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32 - 2 > What are we?

2 de diciembre, 4:00 am. 

  —¿Puedo hacerte una pregunta?—Lissa marcaba corazones con su dedo índice sobre el pecho de Justin, donde se encontraba recostado.  

 —Claro...—sonrió Justin y la miro desde su posición. Aún le costaba acostumbrarse y dudaba que lo hiciera hasta dentro de mucho tiempo. Desde ahí podía obervar cada detalle de su rostro, empezando por su cabello negro con algunos reflejos color chocolate, lacio, hacia atrás completamente. Su piel era suave, morena y tenía un aspecto que te invitaba a acariciarla todo el maldito momento. Sus ojos color chocolate estaban rodeados por una gruesa capa de pestañas, su nariz tan pequeña y respingada y finalmente su labios. Jesucristo... los más bonitos que había visto alguna vez en su vida. Al ser morena, sus labios eran más oscuros que los de míos. Eran, por naturaleza, de un color entre el fucsia y el morado. Lissa por fin habló, quitándolo de sus pensamientos.    

  —¿Aún quieres a Selena?—dijo sin mirarlo del todo. Estaba nerviosa y tenía miedo de su reacción ante esa pregunta. Pero Justin de alguna forma ya se lo esperaba, así que suspiró y se preparó mentalmente unos segundos antes de contestar. Lissa lo miraba expectante.

—Es complicado. —respondió él de una manera un poco cortante.

  —¿Complicado?—Lissa frunció el ceño. Hace unas horas le había dicho que estaba enamorado de ella, ¿cómo era la cosa?

Pero claro que Justin no había mentido, sí estaba enamorado de Lissa. El problema es que su corazón atravesaba un gran período de confusión. Decidió ser completamente sincero con ella, soltando cada palabra de su ser para dejarle todo en claro.

—Cuando te he dicho que me enamoré de tí, no te mentía, no quiero que dudes de eso ni un segundo—fue sincero—. En el momento en el que me di cuenta que te quería... me dí cuenta que una parte de mi corazón te pertenecía. La otra parte le pertenece a ella, mi primer amor, y lo siento por decirlo tan... ¿directo?—su ojo derecho se hizo más pequeño al hacer una mueca—. En éste momento sólo sé que estar con ella éstos últimos meses no ha hecho más que tirarnos abajo a ambos, yo no le veo un futuro, Lissa. Nadie le ve un futuro. Todo el mundo nos decía que nuestro destino era estar juntos y hasta yo lo veía así... pero ya nada es igual. De a poco, me dí cuenta que en vez de hacerme sentir vivo otra vez, me hacía sentir muerto en vida. Y fue ahí, cuando me puse a pensar y terminé en la conclusión de que la única persona que podía hacerme sentir en llamas y vivo otra vez, eras tú. Sólo te pido tiempo, cariño... me va a costar, estoy seguro de eso. Me va a costar mucho, te confío ésto porque te quiero y siento que mereces saberlo. Selena ha sido una gran parte de mi vida y me va a costar dejarla atrás, pero juro que por ti lo haré, por más difícil que sea, en el momento en el que decidí que estaba enamorado de tí, me prometí hacer lo que sea para que ésto funcione.

  Lissa tenía sus ojos aguados y el pecho en llamas. Es que lo quería tanto.

—¿Qué somos, Justin?—susurró.

—No sé que somos, Lissa. Pero quiero saber, ¿tú me quieres?

 Lissa suspiró y sonrió, mirándolo directamente a los ojos sintiendo otra vez esa cálida conexión entre ellos. Esa conexión que los unió aquella noche en la cual Justin recurrió a ella por ayuda, esa noche que ella decidió que querría protegerlo y quererlo por siempre —quizá no tan así, pero en el fondo se lo había prometido a sí misma en ese mismo instante— a pesar de cualquier cosa que se interponga.

  —Claro que te quiero—sus ojos estaban llenos de lágrimas y se puso sobre él suavemente, sonriendole de la manera más bonita, logrando que Justin no se contuviera más. La tomó de la cintura y la beso como si no hubiese un mañana.