Capítulo 26

393 36 4
                                    

Emily era feliz junto a Luis, pero eso del viaje le pareció muy raro. Luis no era de hacer esas cosas, y además, últimamente no quedaban tanto, siempre buscaba alguna excusa barata para no quedar. Emily no quiso decir nada, pero sospechaba que le estaba siendo infiel. La misma tarde en la que él le propuso el viaje, ella cogió su móvil sin que él la viera y miró sus mensajes. Efectivamente, sus sospechas fueron acertadas. Él se hablaba con demás chicas, se una manera muy coqueta, y en algunos chats hablaban de lo bien que besaba él. Emily no estalló en llanto, como haría ante algo así. Prefirió darle una buena venganza a su "novio" y que sufriera las consecuencias. ¡Con Emily Wide no se juega! Luis iba a pagar muy caro lo que le había hecho.

Quiso llevar su plan en secreto. Se hizo la tonta todo el rato, fingiendo no saber nada, para que la venganza fuera mucho más fuerte y Luis se arrepintiera de verdad por lo que había hecho. ¿Cómo se atrevía a ponerle los cuernos a ella? Era un idiota, iba de chico perfecto pero después jugaba con ella, como hacía con el resto de las chicas.
Tendría que haberlo previsto, ese chico era peligroso y no debería de habérselo creído.

Mientras tanto, Chantal y Marcel sufrían mucho por todo el tema de los padres. Una tarde, la chica estaba estudiando para una examen y decidió descansar cinco minutos. Fue a la cocina a beber un poco y comer lo primero que encontrara en la nevera cuando escuchó a sus padres hablar en el comedor:

-No podemos hacerles esto. No es culpa de los chicos.

-No. Es culpa sólo de los Vallés, sólo de ellos.

-Marcel no tiene culpa de lo que nos hicieron sus padres.

-Venga ya.

-¿No te das cuenta? Si es que están muy enamorados Chantal y Marcel. No es culpa de ellos todo esto.

-Pero...

-A ver, lo entiendo, lo que nos han hecho es muy fuerte, pero deberíamos por lo menos hacer las paces con ellos por el bien de nuestros hijos.

-Nosotros no hemos de disculparnos. Tienen que ser ELLOS.

-Ya lo sé...

Chantal salió de casa y fue a buscar a Marcel, quien estaba en el fútbol. De camino llamó a Irene para decirle que se reuniera con ella al campo de fútbol. La chica no tardó en venir. Cuando Marcel salió acompañado del resto de los chicos, su novia fue a abrazarle y reunir a todo el grupo para explicar lo que les había oído decir a sus padres. Andrei se alegró de ver a Irene allí. Rápidamente corrió a abrazarla y saludarla:

-¡Qué bien verte por aquí!

-Chantal me llamó pidiendo que viniera con urgencia aquí, que tenía que contarme algo.

-Oh, buenas tardes, Irene.-dijo una voz detrás de ellos.

Irene quiso desaparecer. ¿Por qué siempre está por todas partes? No le hacía ninguan gracia encontrarse con el acosador de David. El chico no cesaba de acosarla des del día del beso, aunque lo hacía para molestar y no porque le gustara. Era un insufrible. Si Gibson se enteraba...

-Buenas tardes, David.

-Yo voy a entrenar ahora. ¿Quieres ir a verme?

-Jamás. Eres un engreído, déjame tranquila de una vez y dedícate a estudiar, que te hace falta.

-Podrías ser tú mi profesora. -soltó y Andrei quiso matarlo.

-Déjala tranquila, tío. Eres insufrible.

-Uy, que me ataca el ruso. Vale, vale, no tocaré a la chica de Gibson.

-Será posible.

-Ella es de Gibson, no tuya. Él es quien va a a estar con ella.

-David, te estás pasando muchísimo. Vete antes de que esto acabe mal, porque no me habéis visto enfadada.

-¿Por qué me haces esto?

-No te soporto, en serio. Lárgate, déjanos tranquilos a todos ya de una vez.

-¿Y qué gano yo a cambio?

-Tío, ya está bien, déjalos, no te han hecho nada. Eres muy pesado, no te metas más con ellos.

-Ya tenías que aparecer tú, ricitos. Anda, me largo, que me aburro.

David entró en los vestidores, riendo. Le encantaba hacer enfadar al ruso, aunque en el fondo sabía que si seguía insistiemdo, Gibson se iba a enterar de lo que había hecho y se enfadaría muchísimo con él.

-Maldito italiano, es insoportable.

-Sí que lo es. -dijo Irene, enfadada.

-No le hagas caso, sólo quiere llamar la atención. -dijo Andrei abrazándola.

-Ya, bueno... -"si tú supieras", pensó ella.

-Bueno, vamos a merendar en algún sitio y nos cuentas qué pasa, cariño. -dijo Marcel cogiéndole la mano a su novia.

Chantal les contó lo que había pasado y juntos organizaron un plan para reunir a las dos familias y conseguir que hicieran las paces de una vez por todas.

El sábado, los chicos tuvieron un partido de fútbol importante. Andrei pudo convencer a los padres de Marcel para que vinieran, mientras que Irene tenía que convencer a los de Chantal. Era la primera parte del plan que iban a llevar a cabo para intentar aunque sea saber qué pasaba entre las dos familias.

Su tarea fue fácil, y es que los padres de Chantal no dudaron en venir al partido. Como ellos ya tenían cierta idea de hablar con los padres de Marcel, no se lo pensaron dos veces y aceptaron en seguida.

Los chicos formaban parte del equipo juvenil de fútbol de la ciudad. Andrei se apuntó al equipo cuando se hizo amigo de los chicos, y le encantaba ir allí. Los otros chicos del equipo le trataron siempre bien, y no coincidió con ningún idiota que le acosaba en el otro instituto. Amaba el fútbol y mucho más si lo jugaba con sus amigos. Muchas veces las chicas les venían a ver en los partidos y los entrenos, y eso les encantaba a los jugadores. El resto del equipo envidiaba al grupito por las constantes visitas de las chicas.

Irene tenía otra cosa en la cabeza, algo que le turmentaba, y no sabía cómo decírselo. La tarea más importante de Irene, la de decirle a Gibson que no le quería sin hacer daño, estaba muy cerca de llevarse a cabo, más cerca de lo que se pensaba.

El Alumno NuevoМесто, где живут истории. Откройте их для себя