Un año después
Samuel estaba dentro de la iglesia, a pesar de la demora estaba tranquilo, sabía que Andrea no podía fallarle lo amaba mucho como para dejarlo plantado, y él la amaba mucho como para desconfiar de ella o estar preocupado, por eso la esperaba paciente mientras miraba la imagen de Jesús, hoy por fin Andrea seria su esposa, por fin la haría su mujer ante la ley de Dios, del hombre y vivirían felices por siempre.
De pronto escucho como la música de la entrada nupcial anunciaba y volteo con una gran sonrisa, por fin después de tanto tiempo, por fin después de tanto que pasaron juntos podrían ser felices.
Samuel vio como Andrea caminaba hacia él, y sonrió sintiendo que él corazón le latia con fuerza, sus manos comenzaron a sudar y su respiración se hizo irregular mientras ella se acercaba a él. Le tomo la mano sintiendo el nerviosismo de ella y sonrió acercándose a su oído.
Samuel: No te preocupes, hoy seremos marido y mujer, así caiga el apocalipsis entero.
Andrea: Eso espero, porque te amo y si hoy no nos casamos me volveré loca.-dijo y él sonrió besando su mejilla.
Samuel: Te amo.
Andrea: Yo más.-susurro antes de que el sacerdote comenzara la misa...
Andrea: Yo Andrea del Junco, prometo hacerte feliz a ti Samuel Gallardo, prometo ser la mejor esposa, la mejor amante, prometo estar contigo en las buenas y en las malas, darte consuelo cuando lo necesites, y hacerte sonreír así no lo requieras, prometo no descuidarte aunque tengamos una manada de hijos y estar contigo siempre, por el resto de mi vida, hasta que la muerte nos separe.-dijo y Samuel sonrió.
Samuel: Yo Samuel Gallardo, prometo a ti, Andrea del Junco, hacerte la mujer más feliz del universo, prometo ser tu enfermero cuando te sientas mal, y ser tu payaso para cuando tengas ganas de reír y simplemente no puedas, prometo ser tu guía cuando te sientas perdida, prometo defenderte de los demás incluso si estas equivocada, te pondré siempre por delante del trabajo y estaré contigo siempre, por el resto de mi vida, incluso si la muerte nos separa, te buscare por todas partes hasta encontrarte.-dijo sonriendo y vio como a Andrea se le escapaban unas lágrimas.
El sacerdote los declaro marido y mujer y procedió a terminar la misa después de que ellos se besaran, ambos salieron de la iglesia y se fueron a la casa, bailaron el vals de los novios, hicieron el brindis, recibieron y platicaron con los invitados de lo mejor y más a gusto, hasta que acabo por fin y se despidieron de todos subiendo al cuarto.
Samuel la cargaba entre sus brazos mientras ella reía entusiasmada y le daba besos por toda su cara, eran la pareja más feliz del mundo y eso era porque ambos estaban juntos.
Andrea: Te amo.-volvio a decir mientras entraban a la habitación y Samuel la sostenía en brazos.
Samuel: No más que yo.-le respondio mirándola a los ojos y la beso.
Seis meses después...
Andrea: ¡Damian deja eso ahí!-dijo acercándose al niño quien tenia una de los planos de Samuel.-No toques esto que es trabajo importante de tu papá.
Damian: No.-dijo haciendo un pequeño puchero cuando ella le quito los planos.
Andrea: Si, esto no puede ensuciarse porque papá lo ocupa.
Damian: Yo jugar.
