Capítulo 52: La esperanza es lo último que se pierde (Parte 1)

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¡Hola a todos!

Por diversas circunstancias y otras cosas que no vienen al caso, sólo me ha dado tiempo de escribir medio capítulo. En cuanto pueda, haré la segunda parte y cuando la novela esté completa las juntaré. Disculpad las molestias, tenéis un pequeño extra al final (marcado con unos asteriscos, como siempre) para compensar ;) 

En fin, nos leemos y lo siento porque estas semanas estaré bastante out y no sé cuándo podré actualizar sdlknsdfkslnsd

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Tuvo que releer el mensaje varias veces, pellizcarse la mejilla y morderse el labio hasta casi hacerlo sangrar para convencerse de que estaba despierto y que aquella línea de palabras, tan simple pero a la vez tan compleja, era real. Después le vino un sofocón al ver que Álex se acordaba de él y saltó de la cama con el móvil en la mano, empezando a dar vueltas por la habitación como un pájaro enjaulado. Cualquier rastro de melancolía, de tristeza, de enfado o de añoranza se había esfumado de un plumazo gracias a ese mensaje que le había devuelto la vida. Incluso el sueño había desparecido, y se sentía hiperactivo; apenas se daba a sí mismo unos segundos para sentarse y releer el mensaje antes de saltar de nuevo, sin saber adónde ir en el imitado espacio que era su habitación, pero siendo incapaz por completo de sentarse y frenar un poco.

No se dio cuenta del ruido que debía estar causando con su aparentemente silencioso momento de emoción nocturno hasta que oyó los suaves golpecitos en la puerta y la voz de su hermana colándose por la pequeña rendija que había abierto la pelirroja al accionar con cuidado el pomo.

—¿Hermanito? ¿Estás llorando otra vez? —preguntó en tono preocupado, sin llegar a inmiscuirse en el espacio privado de Eric.

—No es nada, ve a dormir tranquila, y perdona por haberte despertado con el ruido —replicó él, nervioso aunque, por fin, deteniéndose y quedando de pie en medio de la habitación.

—Y una mierda no es nada.

En cuanto lo dijo, Blanca toqueteó la pared hasta dar con el interruptor y encender la bombilla anaranjada; Eric, en su locura momentánea, ni se había acordado de prender la luz, perdido como estaba en aquella estúpida felicidad espontánea y deliciosa. Después, la menor de la familia entró y cerró la puerta, dedicándole una mirada larga a su hermano antes de sentarse en la cama, sin pasar por alto el móvil que Eric aún tenía agarrado y se negaba a soltar.

—¿Piensas decirme ya qué ha pasado o tengo que imaginármelo yo? —dijo su hermana cruzando los brazos y las piernas, sin apartar la mirada de él, ni disimular un bostezo.

—Vuelve a la cama, que estás muerta de sueño, ya habla...

—Que pares de enviarme a dormir, pesado —le interrumpió ella—. Vamos, Eric, ¿qué te cuesta? Ya me has despertado con tus idas y venidas, y con un grito que no sé muy bien lo que ha sido. Lo mínimo que puedes hacer para compensarme es contarme qué narices ha pasado, aunque más o menos ya sé por dónde van los tiros. Es Álex, ¿verdad?

¿Había gritado en algún momento? Podía ser, y en tal caso, daba gracias a la vida porque su madre, al contrario que Blanca, que se despertaba con el zumbido de un mosquito, era una persona que en cuanto se dormía no oía nada salvo el despertador al día siguiente. Y por las veces que lo dejaba sonar y lo apagaba estaba claro que incluso así le costaba levantarse. Sacudió la cabeza, no era momento para pensar en si su madre dormía mucho o poco, sino para centrarse en qué diría para explicar su emoción a alguien que odiaba tanto al actor de doblaje como lo hacía la adolescente. El caso era que no podía mentirle, pues, por mucho que lo disfrazara de suposición, había dicho con seguridad que lo que le pasaba estaba relacionado con Álex, y a aquellas alturas ni podía ni sabría desviara el tema y hacerlo pasar por otra cosa. Además, que no había nada en el mundo que le pudiera poner en aquel estado que no fuera Álex.

Su Voz (Homoerótica) [En proceso + editando]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz