36 - 1 > Not a devil anymore

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  —¿Melissa?—su voz sonó temblorosa. Demonios, la había extrañado demasiado. Estaba tan acostumbrada a ser llamada Lissa que había olvidado lo familiar y cálido que sonaba cuando mamá me llamaba por mi nombre entero. 

  —Sí...—contesté y mi voz se ahogó en un sollozo. Del otro lado de la línea se había formado un gran alboroto. Claro, ella estaba reunida con toda mi familia y a esa hora estaban en la mejor parte de la celebración. 

En Argentina, Navidad era celebrada de una forma bastante similar a como la estábamos festejando nosotros. Allá, cocinaban carne asada y otras comidas deliciosas típicas, acompañadas de bebidas muy argentinas y a las doce de la noche, el cielo se iluminaba con miles de fuegos artificiales provenientes de cada casa. Nuestras celebraciones de Noche Buena y Navidad solían ser en casa de mi madre, a donde asistían mis abuelos, mis tíos, primos y más. Las dos últimas navidades que pasé en Argentina, la familia de Caitlin se nos unió también. En fin, mi madre se encontraba con mi familia, y al escuchar mi nombre todos habían empezado a hablar más fuerte de lo normal, preguntándose por mí.

Cuando recién empecé a meterme en todo ésto, había empezado como una simple modelo gracias a las recomendaciones que Kim me había hecho y a sus contactos. Era sólo eso, y mi madre lo había aceptado a regañadientes, ya que no le gustaba ese tipo de exposición. Pero supongo que no tuvo otra opción que dejarme, después de todo, en Argentina luego de los dieciocho ya eres mayor de edad y yo tenía diecinueve años en ese momento. Aún así, cuando fue lo del gran contrato entre Nina y SB Projects, mi madre no lo quiso aceptar ni por una milésima de segundo. Ella se negó, me gritó, me preguntó qué estaba haciendo con mi vida. Me dijo una y otra vez que no era bueno para mí. Yo me encontraba confundida, pues ella siempre había sido bastante abierta en cuanto a dejarme decidir por mí misma, y me sorprendió que reaccionara de tal manera a algo que a mí me ponía muy contenta. 

Cuando vio que empecé a relacionarme con Justin fue una catástrofe. Gracias a los medios, mi madre no tenía una buena imagen de él y no quería que me acercara a él ni en broma. Luego de eso, un poco harta de su exagerado comportamiento, la mandé a callar de una manera no muy amable. No hablamos por semanas hasta que finalmente me llamó y arreglamos las cosas, pero nada era igual. Ella no estaba de acuerdo con ese tipo de exposición aún y nunca lo estaría. Se estaba comportando exagerada, idiota, inmadura y se lo hice saber. Eso fue suficiente para que no me hable nunca más.

Sólo me llamó una vez cuando saqué mi primer álbum y luego en noviembre, cuando me presenté con Justin en un concierto del Believe Tour. No hubo más contacto desde entonces. Ella parecía no estar lista para aceptar que crecí, que tenía otra vida y que las cosas no eran iguales. Pero tendría que hacerlo, aunque sea por la fuerza.

  —Feliz navidad, cariño...—lloró junto al teléfono— pensé que no querías hablarme más. 

  —Hemos estado sin tener contacto por una estupidez. No iba a seguir permitiendo eso—dije con una pequeña risa. 

  —Fui una imbécil, ¿sabes eso, no?

—Sí, lo sé—bromeé.

—Lo lamento, de verdad, lo lamento Melissa. Lissa, debería decir...—rió con la voz un poco congestionada y la escuché absorber su nariz.—¿Como la están pasando? ¿Con quién estás? Están todos aquí, y te puedo jurar que te extrañamos demasiado. ¿Cómo está Caitlin?

Todo eso lo dijo muy rápido y con su peculiar voz, aguda y emocionada como siempre. Aquello me enterneció por completo. Joder, ¿cómo había pasado por todo sin mi madre a mi lado? 

  —Muy bien, estamos en Panamá. Scooter Braun, mi representante, Justin, Selena y su madre quien también es su manager. Caitlin está muy bien, y por cierto, también está conmigo. Vino a visitarme hace unos días, para estar conmigo en un evento.—contesté con diversión en mi voz, intentando contestar sus preguntas en orden. 

Welcome To My Industry » j.bWhere stories live. Discover now