cinco

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—De ninguna manera.

—¿Qué?

—A diferencia de ti, yo no estoy muerta, así que si salto por la ventana, seguramente me quebraré algo.

Harry cruza ambos brazos por encima de su pecho, la suave brisa que entra por la ventana alborota su oscura cabellera.

—No seas ridícula—dice—. Hay una enredadera lo suficientemente fuerte para colgarse de ella. ¿Cómo crees que me escapaba por las noches?

Pestañeo rápidamente.

—¿Qué?

—Te explicaré después—asoma su cabeza lentamente por la ventana, observando hacia el suelo.

—Soy un poco acrofóbica—hablo—. Usaré las escaleras.

Me mira, recargándose sobre la pared y entrelaza los brazos por encima de su pecho nuevamente.

—Muy bien, haz eso y dime ¿cómo crees que tus sobre-protectores y autoritarios padres van a reaccionar cuando misteriosamente salgas por la puerta principal? la cual por cierto está perfectamente visible desde el sofá donde ellos están sentados.

Aprieto mi mandíbula.

Él me guiña.

—Es lo que pensaba.

—Ni si quiera sé por que te estoy escuchando—digo, moviendo mi cabeza—. Eres un fantasma y estás diciéndome que te acompañe a algún lugar por alguna razón que desconozco. Podrías ser uno de esos fantasmas psicópatas, por lo que sé.

Levanta una ceja.

Pongo ambas manos sobre mi cadera.

—Eres terca—sus labios se tuercen, dejando ver una pequeña sonrisa.

—Tengo mis razones. Por ejemplo, no te conozco.

—No todavía—me sonríe, para después dirigirse hacia la ventana y abrirla—. Ahora, sal por aquí y deslízate por la enredadera. Es fácil.

Lo miro.

Me mira expectante.

Sé que si mis padres suben y entran a mi habitación sin encontrarme, ellos perderían absolutamente la cabeza. Dios, hasta probablemente llamen a la Guardia Nacional para encontrarme. Sin embargo, frente a mí está un sorprendentemente guapo chico fantasma que me desconcierta al punto de que no puedo tomar buenas decisiones, y aparte, estoy más que intrigada con él.

Doy media vuelta, caminando hacia la puerta de mi habitación, poniéndole seguro.

—Le diré a mis padres que estaba dormida si preguntan—digo y sus labios forman una sonrisa.

Cruzo la habitación hasta llegar a la ventana, mirándola rápidamente antes de que con cuidado salga por ésta, llegando al pequeño saliente.

Miro el suelo, tratando de no vomitar mientras dirijo mi vista hacia la enredadera de la que Harry habló.

Parece lo suficientemente fuerte para mí. Me sujeto de una de las verdes ramas, tomo un respiro y doy un paso hacia delante, resbalándome hasta tocar el suelo con las manos.

Levanto ligeramente mi cabeza tratando de recuperar el aliento mientras me tranquilizo por mi pequeño acto de fe.

—Ves, te dije que era fácil.

Agito mi mano y frunzo el ceño hacia Harry, quien está a pocos metros de mí, imperturbable.

—¿Cómo es que-

Phantom [h.s] •Completa•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora