veintidós

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La última clase que menos me gusta en el día es la del séptimo periodo, cuando me toca Gimnasia. Jamás he sido una persona atlética, y simplemente no disfruto de ningún deporte. Como sea, estoy obligada a obtener buenas notas en esta materia.

Así que, heme aquí.

El periodo acaba de terminar, y después de quince minutos de correr alrededor de la cancha, me encuentro sudada y cansada. La última cosa que quiero hacer, es tener que sentarme a tomar la clase de Biología.

Sigo a los demás hacia los vestidores, yendo directamente hasta mi casillero. No he hecho muchos amigos en esta clase, y las únicas personas que conozco son Ava y Estella. Ellas no me hablan, además, aunque lo hicieran, yo las ignoraría.

Rápidamente cambio mi uniforme de gimnasia por mi camiseta y mis jeans de nuevo, soltando mi cabello de la coleta. Ato las agujetas de mis Keds, deseando llegar lo antes posible a casa.

Busco en el casillero por mi collar, el que tiene el dije de calavera.

Mis dedos chocan contra la fría plata, enseguida lo tomo y coloco alrededor de mi cuello, dejándolo caer encima de mi clavícula como siempre.

Comienzo a recoger mis cosas, cerrando el casillero y metiendo mi celular en mi cartera. Alguien camina hacia mí y pisa con uno de sus pies mi agujeta, haciendo que se desamarre. Suspiro en frustración. Me siento de nuevo sobre la banca para atarla.

—Ella. Es ella.

Levanto mi mirada para ver a Ava parada frente a mí, con ambos brazos cruzados encima de su pecho. Sus ojos están llenos de desprecio y su boca se encuentra detallada en una fina línea, con maquillaje recién aplicado. Ella se ha cambiado de vuelta a su anterior atuendo, y luce completamente furiosa.

Junto a ella está la Lic. Hansen, la coordinadora principal.

—¿Lo ve?—Ava apunta hacia mi cuello.

El calor incrementa en mis mejillas, y una de mis manos instintivamente vuela hacia mi collar.

—¿Hay algún problema?—pregunto. Mi corazón late más rápido a cada segundo.

—Señorita Marx, ¿podría acompañarnos a la señorita Wright y a mí de vuelta a mi oficina?—dice la Lic. Hansen, su voz no detona amabilidad ni enojo.

Hago contacto visual con Ava. Ella me observa directamente, haciendo desdén en sus ojos.

Asiento hacia la Lic. Hansen, recogiendo mis cosas rápidamente y tratando de ignorar las miradas y susurros de las chicas alrededor de la habitación.

Sigo a las dos fuera del vestuario y del gimnasio, por todo el pasillo hasta las oficinas. ¿Qué es lo que está ocurriendo? ¿Qué está tratando de hacer Ava?

Cuando finalmente llegamos a la oficina de la Lic. Hansen, ella le dice tanto a Ava como a mí que tomemos asiento. Ava se niega, como si ella fuera muy superior como para sentarse a mi lado. Añado la mirada en su rostro a mi lista de las cosas que odio de Ava.

La Lic. Hansen se sienta detrás del escritorio, juntando las manos delante de ella. Es una mujer joven, no pasa de los treinta. Es pelirroja y trae peinado su cabello en un estilizado moño, además, tiene ojos verdes. Usa una blusa gris junto con un blazer a juego.

—Chicas—dice, agitando levemente su cabeza—. Me parece que hay un problema aquí—mira hacia Ava.

—Sí—Ava habla. Ella me mira, sus ojos se mueven hacia donde mi collar se encuentra—. Jane robó mi collar.

La acusación me toma tan fuera de guardia que casi me caigo de la silla. Levanto una de mis cejas hacia ella, claramente sorprendida.

¿Qué?

Phantom [h.s] •Completa•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora