Andrea estaba acostada mirando el techo de la celda, sus lágrimas caían por sus mejillas sin que ella pudiera hacer nada, o bueno si podía, pero no quería hacerlo. Quería llorar, desahogarse, ya no aguantaba tanto dolor, tanto sufrimiento, sus abogados hasta ahora no habían conseguido nada y ella ya estaba desesperada, quería salir de ahí mismo ya.
Por otra parte no aguantaba el dolor de las costillas, y estaba que la cabeza le resentaría en cualquier momento. Nunca pensó que su vida terminaría así. Su padre muerto, ella encerrada por algo que no hizo, su hijo lejos de ella y Samuel odiandola sin razón alguna.
Samuel: Andrea.- dijo abriendo la puerta del hotel.
Andrea: Hola Samuel.- dijo sonriendo con timidez y él se acercó a besarla.
Ella pasó al departamento y miro como estaba todo, las cortinas abiertas dejando entrar la luz de la luna, la mesita que estaba en la sala, la cual tenía una bandeja de comida, copas de vino, rosas rojas enmedio y con pétalos blancos exparsidos por toda la mesita.
Samuel: Te gusta mi amor? -dijo nervios.
Andrea: Me encanta esta muy hermoso todo.- dijo sonriendo y se volvieron a besar.
Ellos cenaron, y practicaron con mucha alegría, pero aunque Samuel trataba de aparentar Andrea Ya se había dado cuanta que estaba muy nervioso, lo que no se preguntaba era el porque, no tenía ningún motivo para estarlo.
Andrea: Porque estas tan nervioso mi amor? -dijo tocando su mano.
Samuel: Este, te amo, te amo mucho. -dijo besando su mano y después la beso a ella.- No quiero separarme de ti ni un minuto mi amor.
Andrea: yo tampoco quiero estar separada de ti, te amo Samuel.-dijo volviéndolo a besar.
Samuel: Andrea, yo quiero decirte algo que es muy importante para mi, y que es el motivo por el cual estoy muy nervioso en este momento.-dijo sonriendo.-Se que hasta ahora no llevamos mucho tiempo juntos, solo unos meses, pero eso me basto para conocer lo maravillosa que eres, eres la muje más especial que he conocido en mi vida, la más hermosa y que me trae loco aunque este dormido.
Andrea: Samuel que cosas dices.-dijo riendo mientras bebia de su copa.
Samuel: No Andrea, es de verdad, tu te has metido mucho en mi corazón, eres mi alma, mi corazón, mi vida, mi todo, por eso he preparado todo esto, por eso te cite esta noche en mi departamento, Andrea.-dijo hincándose frete a ella.-¿Quieres compartir todos los días de tu vida conmigo? ¿Quieres casarte conmigo?
Andrea: Si, si Samuel.-dijo y lo beso.
Andrea aun conservaba ese anillo, en ese momento lo tenia entre sus manos, de sus ojos caían lagrimas como si fuera regadera, en esos momentos eran tan felices, haciendo planes, planeando tener hijos, como los cuidarían y velarían por ellos, y saber que ahora todo era tan diferente, parecía como si el destino estuviera en su contra y le quisiera arrebatar todo lo que ella ya había ganado con mucho esfuerzo.
Era inútil que lo siguiera negando o que se esforzara por pensar cosas que no eran, ella seguía enamorada de Samuel, y era inútil que tratara de convencer a su corazón que no era asi, porque este estaba metido muy en el fondo de el. Agarrando el anillo que tenia en la mano y apretó mientras sus lagrimas comenzaban a escurrir por sus mejillas.
Andrea: Porque Samuel? Por que no me creíste cuando te dije la verdad, porque te empeñas en hacerme daño.-dijo llorando. No es justo, tu estas a punto de rehacer tu vida, de casarte y yo aquí llorando como una estúpida por ti...
