Capítulo 4: Los planes no salen siempre como uno espera

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El tiempo pasó volando, tanto durante las prácticas en el estudio como en las clases que le siguieron. Cierto era que, escuchando a su profesor hablando al principio, se había asustado, y mucho. Pero luego, la emoción que le supuso saber que podía encontrar trabajo como doblador incluso siendo aún un estudiante, le animó tanto que se comió aquella vergüenza que desde siempre había sido inherente en él, y se ofreció como voluntario para ser el primero en probar de doblar un fragmento de una serie.

Por supuesto, se equivocó, se hizo un lío con el sonido y el guion que no conocía, la velocidad para adaptarse a los movimientos de la boca del actor original, se echó a reír solo al ver que se equivocaba… Igual que lo hicieron el resto de sus compañeros. Como ya sabían, aquello era difícil y ninguno se salvó de cagarla un par o tres de veces, pero se convirtió en algo recurrente y divertido que hizo la práctica más amena. El único incidente remarcable fue cuando Carles, en vez de leer el guion establecido, se puso a cantar en japonés cual nipón borracho en un karaoke, provocando risitas de parte de las chicas y risotadas con los chicos, vergüenza en sus amigos y una buena reprimenda por parte de su profesor.

El mediodía llegó raudo, y como resultaba que libraba por la tarde y no tenía que ir a trabajar, se lo tomó con el mejor humor posible. Sus planes para aquella tarde eran llegar a casa, calentarse las sobras que hubiera por la nevera, comer y esperar a que volvieran su madre y su hermana para pasar un rato con ellas, ya que, entre la escuela y el trabajo, parecía que no tendría mucho tiempo para pasar con su familia. Pero lo bueno era que, al ir a una escuela de doblaje, no tenía deberes como cuando estaba en el instituto, y podía hacer los planes que quisiera.

Una palmada en su espalda, las risas animadas de sus amigos y el brazo de Carles envolviéndole amistosamente los hombros le alejaron rápidamente de ellos.

- ¿Te vas al trabajo a ver a la rubia de ensueño con la que no quieres estar? Porque yo también tengo que pillar el tren, pero en la dirección contraria.

- No, hoy no curro. Pero igualmente voy para allá para ir a casa – nunca había tenido un amigo que le hiciera aquello, pero pensó que no era para nada incómodo. Al contrario, le hacía sentirse bien y querido.

- ¿NO TRABAJAS? De puta madre, vámonos a comer y  dar una vuelta.

- Sí, que ayer fue genial, pero estabas trabajando y no fue una salida de amigos como Dios manda – añadió Pau, sonriendo seductoramente sin pretenderlo, tan animado como Carles.

Eric dudó. Aquello le parecía aún mejor que lo que había planeado, una salida de chicos en serio por primera vez con amigos. Pero el problema residía en que, a pesar de las becas de su hermana, y su trabajo y el de su madre, iban muy justos, y no podía permitirse gastarse tanto dinero en una tarde, por mucha ilusión que le hiciera.

- No creo que pueda, tengo otras cosas que hacer…

- ¿Qué es más importante que salir por ahí con tus colegas del alma a los que conociste ayer? Va tío, no seas muermo, que nos lo pasaremos bien.

- Invito yo. Conozco una hamburguesería genial en el centro, ya veréis.

- Encima gratis, ¿sigue teniendo cosas que hacer?

Se le escapó un suspiro. Le sabía mal hacer que Pau pagara su comida, pero, en el fondo, le hacía tanta ilusión salir un rato con ellos para hablar de sus cosas, reírse, y, en definitiva, disfrutar de su juventud… Quería ser un poco egoísta por primera vez en su vida, quería ser irresponsable y hacer lo que le apetecía, no lo que debía hacer. Que fueran los demás quienes cuidaran un poco de él. Sin dudarlo más, asintió con la cabeza y, a su lado, se encaminaron los tres juntos hacia la estación de tren.

Su Voz (Homoerótica) [En proceso + editando]Where stories live. Discover now