonrió.
-Gracias. –simulé una sonrisa.
No tenía muchas ganas de explicarle nuestra situación debido a que sería muy largo.
-¿Podría decirme cuánto es?
-Es cortesía de la casa.
-Oh no, no, no. –me negué rotundamente. –Yo voy a pagar.
-No se haga problema, qué tenga un bonito día. –sonrió y se fue dejándome sola ahí.
En ese momento vi la hermosa figura de Brian entrar por la puerta principal del edificio mientras buscaba a alguien, seguro era a mí.
Me levanté muy ágilmente del sillón y me acerqué sensualmente a Brian.
La ropa que traía puesta me ayudaba, en su mayoría.
-¿Buscas a alguien, Brian? –le dije tocando su hombro ya que él estaba de espalda.
Él se dio vuelta inmediatamente y me regaló una hermosa y ancha sonrisa.
-Sí, a la mujer más hermosa de la sala.
-Entonces no soy yo.
-¿No la has visto?
-No, yo sólo vine a buscar mi hermosa blusa en el departamento de mi profesor.
-Señorita Jefferson. –dijo fingiendo sorpresa. –Qué pervertida es, es inapropiado estar con su profesor.
Blanqueé mis ojos y luego suspiré.
-Ni me lo digas.
-Ven, vamos a buscar tu blusa. –sonrió y luego subimos al ascensor.
Era algo incómodo estar en el mismo lugar que Brian, y más y lugar tan pequeño como un ascensor.
-Jean, con respecto a lo de anoche...
-No pasó nada, en serio. –lo interrumpí.
-Sí ocurrió, ella te hizo sentir mal.
-Ya estoy acostumbrada. –dije mirando hacia el frente.
-No debes estarlo, todo esto es mi culpa.
-Es la mía por enamorarme de mi profesor. –solté enojada.
-¿Estás enamorada de mí? –preguntó sorprendido.
-Sí, ¿eso es lo que querías escuchar?
-Sí pero en otro lugar y momento.
-Pues para mí este es el momento pero no cambia nada, créeme.
-¿No quieres estar conmigo?
-Eres mi profesor, ¿qué parte no entiendes?
-Si quieres renuncio.
-No, no renuncies y fin del tema.
Él se quedó callado y nadie más dijo palabra alguna.
Llegamos al piso de Brian y él abrió la puerta de su departamento para dejarme entrar.
-Permiso. –le dije y me dirigí a su habitación.
Abrí su armario y su hermoso perfume me inundó las fosas nasales, era totalmente rico su aroma.
Busqué rápidamente mi blusa para poder irme lo más rápido posible de aquí y encontré un pantalón, un buzo y mi blusa.
-Con razón anoche no encontraba este buzo. –dije en voz baja.
-¿Hablando sola? –me preguntó.
-Sí, ya encontré lo que necesitaba así que me iré.
-¿Segura que no quieres hablar?
-No.
Salí de la habitación y Brian comenzó a seguirme.
-Por favor.
-No hace falta, está todo claro.
-Qué engreída. –rio.
Le di un beso en la mejilla y abrí la puerta para irme.
-Adiós, Brian. –me despedí y lo saludé con la mano.
Cuando me giré para irme, Brian me tomó del brazo, cerró la puerta y me acorraló contra la puerta.
-¿Qué haces? –le dije molesta tratando de sacármelo de encima pero me fue totalmente difícil, era muy grandote.
-Retener algo que es mío.
-Yo que sepa no soy tuya.
-Pero lo seré pronto.
-¿Quién lo dice?
-Yo lo digo.
-Pues piensas mal, ahora déjame ir. –le dije tratando de zafarme de su agarre pero era totalmente imposible.
-No, yo te amo y quiero que seas mía.
-Siendo mi profesor no es muy probable.
-Dejaré de serlo, ya te lo he dicho.
-No quiero que renuncies a algo que amas por mi culpa.
-A ti te amo y no voy a renunciar a ti.


Entre mi profesor y yo (Synyster Gates 1° temporada)Where stories live. Discover now