capitulo 38 '' Cosas buenas y cosas malas''

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-De acuerdo, tú ganas. –dijo alejándose de la pared y levantando sus manos en forma de derrota.
Yo lo miré inmediatamente y sonreí aliviada.
-Al fin entendiste. –sonreí.
-Pero hay una condición para esto. –dijo serio y cortante.
-¿Cuál? Soy capaz de aceptar cualquier cosa con tal de que dejes de acosarme.
-Debes dejar la academia.
¡¿Qué?! ¡¿Estaba completamente loco?!
-¿Dejar la academia? –le grité. ¿Acaso estás completamente loco?
-No, no lo estoy.
-¿Pedirme que deje la academia? Debes estar bromeando. –dije irónica.
-¿Lo ves? Es como pedirme a mí que te deje a ti.
-¿Tan grave es?
-Tú no tienes idea de cuánto te amo.
-No me pidas que deje la academia porque sabes que no lo haré.
-¿Entonces por qué me obligas a mí a dejarte a ti?
-No creí que fuese tan difícil hacerlo.
-Pues como lo ves, es difícil.
-Debes entender que estar conmigo sólo te hará daño.
-Si yo sé encaminar la situación no sufriré.
-Por favor, Brian.
-Primero, ¿por qué te resistes tanto?
-¿Volvemos al mismo tema, Brian?
-Es que la verdad no lo entiendo. –dijo agarrándose la cabeza. –En serio me confundes. –dijo más exasperado y casi en un grito.
-Shh, baja la voz. –le dije poniendo mi dedo índice en su labio. –No estamos solos.
-No me importa, en serio estoy enojado.
-¿Por qué? Tú eres el que me está rogando.
-Porque la verdad es que no entiendo tus razones para no aceptar estar conmigo. Dijiste que me amabas, me besaste, pasaste mucho tiempo conmigo. Yo te amo, te amo como nunca amé a nadie, ¿por qué todo tiene que ser así? ¿Por qué eres tan orgullosa?
-No es orgullo, Brian.
-Entonces dime qué es.
-Es miedo a que me lastimes. –dije bajando la mirada.
-¿Por qué crees que voy a lastimarte? –dijo tomando mi barbilla con su mano derecha para que levante mi mirada. –Eres lo más importante para mí, jamás sería capaz de hacerte daño. ¿O crees que te fui a buscar a Madrid y que te insistí tanto para que estés conmigo sólo para lastimarte?
Lo miré a los ojos, sus palabras me llegaron al alma, tenía razón, quizás.
-Tú tienes muchas alumnas en la academia, me darían celos verte bailar con ellas, que se acerquen a tu cuerpo, mientras los dos sigamos en esa academia vamos a sufrir, tú sufrirás cuando peleemos y yo sufriré al verte con otras.
-Pero ninguna de esas chicas es tan importante como lo eres tú para mí.
-Tengo miedo.
-¿Miedo a qué? Si te quedas conmigo no le tendrás miedo a nada, prometo reconfortarte entre mis brazos, cuidarte, protegerte de cualquiera que quiera hacerte daño, amarte y sobre todas las cosas, serte fiel, siempre.
-¿Hablas en serio? –dije en voz baja.
-Dime ¿qué debo hacer para que me hagas caso? –dijo acorralándome contra la pared con una mano en mi barbilla y otra en mi mejilla.
Me quedé pensando un momento en todo lo que Brian me había dicho, quizás intentarlo no era mala idea, ya me había cansado de pelear todo el tiempo con él, de discutir siempre el mismo tema. Ya debíamos buscarle una solución a todo esto, una solución que nos hiciera bien a los dos y que no sufriéramos.
¿Qué podría darme él que yo quisiera para hacerle caso?
Él no iba a dejarme a mí y yo no iba a dejar la academia.
¿Qué hacemos?
Quizás eso que quiero ya me lo ha dado, me lo ha entregado en casa beso que me ha dado. Creo que nunca nos hemos comportado como profesor y alumna, siempre hemos roto las reglas y nos hemos comportado como personas normales.
Quizás tampoco ahora importe lo que los demás piensen, de mi parte pueden pensar lo que quieran pero sé que si acepto salir con él ahora, Andrea estará detrás de nosotros todo el tiempo haciéndonos la vida imposible, no es algo de lo que quiero participar.
Pero por otro lado, yo lo amo, ¿por qué negarme a él?
En serio quiero estar con él, tal vez intentarlo no estaría mal, si los dos ponemos de nuestra parte quizás todo saldrá bien.
-Bésame. –dije de repente.
-¿Qué? –me miró confundido.
-Que me beses.
-¿Eso es lo que necesitas para aceptar estar conmigo?
-Puede que sí.
-¿Hablas en serio? Ya lo he hecho muchas veces ¿y recién ahora me dices que es lo que necesitas para estar conmigo?
-Lo he pensado, pensado mucho y me di cuenta de que, cuando no peleamos, la paso muy bien contigo, me divierto y me haces sentir yo misma, simplemente soy yo cuando estoy contigo, me siento entera. Tal vez si lo intentamos podamos llegar a buenos términos.
-¿Esa es la conclusión a la cuál llegaste?
-Sí.
-Me alegra mucho que lo hayas hecho.
-Yo también, ahora sé que te amo como nunca he amado a nadie.
-¿Ni siquiera a Michael?
-¿Cómo sabes de él? –reí.
-Chris me ha comentado algo de él.
-Amigo chismoso. –volví a reír. –Pero sí, ni a Michael he amado tanto como te amo a ti.
-Me alegra oír eso.
-¿Me besarás?
-Claro.
Se acercó a mis labios y comenzó a jugar con la comisura de estos haciéndome derretir en casa pequeño beso que daba.
Finalmente, besó mis labios, un beso que no había tenido jamás, un beso único, suave pero apasionante, dulce y tierno.
Nuestros labios se acoplaban a la perfección y me sorprendía lo bien que quedaban juntos.
Con su lengua, comenzó a delinear mis labios en una suave tortura. Pero luego de seguir con esa tortura, finalmente me permitió el acceso a su boca y con mi lengua comencé a saborear cada espacio de ella, y él hizo exactamente lo mismo.
Por un momento sentí que me moriría si no me separaba de él, mis pulmones estaban totalmente vacíos y rogaban un poco de aire pero yo no quería separarme de sus labios.
Cuando creí que iba a separarse, lo hizo unos segundos, tomó mucho aire y luego volvió a unir nuestros labios.
Cuando nos separamos, él unió nuestras frentes y suspiró pero aún no abría sus ojos.
-Brian. –le hablé.
-¿Sí?
-Te amo.
Él abrió sus ojos con un brillo único que nunca había visto en ellos y sonrió.
-Yo te amo aún más.
-¿Sabes? Sólo tenemos un problema.
-¿Qué problema? –dijo sin importancia.
-Tu prima. –dije mirando sobre su hombro y notando la presencia de la rubia detrás de nosotros.
Se aclaró la garganta para llamar nuestra atención y fue cuando entonces Brian rodó los ojos y se dio vuelta para enfrentarla.
-¿Qué haces aquí, Andrea?
-Vivo contigo, ¿no lo recuerdas?
-Creí que estabas con Chris.
-Sólo salí a cenar con él.
-¿Y por qué volviste tan rápido?
-Chris tuvo un problema con mis tíos y tuvo que dejarme. ¿No te alegra verme, primito?
-En este momento, no. –contestó.
Yo me mantuve al margen de su discusión, me encontraba detrás de Brian y me sostenía de su cadera.
-¿Y esta qué hace aquí? –preguntó mirándome despectivamente.
-Esta tiene nombre y apellido. –le recordé.
-Los cuales no me interesan en lo más mínimo.
-¿Por qué siempre la atacas? –preguntó enfadado Brian.
-Porque ella dañará nuestra familia.
-¿Puedes dejar tu interés por el dinero sólo un momento?
-No es mi interés por el dinero, no tiene nada que ver.
-¿Entonces por qué la odias?
-Porque ella es tu alumna y es inapropiado salir con una alumna.
-Cállate, esto no es de tu incumbencia.
-Es más, ¿por qué están en este piso? –preguntó aún más interesada por la respuesta.
-Ya te lo dije, no es tu incumbencia.
-Váyanse los dos al demonio, luego no digas que no te lo advertí. –le señaló a Brian y luego se fue.
-¿Estás bien? –me preguntó Brian de inmediato girándose hacia mí.
-Sí, creo que tendré que acostumbrarme si quiero estar contigo.
-Me alegra escuchar eso. –sonrió. –Más de tus hermosos labios.
-Es hora de dar el primer paso, ¿no crees?
-He estado esperando este momento durante mucho tiempo.
-Y ahora lo tienes en tus manos, es tu decisión.
-Tú ya sabes cuál es mi decisión.
-¿Entonces?
-Jean, ¿quieres ser mi novia?
Sonreí al instante, claro que quería ser su novia pero creo que sería mejor decírselo a él y no decírmelo a mí misma.
-Claro que quiero ser tu novia, Brian. –sonreí.

...

-¡Los reyes del baile lento! –gritó Margaret al vernos a los dos entrar a la academia.
Habíamos acordado con Brian no mostrarnos como pareja en la academia porque así uno de los dos tendría que irse ya que las normas no nos permiten salir con los profesores.
-¡Han vuelto! ¡Cómo los he extrañado! –siguió gritando.
Sonreímos y luego la miramos.
-Sí, hemos vuelto. Bueno, nos necesitabas. –contesté.
-Claro, ustedes son mi parte buena, son lo mejor que le pasó a la academia que cuando los otros alumnos y profesores los ven se sienten ofendidos. –siguió.
Yo rodé mis ojos y me crucé de brazos.
-No pretendemos causar eso en los demás profesores.
-Pues lo hacen. Vengan, vamos a la sala que les daré algunas indicaciones. –sonrió y luego nos tomó a los dos de las manos para dirigirnos a una de las salas de la academia.
Hacía ya mucho tiempo que no estaba aquí en la academia y de verdad la extrañé.
-Quiero que ensayen esto. –dijo mostrándonos un vídeo en su Tablet.
-¿No se supone que los profesores debemos hacer algo más original?
-Esta es una de las coreografías que quiero que hagan, ya tendrán tiempo para hacer las diez restantes y quiero ver su originalidad.
-De acuerdo. –contesté y luego me fui a algún lado de la habitación para dejar mi mochila y sacarme las zapatillas.
-¿Por qué llegaron juntos? –escuché que Margaret le preguntaba a Brian pero no le di mucha importancia, Brian era muy inteligente como para inventar alguna mentira y que le crean.
-Teníamos que hacer una gran entrada. –mintió.
Si ella supiera que anoche dormimos juntos.
Reí para mis adentros y luego los miré.
-De acuerdo. –dijo en voz alta. –Comiencen, en un rato volveré para ver cómo van.
-Genial. –dije sarcástica y luego le sonreí.
Cuando se fue, Brian se acercó a mí y dio un beso en mi frente.
-¿Bailamos, señorita Jefferson?
-¿Tengo que soportarla hasta que viajemos?
-No queda de otra. –se encogió de hombros.
-Y sí. Bailemos.-golpeé suavemente su brazo y luego nos pusimos en medio de la sala y comenzamos a bailar.
Nuestros pasos se amoldaban a la perfección, pareciera como si hubiésemos bailado durante toda nuestra vida, juntos.
-¿Sabes? Eres tan perfecta que aún me sorprende que existas. –me dijo al oído.
-El perfecto aquí eres tú. –le sonreí.
Margaret volvió interrumpiéndonos en el mejor de los momentos.
-Chicos, lamento interrumpirlos pero por lo que vi ustedes son muy buenos, sacaron muy rápido estos pasos.
-¿Qué necesitas? –le preguntó Brian soltándome.
-Bueno, ella es mi sobrina. –dijo dejando entrar a una chica rubia con raíces negras a la habitación. –Quiero que le enseñes a bailar lento.
-¿Ahora? Ahora debo ensayar con Jean.
-Lo sé, ella será un reemplazo.
-¿Un reemplazo? –pregunté enfadada. -¿Por qué?
-Por si llega a pasarte algo en el viaje.
-¿Por qué tendría que pasarme algo?
-La cuestión es que ella será tu reemplazo. –dijo tomando del brazo a la rubia que miraba con hambre a mi novio. –Eres la única que tiene reemplazo porque ustedes son el acto bueno.
-¿Acaso tienes pensado hacer algo para que no pueda bailar y que ella baile con Brian?



Entre mi profesor y yo (Synyster Gates 1° temporada)Where stories live. Discover now