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JUSTIN BIEBER

Tenía miedo. Temía sentirme tan cómodo con la vuelta de mis padres, que luego como consecuencia obtuviera un cambio de ideas. Tenía miedo de no querer internarme. No quería eso, lo había decidido y no podía dejar que algo como eso cambiase mi opinión.

Luego de largas disculpas y varios minutos de abrazos, mis padres y yo habíamos entablado una conversación entretenida, variando los temas, poniéndonos al día. Yo me sentía muy cómodo, sin embargo, Lissa los miraba con recelo.

—Y ¿cómo has conocido a ésta muchacha? —preguntó mi padre, inclinando su cabeza hacia Wesley. Jeremy actuaba simpático con ella, mientras que Pattie no tanto.

—Se dedicaba al modelaje y era exitosa en ello —empecé a explicar con sinceridad —. Tenía fama, reconocimiento y talento en ese ámbito, pero una productora quiso apostar a que con algunas máquinas de la industria podrían sacar algunos buenos álbumes comerciales y convertirla en un títere. Intentaron moldearla, pero les salió el tiro por la culata—reí divertido y tomé la mano de Lissa—: Ella compone mejor que cualquiera y tiene una voz de puta madre. Nunca debió ser modelo. Ésta es su cosa.

Mis padres sonrieron, pero pude deducir que mi madre desconfiaba. Su instinto maternal estaba entrando en acción y escaneó a mi chica, intentando encontrar aquellas pistas que daban mala espina. Aquellas pistas que solía encontrar en mi ex novia.

—¿Ella es tu novia? —preguntó Pattie en voz baja. No supe qué contestar... ¿Qué eramos?.

Sin embargo, tomé la mano de Lissa, decidido.

—Sí, mamá. Y es la mejor persona que existe en el mundo entero.—la muchacha se tensó bajo mi tacto, y mi madre entrecerró sus ojos... pero terminó por suavizar su expresión.

—De hecho sí, pareces una buena persona. —Dijo por fin y sólo en ese momento me di cuenta de que había estado conteniendo la respiración. Si mi madre se atrevía a pensar algo malo de Lissa, me pondría furioso; no comprendía como alguien podía pensar que algo malo podría venir de esa muchacha.

Una hora más tarde, Scooter y Nina por fin llegaron a casa y se sorprendieron al encontrarse con las visitas. Inmediatamente, se pusieron en postura profesional e invitaron a mis padres a pasar a su escritorio para discutir los planes del futuro inmediato.

Lissa y yo nos acomodamos en el sofá, abrazados, simplemente a conversar como serían las cosas. Me había acostumbrado a ella y, creía que ella también a mí. Tenía miedo de que, en esos treinta días, ella dejara de sentir lo que siente por mí. Ella aseguró que jamás había desarrollado tanto cariño y preocupación por alguien como lo hizo conmigo, pero... ¿Y si era sólo eso? ¿Y si solamente le gustaba preocuparse y cuidarme y había confundido aquello con amor? 

La inseguridad me invadió y, como no le estaba prestando mucha atención a lo que me decía, la callé de un beso. Me pegué a ella completamente y respiré pesado sobre sus labios. Quería que sienta lo que yo sentía, que sepa que había temor dentro de mí. Que sepa que no quería que me olvide. Que sepa que la amaba.

Ella me siguió el beso, pero se dió cuenta, porque sus brazos se envolvieron con fuerza en mi cintura y se separó para mirarme a los ojos.

—Cuando vuelvas seguiré aquí—sólo dijo eso, como si hubiese leído mi mente. Nos desenvolvíamos tan fácilmente juntos y nos entendíamos tanto que me encantaba. Amaba la forma en la que podíamos saber el estado de ánimo en segundos. Desde que eramos sólo amigos hasta el día de hoy, una especial conexión nos unía y ambos sabíamos que no podía romperse con nada.

Mis padres salieron del escritorio con un semblante seguro y mi madre me pidió conversar conmigo. Fuimos a la cocina y hablamos por casi una hora sobre todo. La conversación terminó en llanto de parte de los dos y me abrazó con fuerza, diciéndome que me apoyaría en todo, que me visitaría en el centro cada semana y cosas por el estilo. Cuando mi padre me pidió también una charla, lo primero que hice fue preguntarle por mis hermanos. Resulta que ambos habían quedado con la novia de Jeremy y aquello me alivió, porque, para ser honesto, si ellos hubiesen venido yo no habría querido entrar en rehabilitación nunca más.

Welcome To My Industry » j.bWhere stories live. Discover now