Salvarte (Kardia x Dégel)

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"Por favor despierta"

Lágrimas se escapaban por los ojos de Dégel, ya habían pasado horas y la fiebre de Kardia aún no bajaba. Deslizó su mano a través de la caliente piel del otro tratando con todas sus fuerzas que su corazón no se incendiara.

Era su deber cuidarlo, el era el único que podía salvarlo. Sin embargo la presión lo consumía, el pánico de no tener la suficiente fuerza y entonces perderlo...

Y qué haría sin él, que haría sin la única persona en la cual confiaba, no podría vivir sin aquella sonrisa que hacía su corazón latir con fuerza y a sus mejillas sonrojarse. Y ahora aquella sonrisa deslumbrante no estaba, en su rostro, sólo se dibujaba una mueca de dolor, mientras el sudor corría sus mejillas y de sus labios salían palabras sin sentido. Lo estaba perdiendo.

- No me dejes...-comenzó a susurrar, ya no le quedaban fuerzas, ya se estaba acabando su cosmos-no me dejes....-repetía esas palabras como si se tratara de un mantra para mantenerse con fuerza. Cerró con fuerza los ojos y trató de enfocar todo el cosmo que le quedaba al corazón de Kardia. Su respiración se apaciguaba con lentitud y sin más, en un instante todo se volvió borroso para el peliverde.

"Lo voy a perder..."

Se había hundido en una sombra donde podía ver figuras borrosas. Sin embargo su mirada sólo se enfocaba en una sola figura.

- ¡Dégel! ¡Dégel!-la sombra con voz agitada gritaba su nombre sin parar una y otra vez, el peliverde sintió una sacudida que lo levantaba.

Al abrir los ojos se encontró con la figura de Kardia y sus cabellos azules rozaban su piel.

El peliverde rodeó con los brazos el cuello del otro y lo atrajo hacia él. Lo abrazó con todas sus fuerzas, lo aferraba como si de repente el otro fuera a desaparecer de sus brazos y es que eso pasaría algún día, Dégel sabía que aunque él no deseara eso, era algo inevitable.

- Dégel...-Kardia había caído encima del otro, que no lo dejaba escapar de sus brazos. Se acomodó y también lo abrazó con ternura. En aquella posición podía oler el dulce olor que desprendía la piel del otro.

El peliazul se alejó sin desprenderse del agarre, dejando sus rostros a centímetros, una sonrisa triste se dibujó en sus labios. Las lágrimas se le escapaban sin parar a Dégel, que el otro estuviera bien era para él, el mayor alivio.

-No te tenías que sobrepasar...te desmayaste...devuelta...-Le reprochó Kardia.

- Soy el único que te puede curar, no me importa si muero tra...- sus palabras fueron interrumpidas por el otro.

- No...- la sonrisa se había borrado- si un día al levantarme supiera que haz muerto por salvarme, no sé que haría...No podría vivir-con sus manos comenzó a acariciar los suaves cabellos del otro. Sus miradas se fusionaban, eran dependientes el uno del otro, no podrían vivir si el otro muriera y sin embargo la muerte siempre los acechaba.

- Yo tampoco podría...-Kardia acercó sus labios dudoso y sin embargo Dégel fue quien lo besó, fue algo rápido y tímido. Aunque para el peliazul fue una manera de saber que el otro correspondía sus sentimientos.

Esta vez Kardia lo besó con pasión provocando que al otro le costara seguirlo, Dégel lo acercaba más hacía si. Las manos del peliazul se comenzaron a deslizar a través de la suave piel del otro,desabrochando su camisa. Rompió con aquel beso para comenzar a besar fervientemente el abdomen de Dégel. Su lengua se deslizaba haciendo que el otro soltara pequeños gemidos de placer.

La lengua de Kardia paró en las tetillas del otro para comenzar a lamerlas y morderlas. Mientras su boca se encargaba de una sus manos empezaron a pellizcar suavemente la otra.

Dégel estaba completamente avergozando sin embargo no lo iba a dejar notar ya que eso lo avergonzaria aún más.

Con las pocas fuerzas que tenía cambio de lugar con Kardia quedando así, él arriba. El peliazul estaba un poco confundido. El otro empezó a bajar hacia el miembro de Kardia, desprendió algo tímido la ropa que cubría esa parte y despacio comenzó a lamerle.

La lengua del otro se deslizaba de arriba a abajo, cuando llegaba a la punta se metía el miembro en la boca y con la lengua hacia movimientos en forma de círculos.

Kardia no se quedó atrás y mientras el peliverde se encargaba de su miembro el se inclinó, lamio sus dedos antes de alcanzar la entrada del otro y para sorpresa de Dégel, se comenzó a dar paso.

Primero un dedo haciendo movimientos en forma de círculo, después dos dedos que se movían como tijeras dilatando su entrada hasta llegar a tener tres dedos. El peliverde estaba aún con el miembro de Kardia en la boca cuando sintió como lo tomaban de la cintura.

Lentamente el miembro de Kardia lo comenzó a penetrar, haciendo que soltara un grito de dolor y placer. Primero el peliazul lo movía de arriba a abajo sin embargo fue después él, quien comenzó a tomar ritmo y a moverse con mayor rapidez.

Su respiraciones agitadas entre gemidos, a causa de aquel vaivén tan excitante. Sin embargolo de esa noche iba más allá del placer carnal, esa noche sus almas se habían unido por completo.

Tal vez la muerte los acechaba, pero ellos iban a disfrutar cada segundo antes de que llegue.

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Pedido de kagomesayri espero te haya gustado. Gracias a todos por leer.

- Lanico Bane

Pequeñas historias (Saint seiya)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin