diez

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Observo a Ría mientras ella da unos cuantos respiros profundos, mordiéndose el labio. No debe estar tan nerviosa si no tiene nada que ocultar.

Cruzo ambos brazos por encima de mi pecho y espero.

Finalmente, cierra sus ojos por un momento y después los abre, mirándome.

—Conocía a alguien llamado Harry—dice.

Asiento levemente, incitándola a continuar. El aire que corre afuera es frío, y el cielo está oscuro, algunas estrellas empiezan a aparecer en él. Rastros del atardecer quedan en el horizonte, un descolorido amarillo contra un oscuro azul de la noche.

Ría corre una mano por su cabello.

—Algo pasó el verano pasado—dice—. Algo malo.

—¿Tiene que ver con Harry?

Ella traga saliva y asiente.

—Sí.

Lo sé. Obviamente.

—¿Qué pasó?

—Es todo muy vago—dice, su cara se tuerce mientras recuerda—. La última vez que lo vi fue un viernes por la noche, en Junio. En una fiesta.

Levanto una ceja.

—¿La última vez?

—Harry...—desvía su mirada, sus claros ojos cafés se llenan de un sentimiento que no puedo descifrar. ¿Dolor? ¿nostalgia? ¿tristeza?

¿Culpabilidad?

—¿Harry qué?

Me mira tristemente.

—Él se suicidó.

Abrí grandemente mis ojos. ¿Suicidio? No. Ella debe estar mintiendo... a no ser, que Harry me esté mintiendo.

¿Por qué Harry me mentiría? ¿Por qué él me buscaría para ayudarlo si no fue asesinado? No tiene ningún sentido.

Harry no está mintiendo.

Y ya sea que, Ría está mintiéndome, o le mintieron.

—Oh, Dios—digo frunciendo el ceño—. Eso... es horrible.

Asiente.

—Sí, lo sé.

—¿Sabes por qué?

—¿Por qué, qué?

—Por que él... se suicidó.

Ría niega con su cabeza.

—No.

Ella está tomando ventaja de que soy nueva en el pueblo o está inconsciente del caso por asesinato que fue cerrado un mes después de la muerte de Harry. Esto no cuadra.

—Debería volver—Ría camina a un lado de mí y regresa a la habitación, dejándome sola en el balcón.

Un par de segundos después decido seguirla de vuelta al salón.

Todos están donde estaban antes de irme, pero Ría se fue.

Me paro junto a Max y Oliver en el minibar. Jenna y Adam juegan lo que supongo, es un juego de B.S. con cartas en sus manos. Estella ya no está sentada junto a Ava, sino justo donde yo estaba, en el sofá, con cuatro vasos vacíos frente a ella. Ava descansa su cabeza en el respaldo del sillón, viendo hacia el techo. No veo a Nate por ningún lado.

—¿Dónde está Ría?—le pregunto a Max.

—Se fue a casa, creo—responde—. Dijo que estaba cansada.

Phantom [h.s] •Completa•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora