Su Voz (Homoerótica) [En proceso + editando]

Capítulo 54: Reinicio forzado

¡Hola a todos! Sólo quería decir que por votación popular ya tenemos un nombre oficial para el pairing de Eric y Álex, y es: ¡ELIX! :) Ya está, espero que os guste el capítulo ;)

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Tirado en la cama de sábanas revueltas, dejó que la vista deambulara por la habitación. Las cajas se apilaban en el suelo y sobre el escritorio, llenas de ropa, libros, y todas sus posesiones más preciadas; la estantería se encontraba ya vacía y lista para que al día siguiente, mientras se mudaba, una ONG pasara a recogerla para dársela a una familia que la necesitara, igual que iban a hacer con todos los muebles menos los de Blanca. Los suyos se los llevaban para que llenaran la estancia vacía en casa de Juan que pronto le pertenecería a la pelirroja. Se imaginaba a su hermana en la misma situación, echada en un lecho sin saber qué hacer, y al momento negó con la cabeza. Blanca al menos seguiría viviendo con su madre y se llevaba de lujo con Juan, por mucho que la asaltaran las dudas seguro que ella no estaba paralizada por aquella absurda sensación de estar al borde de un precipicio, a punto de saltar sobre las aguas oscuras y turbulentas.

Era su última noche en el que había sido su hogar, y no sabía cómo sentirse. Por una parte estaba la melancolía, esa que le había invadido cada vez que veía que su madre guardaba algún recuerdo, ya fuera la fotografía que le hicieron con toda su clase cuando se graduó en bachillerato, los premios de concursos que había ganado su hermana, o una de las pocos fotos que tenían en las que salían los tres juntos, que tomaron un día que pasaron paseando por el Parc Güell. Esa la había guardado Eric, y era lo primero que pensaba colocar en su nueva casa. Por otra parte, le embargaba una extraña emoción regada de un nerviosismo latente que se acurrucaba al fondo de su estómago. Al fin y al cabo se estaba lanzando a otro cambio y presentía que iba a ser un giro importante en su vida, una nueva aventura similar a la que hacía poco que había emprendido junto a Álex.

En realidad, el castaño era el que más le había ayudado en aquella situación. Le había costado mucho recuperarse cuando María le había comunicado su decisión de ir a vivir con Juan. De golpe se había sentido sin opciones. Estaba claro que no quería quedarse a solas en aquel piso que contenía tantísimos recuerdos. Sin su hermana ni su madre cerca para alegrarle la vida, las paredes se le caerían encima y acabaría deprimido. Ni siquiera el hecho de pensar en que podría invitar sin problemas a Álex o a sus amigos cuando quisiera le compensaba por la soledad que sabía que iba a sentir una vez la puerta se cerrara y el piso se quedara vacío.

Tampoco podía ir a vivir con su familia. Juan le caía bien y no tenía problemas en aceptarle como padrastro, pero ya le aguantaba suficientes horas en el trabajo. Además, ahora que su madre sabía que tenía a alguien en su vida, cada vez que viera que volvía tarde o que quedaba con Álex, le freiría a preguntas y acabaría saliendo del armario antes de tiempo.

Si el mundo fuera un lugar perfecto, él ya estaría saliendo de forma oficial con el castaño y podría ir a su casa sin temor a molestarle, pero no lo era. Para empezar, el propio Eric era el que pensaba que aquello no podía funcionar. Si bien le encantaba estar con él y pasar horas a su lado, sabía que todavía no estaba preparado para vivir en pareja, y mucho menos con una situación tan inestable como la que tenían. Segundo, porque dudaba que su presencia cambiara las costumbres de Álex, y no quería ni imaginar el dolor que sentiría cada vez que le viera saliendo para ir de fiesta a buscar a otros con los que acostarse. Incluso era preferible aguantar las preguntas de su madre, la presión oculta de su hermana para que dijera que era gay y tener a su jefe bajo el mismo techo todo el día que pensar en la posibilidad de ver a Álex llevándose a desconocidos a la cama mientras él estaba ahí. Su corazón no lo soportaría.