Capítulo 56: Refugio secreto (Parte 2)

4.4K 386 432
                                    

Si a Eric no se le cayó la mandíbula al suelo al oírle fue por puro milagro. Por muchas excusas que le hubiera dado antes, en la calle, no entendía qué necesidad tenía Pau de amenazar de aquella forma a Álex precisamente en un lugar en el que no podía reaccionar sin que se notara que la persona a la que se refería era él y, por tanto, todo el mundo descubriera que estaban liados. Justo lo que el castaño no quería que pasara.

Como si estuviera avergonzado por las palabras de su amigo, algo que no acabó de fingir, se giró levemente para ver cómo estaba Álex. Aquella era su máxima prioridad. Mientras los demás seguían hablando y riendo junto a Pau, y el ambiente se distendía una vez hubieron acabado con el tema, él observaba de reojo al actor de doblaje. Álex no se unía a las risas de los demás. Tenía la mirada clavada en el papel, su piel había empalidecido y, apretaba un puño hasta tal punto que sus nudillos se tornaron blanquecinos. Al estar con la cabeza gacha, el pelo le tapaba casi todo el rostro y no podía ver su expresión, aunque suponía que no podía ser muy buena. Se había vuelto a esconder detrás del guion, como si le importara tres pimientos la conversación de los demás y no tuviera ningún interés en participar.

Quería abrazarle. Quería separarle los dedos para que no se hiciera daño, entrelazarlos con los suyos, besarle y decirle que sólo le quería a él, que Pau era un idiota que lo único que estaba tratando de hacer era tensar la cuerda para ver en qué momento se rompía. No poder hacerlo le frustraba de la misma forma en que Álex debía estar reprimiéndose para no contestar o, directamente, darle un guantazo a Pau. No le culparía si lo hiciera, él mismo se moría de ganas de pegarle por cabrón, aunque no iba a dejarse llevar por el furioso calor que le atenazaba las entrañas delante de todo el mundo. Ya tendría una charla con él en cuanto estuvieran a solas.

Mientras se debatía entre quedarse quieto o enviar al mundo a la mierda e ir a consolar a Álex, Artur por fin decidió salir de su cueva. Fue el momento clave, durante el cual Pau se coló en la sala para adueñarse del termostato y poder bajar la temperatura. Una vez hecho, y después de recibir una buena bronca por parte del director de doblaje que les dolió a todos, en especial en los oídos, Artur repasó el orden por el que iban a entrar en la oscura sala para grabar. Su antigua compañera, que sólo había ido a hacer ambientes, fue la primera en entrar. Eric se alegró, pues eso significaba que también sería la primera en irse. No se había dado cuenta del follón que había armado con sus preguntas, así que intentaba no culparla, pero no podía evitar que le produjera cierto resquemor pensar en ella.

Álex siguió estando distante durante el resto de la mañana, incluso cuando les tocó grabar la parte de sus diálogos juntos. La verdad es que Eric envidiaba a Álex, a su profesionalidad y toda la experiencia que tenía en el doblaje. Pese a que se notaba que no estaba en su mejor momento, cuando se ponía delante del micrófono parecía dejarlo todo de lado y las correcciones que recibía por parte de Artur eran mínimas. Él, en cambio, estaba tan nervioso que no paró de equivocarse: iba a destiempo, se le trababa la lengua, se quedaba sin respiración, se equivocaba al leer, pronunciaba mal... La estaba cagando tanto que Artur al final acabó amenazándole con echarle si no mejoraba, lo cual se obligó a hacer hasta que al final el director se sintió más satisfecho con su trabajo.

Por poco que le apeteciera, aquel día lo último que le tocaba era hacer diálogos con Pau. Como la escena en la que sus personajes era una discusión, dio rienda suelta al cabreo que tenía y traspasó a su voz. Se pasó con las libertades, y, de nuevo, Artur pasó un buen rato corrigiéndole.

Para cuando salió de la sala de grabación con su amigo pisándole los talones después de despedirse de todo el mundo, se sentía agotado. Para más inri, Álex no estaba fuera esperándole para acompañarle a comer antes de que fuera al trabajo. Ya sospechaba que se había ido, pero quiso conservar algo de esperanza hasta que salió del edificio, por si estaba abajo, en la calle. No había señal de él, ni allí ni en su móvil. Cuando vio que no estaba, lo primero que hizo fue comprobar a ver si había algún mensaje, una llamada, una excusa. Por mucho que buscara, le fue imposible encontrar señales de vida del actor de doblaje. Seguro que se había enfadado y en cuanto había podido se había marchado, sin que le diera tiempo a hablar con él.

Su Voz (Homoerótica) [En proceso + editando]Where stories live. Discover now