Capítulo 36

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Martes. El baile estaba un día más cerca. Irene estaba perdida, mientras todas sus amigas estaban bastante alteradas. Los chicos hacían su vida, como si no pasara nada, mientras que las chicas no paraban de ultimar detalles. 

Irene se ponía nerviosa de ver la inactividad de Andrei. Qué poco se esperaba que el chico ya tuviera un planazo inolvidable para esa noche, una sorpresa que la dejaría boquiabierta y jamás iba a olvidar. Aun así, no le había pedido ser su pareja para el baile. Como se había hartado de esperar, se lo comentó haciéndose la distraída aquella mañana:

-Oye, Andrei, ¿y tú con quién irás al baile?

-¿Y esa pregunta a qué viene?

-Curiosidad. No sé.

-Pero Irene, es que menudas preguntas raras haces, mujer. 

-¿Por qué?

-Porque vamos a ir juntos tú y yo, ¿no?

-Oh, ¿en serio? Es que...

-¿Qué?

-No me lo habías pedido, y había pensado que ibas con otra chica...

-Madre mía. Yo no te lo había pedido precisamente porque tenía claro que iríamos juntos, como siempre, aunque me he dado cuenta de que debería de haberme asegurado.

-No hace falta asegurarte de eso, hombre.

-Claro que hace falta asegurarse, imagínate que vas con otro y yo esperándote como un idiota toda la noche.

-Venga ya, ¿crees que iría con otro en el baile?

-¿Y por qué no?

-Porque nadie me lo pediría, nunca me lo han pedido.

-Bueno, pues ya te lo pido yo, no te preocupes. Irene, ¿quieres ir conmigo al baile de primavera?

-Oh, por supuesto que sí, Andrei. Ni lo dudes. -los dos sonrieron.

-¿Ves? Ya está. Ya no hace falta preocuparte por si tienes pareja o no. Tu ruso siempre está disponible.

-Ya veo, ya. Bueno, ¿y cómo te fue ayer con los chicos?

-Bien, después de que os fuerais hablamos de fútbol i de Bárbara. Yo diría que a Gibson le empieza a gustar la chica. Me alegra que ya no esté obsesionado contigo.

-Bueno, bueno. Tanto como obsesionado...

-Estaba obsesionado, no me lo vas a negar.

-Mira quién habla. -soltó Gibson, quien los había escuchado. 

-¡Mazorca de maíz! 

-Rubio de bote, Irene. Qué, ¿hablando del baile?

-Sí. Resulta que le acabo de pedir que vaya conmigo, porque se me había pasado por alto.

-Por favor, tinte amarillo, no seas tan despistado. No vaya a ser que te lleves una sorpresa y te la quiten.

-Y dale con esto. Que no...

-Que te calles, Irene. 

-¡Oye! ¡Gibson!

-Que era broma, tonta. -le dio un abrazo. -Bueno, yo voy adentro, que me toca hacer los preparativos. Menuda pereza. 

-Tú, zanahoria, trabaja bien que esta noche tiene que ser muy especial, ¿vale?

-Que sí, hombre, que sí. No me mates, jefe.

-No te mataría, te encerraría en el instituto hasta que terminaras de trabajar. -Irene rió.

-Por Dios, no me hagas esto, jamás me quedaría en este instituto por placer.

Gibson se fue riendo mientras Andrei se reía de él. Irene no se pdía creer que se hubieran hecho amigos después de todo, pero se alegraba mucho por ellos. Andrei encajaba mejor con los Polos Opuestos que con los popus del instituto, pero realmente le daba igual con quien se juntaba. Andrei había demostrado ser un chico maduro que sabía elegir bien sus compañías, y es que tanto el grupo de Luis como el de Gibson eran buenas personas a pesar de ser un poco tontos y pervertidos, y las chicas eran un encanto, por no hablar de Carlos, quien era más feliz que nunca con su novia y su mejor amigo. 

A media mañana les tocó preparar la decoración para el baile. Toda la clase estuvo trabajando para que quedara todo perfecto. Era raro, ya que en aquella clase la palabra "trabajar" no existía en el diccionario (a excepción del grupo de Irene, en donde había los más trabajadores de clase, Emi y Carlos). Como había sido la única manera de no ser esclavizados por los profesores a hacer carreras mortales pagando, tuvieron que esforzarse y hacer de su parte algo productivo, porque si el profesorado veía que no le echaban ganas al baile volverían con sus ideas locas asesinas. 

-No me puedo creer que esté trabajando para organizar todo esto. -se quejó Carlos.

-Venga, cariño, no te quejes, vamos a pasarlo en grande esa noche. -sonrió Cris.

Carlos tenía algo en mente desde hacía mucho tiempo, pero no se atrevía a pedírselo a su novia, le daba mucha vergüenza, aunque en el fondo se moría de ganas. Había pensado en proponérselo el día del baile, aprovechando que la chica estaría animada. Su familia adoraba a Jenn, era un buen partido para su hijo y ambos se ayudaban. Él ayudaba a Jenn a que sacara mejores notas, y ella ayudaba a Carlos a ser un poco más sociable y saliera más de casa. 

-En fin, esto ya está acabado, ¿no?

-Qué más quisieras, ruso. -replicó Marcel. -Aún falta la entrada. 

-¿En serio? Menuda faena.

-Venga ya, forma parte de tu proyecto de declaración romántica, así que espavílate y trabaja. 

-No me molestes, Luis, que no estás haciendo nada más que mandar.

-Claro, porque yo soy el delegado. -Marcel, Alex y Andrei fulminaron a Luis visualmente. 

-Chicos, ¿cómo va? -les preguntó Irene mientras les llevaba un poco de agua.

-Menudo agotamiento. Más vale que el baile ese valga la pena o voy a enfadarme de verdad.

-Ya verás como sí que valdrá la pena, Alex. Y más este año que estás con Nicole.

-¡Sí! 

Irene sonrió y volvió con las chicas. Cuando al fin terminaron, todos se sintieron orgullosos de tu trabajo. Había quedado todo de maravilla. Una vez terminaron el trabajo les dejaron irse a casa, así que Irene y Andrei hicieron el trayecto de vuelta, agotados.

-Bueno, pareja de baile oficial, ¿qué harás esta tarde?

-Pues no tengo ni idea. Supongo que escribir y relajarme, ya que estoy muy cansada. Lo que tengo bien claro que haré es una buena siesta.

-Yo también, si Anny me deja. Está insufrible con el tema del baile ese. Suerte que ahora estaré un rato tranquilo hasta que no llegue. 

-Yo nada más llegue sacaré un rato a pasear al perro. Le gusta salir, aunque tiene el jardín entero para él solo. 

-Dale recuerdos a mi alma gemela de tu parte.

-Será posible, ni me acordaba de que érais almas gemelas. 

Los dos volvieron a reírse hasta llegar en casa. Una vez habían terminado los preparativos, sólo era cuestión de esperar a que llegara el día. 

El Alumno NuevoWhere stories live. Discover now