Capítulo 28

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La felicidad que sentían Chantal y Marcel después de la reconciliación de sus padres era realmente notoria: tanto, que quisieron montar un fiestón para celebrarlo y hacer pública su relación por todo lo alto. Los padres también invitaron a las familias de los amigos de sus hijos. Marcel, quien era un amante de las fiestas, preparó una típica fiesta adolescente: bebidas, música alta, piscina, mucha gente y ganas de liarla.

Irene odiaba ese mundo. Estaba totalmente en contra de estas cosas, pero asistió para complacer a sus amigos. No se arregló demasiado para la ocasión, y se fue con sus padres y la familia de Andrei. Aquella noche se conocieron los padres de Irene y los de Andrei y, por lo que vio, hubo buena sintonía. Anny estaba completamente distraída en su móvil hablando con Toby, mientras que Andrei estaba pensando en si aquella noche bebería o no.

Cuando llegaron, el ambiente estaba ya muy cargado: había muchísima gente, todos del instituto y del equipo de fútbol, la música estaba por los topes y vieron que había algo de alcohol en la cocina, donde encontraron a Marcel sirviendo a sus invitados, y especialmente a Lola.

Irene tragó saliva en verla. Le había quitado a su única amiga y, para colmo, la ató a un chico. Lola no se dio cuenta de su llegada, estaba ocupada emborrachándose en la cocina. Los adultos deberían estar dentro. Andrei cogió el brazo de Irene y se la llevó a saludar a Marcel:

-¡Parejita! ¿Qué tal todo?

-Bien, está guay la fiesta. -dijo Andrei mientras Irene se quedaba callada.

-Jaja, gracias. Disfrutad.

-Lo haremos, Marcel.

El ruloso atendió a la gente que iba viniendo y Andrei e Irene se dispersaron. Andrei se unió a los chicos de la panda mientras que Irene se unió a Laia y Adrian, quienes estaban en el sofá. No le había hecho ninguna gracia perder de vista a Andrei, ya que no se sentía a gusto con toda aquella gente. Por suerte se refugió al lado de la pareja:

-¡Irene! ¿Qué tal?

-Bueno, bien.

Vio cómo aparecían los Polos Opuestos, y del brazo de Gibson iba Barbara. Estaba muy guapa, y miraba a su chico  con deseo y felicidad. Irene se sintió incómoda. Se puso a pensar que si él no se hubiera ido y Andrei no hubiera aparecido en su vida, ella sería la que iría cogida del brazo del pelirrojo.

-Laia, deja de beber tanto.

-¡Es una fiesta! No me pasará nada, Adrian. -dijo ella encargando otra copa. Adrian se la miraba preocupado.

Laia era una amante de las fiestas. Le encantaba bailar como una loca y pasárselo bien. Cuando Chantal la invitó no estaba muy segura de la calidad de la fiesta, ya que ella ya iba a fiestas para mayores de edad, pero le encantaba cómo habían organizado aquella velada.

Pudo ver cómo Emily coqueteaba con otro chico mientras Luis la miraba con cara de disgusto. El chico intentó meterse en medio, pero Emily le tiró la cerveza en la cara y se fue con el otro.

Irene  estaba un poco agobiada. La música alta, el montón de gente, el apestoso olor... Odiaba a muerte las fiestas, pero no quiso fallarles a Chantal y Marcel, quienes estaban muy felices, a parte de que ella había formado parte de ese plan. Intentó buscar a Andrei entre el gentío, pero no le encontraba en ningún lado. ¿Dónde se había metido? Quiso irse, pero le hacía cosa ir sola por la calle. Intentó llamar a Lucía para distraerse, pero le saltaba el contestador. No encontraba a nadie del grupo, porque Laia y Adrian habían desaparecido del sofá.

Irene se estaba mareando. Sin saber qué hacer, entró dentro de la casa. Para su vergüenza, un montón de adultos de mediana edad se la quedaron mirando descolocados. Perfecto, le tocaría ir afuera otra vez. Pudo divisar a los chicos de la pandilla, pero no le gustó lo que vio.

Andrei estaba besando a otra chica. Y, para colmo, esa chica era Lola.

De repente vio cómo alguien les separaba con rabia. Era Laia. Adrian intentaba detenerla, pero fue en vano. Lola acabó con el ojo morado.

-¿¡Pero qué haces?!

-¡No te metas con Andrei!

-¡Haré lo que quiera!

-Deja al ruso en paz. -chilló Irene y Lola, furiosa, no dudó en acercarse a ella e intrentar ponerle la mano encima. Laia la paró.

-¡Ni te atrevas a meterte con Irene! ¡Es mi amiga!

-Voy a meterme con esta lupa todo lo que yo quiera y más.-dijo maliciosa Lola. -Me lo ha arrebatado todo. ¡TODO!

-¡Yo no he hecho nada!

-Me arrebataste a mi mejor amiga, lo único que tenía que me era fiel, y la aparejaste con ese estúpido pelirrojo. Para colmo, Andrei pasa completamente de mí.

-No es mi culpa que Andrei no de fije en ti; Barbara se unió a nosotras porque era amiga de Nicole y nunca le has caído bien; y yo no hice nada para juntarla con Gibson, si están juntos es porque quieren.

-Eres una...

Laia la detuvo otra vez. Acabaron las dos peleándose bajo la atenta miraada de todo el mundo. Lola se fue, cojeando, mientras Adrian intentaba calmar a Laia llevándosela de la fiesta.

Irene se sentía fatal.  Dos personas acabaron peleadas por ella. Después de ganarse las miradas de todo el mundo, incluido Andrei, que estaba alucinando, la fiesta continuó y todos se olvidaron de ella. No quería saber nada de Andrei, había besado a Lola mientras le tiraba los tejos a ella. Después de lo que han pasado juntos, de sus momentos, del beso, de su constante tirada de tejos, él se besa con su enemiga, sabiendo lo mucho que se odiaban. Y para colmo, otra chica estaba con él cuando la pelea terminó.

Se sentía traicionada. Otra vez la habían pisoteado, y de la peor manera. Lo sabía, pero no quería creérselo. Otra vez se había dejado llevar por sus sentimientos y había vuelto a sufrir. Andrei era  muy especial para ella. Nunca había querido tanto a alguien como él. Necesitaba irse. No soportaba aquel gentío.

Buscó a Carlos y Cris. De seguro sus dos mejores amigos la llevarían a casa, pero no los encontró. Estaba terriblemente agobiada, mareada, y al fin vio la salida. Su casa estaba lejos, pero prefería  ir sola a que Andrei la acompañara.

Un montón de gente estaba apiñado en aquella entrada. Oyó gritos. Andrei la estaba buscando, le veía acercarse. Era la última persona que quería ver en aquel momento, así que se apresuró a salir. Tropezó con un desconocido y casi se da de bruces al suelo, pero, por suerte, alguien la cogió a tiempo para salvarla.

-¿Te encuentras bien? Pareces mareada y agobiada.

-No quiero hablar ahora.

-Vale, pues te llevaré a casa. Oye, vaya movidita tu amiga. Es una suerte que haya gente como ella, que defienda a sus amigas ante todo.

-Ya... Laia es muy buena conmigo, le debo una. Incluso me sirve el almuerzo gratis.

-Claro, ahora entiendo por qué dices que es tan buena.-rieron. Pudieron encontrar la salida, donde Irene por fin pudo respirar.-Mis padres están con los demás adultos, voy a avisarles de que me voy. Espérame, no tardo nada. Si quieres aviso los tuyos.

-Tranquilo, ya les mando un mensaje.

-De acuerdo, ahora vengo.

-Gracias por hacer esto por mí, David.-dijo Irene y el italiano le sonrió y se adentró otra vez.

El Alumno NuevoWhere stories live. Discover now