Capitulo 53 '' Un nuevo día ''

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Ya pasó una semana, el dolor cada vez era más insoportable, no hacía otra cosa que pensar en Brian, en sus besos, sus caricias, sus palabras, sus abrazos, en él, sólo él estaba en mi mente.
¿Por qué lo amaba tanto?
¿Quizás porque era prohibido para mí?
Siempre fui amante de lo prohibido, me gusta el peligro pero en esto me había equivocado, amaba a Brian de la forma más pura y dulce que una mujer puede amar a alguien pero yo no le pertenecía, yo no era para él.
Salí de mi habitación dispuesta a comer algo luego de tres días, Alex se encontraba sentado en el sofá hablando por teléfono y cuando me vio bajar sonrió.
-Te hablo luego. –dijo al teléfono y colgó. –Buenos días, Jean. ¿Cómo amaneciste? –preguntó amable y se acercó a abrazarme.
-Hola, Alex. Amanecí igual que siempre. –le dije cruzando mis labios. -¿Y tú?
-Pues bien... necesito preguntarte algo.
-Dime.
-No quiero que pienses que me estoy aprovechando de ti ni nada por el estilo pero verás... -estaba algo nervioso y se rascaba la nuca tratando de buscar las palabras exactas para hablar conmigo.
-Vamos, dímelo.
-Es que tú ya haces mucho con tenerme aquí, darme un techo, comida y...
-Eres mi amigo, Alex, además es un placer tenerte aquí y no estoy haciendo nada por ti más que tenerte aquí, me encanta tenerte aquí por cierto.
-Es que quiero pedirte un favor.
-Dime.
-Bueno... un amigo mío de Madrid viene aquí a buscar un empleo porque allá le está yendo mal, no le pagan bien, le roban y lo amenazan de muerte también.
-Eso es muy malo. –contesté preocupada. -¿Quieres que le consiga trabajo en la empresa de mi padre?
-No había pensado en eso realmente pero es una buena idea.
-¿Y en qué habías pensado entonces?
-Él es de una familia humilde, casi no tiene dinero y no tiene dónde quedarse.
-¿Quieres que se quede aquí?
-Sí. Pero ya estoy abusando mucho de ti en pedirte que le consigas empleo y ahora que se quede a vivir aquí es mucho.
-No, está bien. De hecho mi padre está buscando un contador, el anterior renunció.
-¿En serio?
-Sí.
-Ryan sabe mucho de números y todas esas cosas.
-¿Ryan se llama tu amigo?
-Sí.
Suena muy parecido a Brian, tener a alguien que no conozco en casa no es algo seguro pero confío en Alex y sé que no haría nada para perjudicarme.
-¿Cuándo llega?
-De hecho ya llegó, tengo que buscarlo en el aeropuerto, pero primero quería hablar contigo.
-Dile que venga a quedarse aquí, ve a buscarlo, le diré a Tina que prepare un cuarto para él. –le sonreí.
Alex se quedó mirándome un momento y luego sonrió.
-¿Sabes? Eres la mejor persona que conozco, la mejor persona que se me cruzó en el camino, gracias por todo,Jean, te prometo que en cuanto él comience a trabajar y gane dinero se irá a vivir en otro lado.
-No hay problema, Alex, que se quede el tiempo que quiera. –le sonreí.
-Gracias, hermosa. –sonrió y se acercó a abrazarme.
Los abrazos de Alex eran hermosos, más porque tenía brazos grandes y en ellos podía vivir toda la vida.
-No es nada, Alex. –le devolví la sonrisa.
-Es la primera vez que te veo sonreír en una semana. –dijo alegre. –Oye... estás más delgada que la última vez que te abracé.
No dije nada, me quedé callada, sólo volví a sonreír.
-Iré por Ryan. –dijo y salió de la casa.
Caminé hasta la cocina para buscar algo para desayunar. Todos estos días que pasé encerrada Tina me ha estado llevando comida pero ahí está, tal como la llevó. No probé ni un bocado, seguro que cuando ella vaya a limpiar mi habitación verá la comida allí y me regañará.
Llegué a la cocina y mis padres estaban sentados ahí, desayunando. Mi padre leyendo el periódico mientras tomaba un café y mi madre con su típico licuado de todos los días mientras hacía algo con su Tablet.
-Buenos días. –dije sin muchos ánimos.
-Hija, buenos días. –dijo mi padre sacando su mirada del periódico. -¿Cómo te sientes?
-Igual que hace una semana. –contesté de mala gana.
-Déjala, Steven, aún está mal. Me alegra verte fuera de la habitación, hija. –dijo mi madre.
-Gracias mamá. Por cierto, les acabo de conseguir contador. –dije brevemente mientras servía un poco de café en mi taza.
-¿En serio? –preguntó mi padre. -¿Quién es?
-Un chico que viene de Madrid, es amigo de Alex y allá le va muy mal... larga historia. –dije y les di la espalda.
-No podemos meter a cualquiera.
-Él sabe de números, además podrás vigilarlo porque se quedará aquí, yo le ofrecí la casa.
-¿Qué hiciste qué? –chilló mi madre.
-Le ofrecí que se quedara aquí.
-¿Por qué? ¿Hasta cuándo seguirás metiendo gente aquí? –dijo algo enfadada.
-Relativamente esta casa es mía, ustedes no están nunca, vivo sola prácticamente y tener a gente con quién charlar y divertirme dentro de aquí no me hará daño.
-Pero pueden venir a visitarte.
-Él no tiene buena posición económica.
-¿Ahora eres ángel guardián de todos? –dijo irónica. –Por favor, Jean ¿desde cuándo eres así?
-Siempre he sido así, no vengas a joderme ahora. Tú no estás nunca aquí así que no te quejes.
-No estoy seguro de meter a ese chico, si le fue mal allá es por algo.
Me giré a mirarlo de frente, me estaban haciendo enfadar.
-Le fue mal porque no le pagaban bien, lo amenazaban de muerte y muchas cosas.
-¿Cómo sabes que te dice la verdad?
-Escúchame, la empresa es tanto mía como tuya, siempre que necesitas empleados acudes a otras personas en vez de preguntarme y consultarme a mí. –le reclamé. –Ahora yo voy a empezar a llenar los lugares vacíos de empleados que se fueron con personas que yo recomiende, ¿de acuerdo? No te olvides que un futuro todo eso será solamente mío.
Se miraron entre ellos y no dijeron nada, yo tenía razón, era tanto mío como de ellos, todo lo que poseen es mío.
-¿Han visto a Tina?
-En la sala. –dijo mi padre sin quitar su mirada del periódico.
-Tina. –le hablé.
-¿Sí, señorita? –dijo llegando a la cocina con un plumero.
Mis padres la miraron y luego volvieron a lo suyo.
-Necesito que prepares un cuarto para un chico que vendrá en unos minutos.
-¿Arriba o abajo?
-Arriba.
-De acuerdo, señorita. Con permiso.
-Pasa.
-¿De quién sacaste este carácter tan malo? –me preguntó mi madre con una sonrisa.
-De ti. –le dije sin mostrar ningún sentimiento.
Tomé mi taza, la puse en una bandeja y luego tomé un par de medialunas que había en las mesas y subí a mi habitación.
La verdad es que no tenía muchas ganas de hablar con mis padres, últimamente cada vez que lo hacíamos discutíamos y nos hablábamos por semanas, aunque sin discutir dejábamos de hablar por su estúpido trabajo. A veces sólo me gustaría tener una madre que esté conmigo, me hable de las relaciones y me aconseje, pero no, ella siempre va a estar para reprocharme.
Me senté en mi cama apoyando mi espalda en el respaldo, busqué por algún lugar mi celular y le llamé a Chris, necesitaba hablar con él, hace cuatro días que no lo veía.
Me metí un trozo de medialuna a la boca y la pasé con un trago de café mientras marcaba el número de Chris.

*Inicio de llamada*

-¿Hola? –contestó del otro lado.
Parecía que estaba comiendo por como hablaba.
-¿Estás comiendo? –reí.
Yo también tenía la boca llena.
-Sí, al igual que tú. –rio conmigo.
-Gordo. –me burlé.
-Gorda. –contesté.
-¿Cómo estás? –le pregunté con una sonrisa, me sentía bien hablando con él.
-Ahora que te escucho bien, ¿y tú?
-Pues mejor, supongo.
-Me alegra oír eso, ¿quieres salir?
-Me encantaría, necesito salir y despejar mi mente un rato.
-¿Paso por ti?
-Pasa en dos horas por mí.
-¿Dos horas? –preguntó aterrado.
-Sí, es que tengo un nuevo huésped en casa.
-¿Nuevo huésped? ¿Quién es?
-No te pongas celoso, Christopher Haner. –me burlé.
-Eres mía, no hacen falta los celos. –dijo seguro.
-Es un amigo de Alex que viene de Madrid y es humilde así que le ofrecí quedarse aquí. Trabajará con mi padre así que no lo veré nunca.
-Eso es bueno, Jean. Te estás convirtiendo en una gran mujer.
-Gracias, entonces te espero aquí.
-De acuerdo, en dos horas estaré allí, saldré ahora mismo por si se me llega a hacer tarde. –bromeó.
-Tonto. –reí. –Te amo, hasta luego.
-Te amo tonta, hasta luego.

*Fin de la llamada*

Colgué con Chris y luego sonreí, hablar con Chris era lo mejor que había hecho en el día. Me sentía bien ahora.
Me levanté de la cama dejando la bandeja de lado y me dirigí al baño.
Me miré en el espejo y estaba hecha un asco, llena de ojeras, mis labios pálidos y mi cara demacrada, era un monstruo. No podía recibir así a Ryan así que abrí la llave del agua caliente para que se llenara la bañera y así darme un lindo baño y relajarme.
Salí de allí y me puse a buscar una toalla y la ropa que me pondría. Opté por una remera larga de color gris, mis converse rojas, y una calza negra, algo liviano como para salir a dar una vuelta.
Entré al baño y le puse jabón a la bañera con perfume, me haría bien esto. No podría tardarme tanto ya que en un rato vendrá Alex y Ryan y quería estar allí para recibirlos.
Mis músculos se relajaron, ya no estaba tensa, estaba más tranquila y fresca. Creo que me hacía falta esto.
Me pregunto... ¿qué pensaría Brian de que esté viviendo con un desconocido en casa?
Si siguiéramos juntos ya habríamos discutido por eso, si estaba celoso de Alex, lo estaría peor de Ryan.
¡ALEX! ¡LA AGENCIA DE MODELOS!
Me había olvidado completamente de eso, recordé que ahora que no le debía cuentas a nadie podría trabajar tranquilamente en playboy.
Llamaré luego al dueño y le diré que si acepto su propuesta, eso me ayudará a distraerme y no pensar en Brian.
Salí de la bañera y me coloqué la toalla para comenzar a secarme, salí a la habitación y me vestí, luego me puse crema en la cara para esconder las ojeras, sequé mi cabello, lo dejé suelto para que se formen unas ondas y luego me puse algo de rímel, delineador y brillo labial. Si tendría a un chico español en casa, quería dar una buena impresión.
Me miré por última vez en el espejo y salí de mi habitación para esperar abajo a los chicos.
Bajé a la sala y Tina estaba pasando en plumero en los jarrones de vidrio de mi madre, llega a romper uno y creo que mi madre la despide, aunque yo la defenderé claro.
-Tina, ¿preparaste el cuarto que te pedí?
-Sí, señorita, está listo.
-Muchas gracias. –le sonreí.
-Se la ve mucho mejor, más alegre y fresca, ¿es por el nuevo huésped?
-No, sólo que hoy me levanté con ánimos, no me quedaré toda la vida encerrada pensando en algo que me salió mal.
-Así se habla, señorita. –sonrió.
-Oye ¿puedo pedirte un favor?
-Claro, lo que necesite.
-Cuando llegue Alex y su amigo, ¿puedes ir a otro lugar, por favor?
-Claro, de hecho estaba por ir a limpiar su habitación.
-Ve tranquila.
-Con permiso.
Le sonreí y esta subió las escaleras. Me senté en el sillón individual de la sala a leer un capítulo del libro que había dejado a la mitad, hace mucho no lo leía. En ese momento escuché cómo abrían la puerta y dos chicos venían hablando. Me exalté un poco y me levanté rápidamente del sillón.
-Y eso me dijo así que bueno... -venían conversando. –Hola, Jean. –saludó Alex. –Ryan, te presento, ella es Jean Jefferson, la dueña de esta casa y de la empresa en la que trabajarás, Jean él es Ryan, tu nuevo empleado y huésped. –rio.
Miré al chico que se encontraba al lado de mi amigo, un chico alto, con pelo castaño oscuro, ojos color miel, brazos grandes como los de Alex, bonita sonrisa y una bonita cara. Traía puesta una musculosa roja y sus maletas al lado.
-Es un gusto, señorita Jefferson.
-Sólo dime Jean. –le sonreí y me acerqué a saludarlo.
Era hermoso en verdad, su voz era melodiosa y muy masculina, sus manos suaves y fuertes...
-De acuerdo,Jean. –sonrió.
Con esa sonrisa acabo de volverme loca


AVISOOOOOOOOOOOO solo quedan unos cuantos capítulos mas y ya se termina la novela!! :'''''( espero que la estén disfrutando. Voten y comenten si quieren otro capitulo para hoy! gracias por leer <3 


Entre mi profesor y yo (Synyster Gates 1° temporada)Where stories live. Discover now