treinta y nueve

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La pared se rompe con facilidad y rapidez, Harry y yo estamos delante de un agujero al nivel de nuestros ojos. Buscamos en el interior, la sala está bañada en la oscuridad.

Me agacho para recoger la linterna que traje con nosotros, pero Harry me toma de la muñeca.

—Está bien—dice sin apartar los ojos de el agujero en la pared.

—¿Puedes atravesar?—pregunto.

—Vamos a ver.

La mano de Harry suelta mi muñeca y él se extiende hasta el agujero, dando un paso adelante. Deseo y espero que con todo lo que hemos hecho funcione. Él tiene que cruzar.

Miro cómo sus manos se deslizan a través de la pared, y luego sus brazos y de repente estoy sola en el pasillo, mirando alrededor de la habitación para luego ver Harry volver a mirar hacia mí, con los ojos bien abiertos.

—Funcionó—dice, aliviado, casi me dan ganas de llorar. Comienzo a sonreír y me devuelve la sonrisa.

—Gracias a Dios—suspiro, sacudiendo la cabeza—. ¿Quieres que ilumine con la luz para ver, o...?

—Todavía no. Déjame sólo... mirar por un segundo.

Observo la silueta de Harry mientras camina en lo que fue la oficina de su padre. A medida que mis ojos se acostumbran a la habitación oscura con  un poco de luz del pasillo, veo muebles viejos tomar forma. Un gran escritorio está empujado hacia el lado izquierdo, con una pintura en la pared detrás de él. No puedo decir lo que hay en la pintura en la oscuridad. En la pared opuesta de la oficina, hay más pinturas, con lo que parecen ser antiguos armamentos de espadas, lanzas, cuchillos y demás. Me doy cuenta de un espacio vacío entre las armas formando un rectángulo.

—Mi padre tenía un interés en las antiguas civilizaciones, especialmente en sus armas—dice Harry, moviéndose hacia la pared de armas—. Él coleccionó este tipo de armas desde hace años y me dijo que nunca se tocaran. Ves, esta hacha es de un antiguo imperio chino. Y esta espada es del antiguo Japón. Ambas tienen miles de años.

—Interesante—digo. Asiento con la cabeza hacia el espacio entre las armas—. ¿Qué había allí?

Harry se detiene, muerde su labio inferior y mira el espacio.

—Creo que...—él entrecierra los ojos. Entonces sus ojos se abren y libera lentamente su labio de entre los dientes—. Creo que el espejo estaba aquí.

Separo mis labios.

—Oh, Dios mío.

—Esto significa que... la razón del por qué no podía entrar aquí es porque...—Harry me mira—. Me mataron aquí.

Sus palabras son como un puñetazo en mi estómago al mirar fijamente la pared, con mis ojos en movimiento hasta llegar al suelo. De repente, él se inclina, está en cuclillas y mirando algo en el suelo.

—Jane—dice—. Enciende la luz.

Busco la linterna y hago clic en ella, dirigiéndola hacia Harry. La luz va hacia abajo.

—Hay sangre en el suelo—dice.

Accidentalmente dejo caer la linterna en el suelo del pasillo. Me agacho para recogerla e iluminar la habitación de nuevo. Harry está de pie ahora y me mira con ojos grandes y sé que él está parado justo donde murió, es su sangre en el suelo, lo mataron. Mi estómago se revuelve y mi corazón late fuerte en mi pecho mientras nuestros ojos se encuentran.

Phantom [h.s] •Completa•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora