Pequeñas historias (Saint seiya)

Frágil Parte 2 (Manigoldo X Albafica)

ALBAFICA

Me desperté aquella mañana con los rayos de luz filtrándose a través de la ventana.

Estaba cansado, no sentía en mi las fuerzas para nada. Un vacío comenzó a llenarme, odiaba sentirme así y sin embargo no creía ser capaz de merecer nada más. Traté de enfocarme en otra cosa pero sólo me envolvía una serie de malos pensamientos, no era bueno para nada, la gente sólo se acercaba por mi mundana belleza. Traté de cerrar los ojos y volver a dormir, pero los pensamientos seguían rondando en mi mente, jamás iban a parar.

Las horas pasaron y no salía de mi cama, ni siquiera fui al entrenamiento, tampoco me importaba... Otra mentira, si me importaba, todo me importaba y por eso no quería salir, por eso no quería encontrarme con el mundo.

Había comenzado a oscurecer cuando sentí como un cosmo ingresaba por mi casa, traté de no darle importancia pero unos segundos después escuché un golpe en la puerta. No respondi, sin embargo aquella persona se dio paso.

La habitación estaba demasiado oscura, pero pude reconocer quien era.

-Albafica...- Su voz hizo eco en aquella habitación inmensa. Se acercó hasta el borde de mi cama, traté  de hacer como si durmiera pero no funcionó ya que el siguió hablando- ¿Te encuentras bien?-

No, quería levantarme y gritarle y decirle que no, que no me sentía bien, que lo único que sentía era como caía a un vacío, como era absorbido por la oscuridad. Pero no grité, sólo me limite a decirle que si.

Nos quedamos un minuto en silencio, lentamente sentí como se acercaba hacia mi, no lo detuve, quería que me abrazara, quería sentir algo.

Se acostó a mi lado, le daba la espalda, su mano se deslizó por mi cintura hasta envolverme, pude sentir su respiración en mi cuello, tan cálida.

-Si te molesta me puedo ir...-tomé  su mano con fuerza, no quería que se vaya pero tampoco quería lastimarlo. Sabía que era peligroso, sabía que si él estaba conmigo no iba a pasar nada bueno. Sin embargo a pesar de que le dijera que se vaya el volvía.

Me di vuelta, quedando cara a cara con él. Lo miré fijamente a los ojos.

-¿Por qué...?- Por un momento pareció confundido, después de unos segundos pareció entender a que me refería.

-Porque me importas...-

Me dio un beso, fue tan dulce, su mano se deslizó hacia mi mejilla. Envolví mis brazos alrededor de su cuello. Sentía que el era el único que me quería por algo más que por como me veía.

-Porque eres una persona importante...-besó mi cuello -porque eres dulce a pesar de tu frío exterior, eres inteligente...-Sus palabras me fulminaban, de cierta forma ese apoyo era todo lo que necesitaba, el siguió mientras me besaba.

-Tu también lo eres...- Salió como un susurro pero él levantó su cabeza para mirarme, una sonrisa se dibujo en sus labios, me besó apasionadamente, mis dedos se enredaron en su enmarañado cabello.

Se colocó encima mío, su cuerpo rozaba contra el mío mientras nuestra respiración se agitaba. Sus manos hacían su camino a través de mi pecho mientras yo comenzaba a dejar pequeñas marcas en su cuello a manera que lo besaba.

Mi cuerpo se sentía completamente caliente entonces cambié de posición con él, ahora yo me encontraba encima de él, continúe besando su cuello mientras lentamente nos despojabamos de nuestras prendas. Bajé por su trabajado abdomen hasta su pelvis, sus manos sostenían mi cabello con dulzura y me miraba tratando de forzarme a nada.

Aquella noche no sólo nos unimos físicamente sino que también espiritualmente.

La siguiente mañana al levantarme pude sentir como la oscuridad se acercaba sin embargo al verlo tendido a mi lado, una sonrisa se dibujó en mi rostro, el me daba razones para sentirme mejor. Besé su mejilla y recostandome a su lado volví a dormirme al compás de sus latidos.

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Gracias por leer.

No sé si vaya a haber una continuación. El dibujo es mío, si les gusta pueden seguirme en instagram o tumblr (Están en mi perfil).