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52 > Just like him

JUSTIN BIEBER

Estaría mintiendo si dijera que las cosas fueron mal las últimas semanas, porque está yendo todo tan bien que me asusta. Yo diría que estamos sobrellevando todo de una manera espectacular y cada vez las cosas van mejor con mi chica.

Era una rutina bastante extraña para una persona normal, pero para nosotros era costumbre. Nos levantábamos al mediodía, ella tenía ensayo ya que su gira empezaría en unos cuantos meses. A veces la acompañaba, pero últimamente yo había estado asistiendo yendo al estudio así que me entretenía allí por varias horas. Componiendo, creando. A veces Alexa iba a visitarme y se quedaba ayudándome allí. A Lissa no le molestaba tanto, ya que habían tenido una pequeña charla y finalmente habían terminado por perdonarse y arreglar todo. Tampoco podían evadirse mucho ya que todos compartíamos el mismo círculo social. Todos éramos del mismo grupo de amigos, y como Mayo era una época de fiesta, casi todas las noches teníamos algo que hacer.

No tener a Scooter detrás de mi trasero todo el tiempo era tan bueno que no podía evitar estar feliz siempre. Extrañaba aquella sensación de libertad de poder hacer y deshacer mi vida a mi gusto sin tener a aquel hombre todo el tiempo diciéndome al oído qué está bien qué no. Lo único malo es que, al no publicar mi música, al no hacer nada que favorezca a mi carrera, los medios se enfocaban más en mi vida personal que en otra cosa y no me era permitido siquiera fumar un cigarro sin tener las críticas del mundo sobre mis hombros.

Lo bueno era que no me importaba.

Lissa se había encargado de estar a mi lado todo el tiempo y cada cosa que yo vivía, ella la vivía conmigo. Se había olvidado de esa falsa moral sobre lo mal que estaba fumarse algo de vez en cuando, o tal vez no tan de vez en cuando. Debo admitir que al principio me molestó muchísimo saber que había empezado con ello, pero luego me fui acostumbrando. Yo había tocado fondo una vez y no creía ser tan estúpido como para repetir esa situación, ni mucho menos, como para dejar que ella no se controlase. Obviamente no decíamos ni una palabra a nuestros representantes, pero era algo cotidiano. Todo se vivía distinto. Todo se vivía mejor.

—Visitas, Justin—Heath se asomó al cristal y lo golpeteó, llamando mi atención. Me alejé del micrófono y me quité los enormes audífonos, dejándolos colgados de mi cuello.

— ¿Quién? —mis párpados se sentían pesados. Mi cabeza iba a mil y lo único que podía sentir era la ansiedad en mi interior, mis palmas sudadas y todas las melodías surgiendo desde lo más profundo de mí. Tarareé una y cada una de ellas mientras salía de la sala de captación y me sentaba en una acolchada butaca.

Xavier apareció de repente y me sonrió al verme. Se sentó a mi lado.

— ¿Cómo vas con eso? —preguntó y tomó un manojo de maníes salados para meterlos dentro de su boca.

—Bien, bien—me encogí de hombros y le di un gran trago a la Coca-Cola helada que tenía en mis manos. Necesitaba líquido ya que mi garganta parecía estar repleta de arena otra vez—. ¿Quieres escuchar algo?

—Claro que sí—acomodó su espalda en el respaldo de su butaca y cruzo sus piernas.

Presioné algunos botones y dejé que se reproduzca mi más nuevo invento. No era ni de cerca parecido a la música que solía escribir antes. Por alguna razón me había empeñado en hacer algo de hip-hop y me sentía muy contento con lo que había creado.

—Está bueno—sonrió Xavier.

—A que sí—solté una risita y me puse de pie—. ¿Y Caitlin?

—Con tu chica—suspiró él— la ha acompañado a no sé dónde. No dejan respirar ni por un segundo a Lissa, es entendible todo lo que me has contado.