veintisiete

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Cuando me despierto unas horas más tarde, otra manta se encuentra sobre mí y tengo la cara vuelta hacia el sofá. Me levanto con pereza, tallando mis ojos.

Harry todavía está sentado en el sofá, dando golpecitos con el pie para mantener el ritmo y tarareando en voz baja. Consigue acomodarse tan pronto nota que me he despertado.

—Bien, bien—dice, y me brinda una media sonrisa—. Miren quien se ha levantado finalmente.

Me doy cuenta de inmediato del por qué tengo otra manta sobre mí tan pronto como el frío aire golpea mi piel. Harry debió ponérmela para mantenerme caliente.

—Lo siento por el frío—dice, jugueteando con sus dedos y bajando la mirada—. Sé... que no estás acostumbrada.

Envuelvo la manta alrededor de mí, sonriendo.

—Está bien—contesto.

Él me devuelve la sonrisa y de repente parece tan deseable; con las piernas estiradas hacia delante de él y las manos cruzadas sobre su regazo, con los ojos pintados de su verde pálido habitual y los hoyuelos grabados en sus mejillas.

—¿Crees que...—comienzo a hablar, pero me detengo—. Olvídalo.

Él levanta una ceja.

—No puedes hacer eso, Jane—dice—. Ahora dímelo—los rastros de una sonrisa en sus labios se materializan.

Me enrojezco.

—Yo...—miro hacia abajo en mis piernas—. ¿Crees que haya incluso una posibilidad de que pudieras volver atrás y tratar de sentir algo?

Mi pregunta le toma por sorpresa y se mueve ligeramente. Es una pregunta estúpida. Realmente deseo que nunca me hiciera preguntarlo.

Sin embargo, habla.

—No sé—dice en voz baja—. Es algo que siempre he querido.

—Yo también—admito y me alegro de que no está de humor para burlarse de mí, porque si lo fuera me molestaría con mi confesión, en lugar de sólo escucharla.

Me mira fijamente, sus claros ojos parecen entrar en mi interior, pasando por mi piel y mi esqueleto, directamente a mi mente.

—¿Por qué me miras de esa manera?

Él parpadea.

—¿Así cómo?

—Así—envuelvo la manta más fuerte a mi alrededor cuando una ola de frío me golpea.

Él apoya la barbilla en su palma.

—Nunca te he visto tan natural—confiesa—. Cuando acabas de despertar, te ves tan delicada y pequeña.

Nunca he conocido a una persona que utilizara palabras al igual que Harry, de una manera tan suave y encantadora. El calor en mis mejillas incrementa.

—¿Eso es algo bueno o malo?

Él sonríe, señalando mis rosadas mejillas.

—Bueno.

Juego con la manta, tratando de forzar a mis mejillas volver a su color normal.

Los ojos de Harry se mueven al reloj colocado encima de la chimenea a través del cuarto, antes de volver para mirarme.

—Son las dos y cincuenta—dice—. Debería irme—se levanta del asiento. Me siento pequeña junto a él, me siento muy microscópica cuando está de pie frente a mí y yo estoy sentada en el sofá. Debe medir al menos 1,80 m de altura.

—¿Cuánto mides?—pregunto—. Es decir, medías—mi error.

—1,82 m—responde, casi con orgullo—. A diferencia de Max, quien no pasa de los 1,75 m de altura. Tuvimos este tipo de competencia a medida que crecíamos, apostamos a ver quien crecería más rápido, sin embargo el que se convirtió en el más alto fue Nate superando los dos mtrs. y también Oliver estuvo allí para vencer...—ríe. Harry recuerda como una de las más bellas experiencias de su vida con una expresión pacífica en su rostro, que me hace desear aún más conocer el papel que jugó en su vida pasada.

Phantom [h.s] •Completa•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora