dieciocho

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Me siento sobre el suelo del pasillo situado subiendo las escaleras, entrecerrando mis ojos ante la misteriosa pared hueca que se encuentra entre las dos puertas.

Hay algo muy raro acerca de todo esto ¿Por qué hay un pared hueca al azar en la mitad del pasillo? Debe haber algo detrás, ¿pero qué?

Una gentil brisa entra por la ventana abierta al final del pasillo.

Tomo la dona elástica que traigo en mi muñeca, retirando mi cabello fuera de mi rostro, amarrándolo en un alto moño desordenado.

Miro de vuelta hacia la pared.

Siento que si la observo lo suficiente, la respuesta vendrá a mí. Podría notar eventualmente una línea irregular de papel tapiz o el débil esquema de una puerta oculta. Como sea, he estado sentada aquí cerca de media hora, y la pared se ha mantenido exactamente igual.

Pero debe haber algo detrás de ella.

Harry dijo que le parecía familiar.

Abro ampliamente mis ojos.

Harry.

Me pongo de pie y corro por las escaleras, casi tropezándome al final. Me sujeto de la barandilla en busca de apoyo antes de atravesar la casa para poder llegar a la puerta trasera.

Claro, con suerte, mi padre está en la cocina, colgando más fotografías.

—Whoa, o tienes muchas ganas de orinar y olvidaste donde está el baño, o estás escapando de una avestruz salvaje—él coloca el martillo sobre la barra, brindándome una sonrisa burlona

—Ninguna—digo, tratando de inventar una mentira. Mi mano descansa sobre la perilla de la puerta trasera—. Yo, uh... vi un conejo en el patio por la ventana.

Mi padre alza sus cejas.

—Ooh, ¿qué especie? ¿cola de algodón? ¿liebre?

—No lo sé, por eso voy a averiguarlo—digo rápidamente, sabiendo que estoy jugando bien, por el amor que tiene mi padre de saber que tipo de especie animal es.

—Iré contigo—mi padre comienza a caminar hacia la puerta.

—¡No!

Él luce sorprendido ante mi arranque.

—Quiero decir—digo, aligerando mi tono—. Deberías quedarte y terminar con las fotografías. Mucho ruido podría ahuyentarlo, lo sabes.

Él asiente, caminando de vuelta hacia la escalera plegable.

—Claro. Ya ves, ¡todos esos programas de Discovery Channel sí funcionan!

Le brindo una rápida sonrisa antes de salir por la puerta trasera y correr por el patio.

Rápidamente abro la puerta que da al bosque en cuanto llego a ella, y me detengo por un segundo para tomar un poco de aire antes de seguir corriendo otra vez, sin detenerme hasta llegar al claro.

Harry levanta una de sus cejas hacia mí, desde uno de los columpios.

Coloco las manos sobre mis rodillas, recuperando el aliento.

—¿Acabas de correr una maratón?

Lo señalo, tratando de regular mi respiración.

—Cállate—mascullo—. Este es el mayor ejercicio que he hecho desde hace ocho meses.

Casi pierdo mi aliento de nuevo cuando sus labios forman una sonrisa burlona.

—Así que—dice, inclinándose hacia atrás lentamente en el columpio—. ¿Viniste a verme, cierto?

Phantom [h.s] •Completa•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora