Capítulo once: Lo único que nos quedó.

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"De todas las cosas que he perdido la que más extraño es mi cordura."





Estuvo más divertido de lo que pensaba que iba a estarlo y, por lo tanto, olvidé hablar con Pier sobre el tema, igualmente, él tampoco me lo recordó y eso era nuevo en él después de que desde que lo conocí parece empecinado en querer hablar sobre eso, le crea o no. Fuimos a comer, no a McDonald porque a Pier no le gusta, todos parecían llevarse bien y la relación entre Caroline y Matthew estaba realmente alejada, Theo me cayó mejor a partir de hoy porque demostraba todo el amor que le tiene a Caroline y yo esperaba que un chico así llegue a su vida. Después de comer fuimos a ver una película que trataba sobre una antigua "raza" de magos que se habían reducido a unos pocos pero no le presté mucha atención porque Pier, Matthew, Samy y yo estábamos tirándole palomitas a Caroline y Theo que estaban más adelante besuqueándose. Cuando salimos fue el momento idóneo para hablar del tema, Caroline y Theo caminando adelante nuestro junto con Samy que daba saltitos al caminar y Matthew que iba a su lado.

-Entonces... ¿Vas a decirme?- Le pregunté, no mirándolo realmente, no sé qué reacción esperaba pero la que hizo me sorprendió. Bajó la mirada y se puso serio, ya no era el Pier divertido de hace unas horas, ahora parecía hablar en serio, cuando yo en realidad estaba esperando que se ría de mí por darle mérito a algo tan absurdo.

-Sabía que venías para hablar sobre eso, ¿Estás seguro que lo creerás?- Preguntó, parecía algo realmente serio para él y no sabría qué hacer para no reírme si no llego a creerle.

-Dímelo y te diré, no me golpees si me rio.- Me aseguré, no quería que me golpee pero... Era Pier, con él nunca se sabía.

-No prometo nada.- Dijo sonriendo, luego volvió a ponerse serio y parecía recitar un libro entero.- "Siempre hemos vivido bien, todos nosotros, teníamos nuestros problemas como todos pero nunca llegábamos a pelear de una mala manera. Yo conocí esos momentos, los momentos en que todos y todo estaba bien, después mi padre murió y todo se fue por el desagüe.- Suspiró antes de continuar, se aseguró de que estaba escuchando y prosiguió.- ¿Crees en cosas mágicas? Espera. No me lo digas, sé que no, sólo crees en tus libros y lo que el mundo te enseñó. Bueno... Hay más cosas, cosas que no sabes y que crees que son mentira. No hay forma que te lo demuestre a pesar de mis ojos, ya no hay forma de que te demuestre que hay algo más de lo que tú sabes, sólo debes ver mis ojos.- Alumbró sus ojos con una lámpara y brillaron, brillaron como en el bar y brillaron como el extraño señor que discutió con mi abuela en su departamento.- Es lo único que nos quedó, ni a nuestros muertos dejaron en paz..."

-Estoy tratando de asimilar todo esto, ¿Tiene algo que ver con la película que vimos hoy?- Pregunté, miré hacia adelante y todos estaban riendo, tan ajeno a todo.

-Exacto, pensé que no lo captarías, me gusta decir que somos una civilización post- apocalíptica. Te contaría todo lo que podíamos hacer, todo el poder que en verdad teníamos y cosas así pero no me las creerías ahora, no sé ni siquiera si estás creyéndome ahora o sólo estas sonriendo y asintiendo.- Acusó y sacó un cigarrillo, no sabía que él fumaba, prendió el cigarrillo y siguió.- Te diré la razón por la que dije que ni a nuestros muertos dejaron en paz. Repito, tal vez, no estés escuchándome pero hablaré de todos modos porque así soy yo. - El cigarrillo se consumía lo más rápido posible y se notaba a leguas que estaba nervioso.- Cuando los nuestros mueren, sus familiares y seres queridos pierden recuerdos, pierden todo con lo que puedan llegar a usar como recuerdo, por ejemplo, sus fotos o algún que otro certificado que demuestre su existencia, las cosas se queman solas y quedan cenizas en su lugar. Eso pasó con mi padre y, también, con tu abuelo.- Dijo y las piernas comenzaron a temblarme, me acordé de los cajones en donde había fotos de mi abuelo, sus papeles y prácticamente todo en el departamento de mi abuela, todo estaba lleno de ceniza y yo lo había pasado por alto y tampoco le había contado nada sobre esto a Pier.- Tengo razón, ¿No?

-No sé qué pensar.- Fue lo único que dije, no sabía qué pensar ni qué hacer, tampoco estaba seguro en dónde estaba.

-No tienes que pensar nada, sólo creerme, también puedo decirte que nosotros no nos lastimamos, al menos, no de una forma física. Apuesto dólares a que nunca lastimaste tus rodillas o nunca te quebraste un brazo, ¿Me equivoco?- Se había acabado su cigarrillo y me miraba sonriendo, yo sólo asentí.- Apuesto a que sentiste unas incontrolables ganas de saber sobre tu abuelo y por eso estás aquí escuchándome a pesar de que pensabas que iba a reírme de ti.- Comenzaba a darme miedo todo lo que sabía, no sé qué cara puse pero él siguió y los otros parecían no escucharnos.- También apuesto a que le preguntaste a tú abuela y ella se descompuso o algo por el estilo, eso le pasa a mamá y a mí también pero no a mis hermanos porque ellos no lo recuerdan tanto como yo.

-No sé, Pier, tengo que pensar. Yo... Déjame pensar, ¿Si?- Le supliqué, parecía rogarle, sentía que si decía algo más yo explotaría.

-Sí, sólo que... No le cuentes a ellos, no lo entenderían y te harían dudar, créeme que lo que menos necesitas es que te hagan dudar.

-Entiendo.- Dije cuando no entendía nada, absolutamente, nada.

Caminamos hasta alcanzarlos y Matthew estaba rodeando con el brazo a Sam, Matthew siempre fue bastante rápido con las chicas y más si éstas le parecían interesantes. No creo que Sam le dé paso libre tan rápido pero él se divertirá intentándolo, supongo. No fuimos hacía el departamento, doblamos hasta un supermercado y entraron todos menos Caroline y yo.

-¿Qué pasó? Volviste blanco como un fantasma.- Aseguró, yo no entendía ni siquiera a qué habían ido al supermercado si ya era hora de que todos volvamos a casa. Yo le saqué importancia y seguí acomodando los retazos de mi cerebro que estaba esparcidos por toda mi cabeza.- En serio, Nick, si necesitas hablar créeme que yo te creeré por más raro que parezca.

-No pasó nada, Caroline, sólo... Quiero pensar, es todo.- Le expliqué, ella parecía seguir asustada por mí pero trató de dejarme, ella hacía eso cuando yo necesitaba pensar y eso era casi todo el tiempo en secundaria. Me gustaba pensar en las posibilidades pero, ésta vez, no había muchas posibilidades era, blanco o negro, creerle o no.

Establecí un tipo de barrera alrededor mío, todos vinieron a casa porque se quedarían a dormir y haríamos un tipo de fiesta, a la cual yo no asistí del todo, sí, sí estaba ahí pero no del todo ¿Se entiende? Era como que yo estaba ausente pero aún así estaba ahí. Mi cuerpo no siente estaba como ausente.

Después de unas horas de pensar, eso de las tres de la mañana, salí del cuarto porque no querían que pensasen que soy un aburrido, aunque sí, sí lo soy pero, por alguna razón, todos me caían bien y no quería que pensaran eso de mi. Todos estaban hablando y riendo, Pier estaba en el ventanal fumando y los demás sentados en el piso tomando cerveza. Los saludé a todos y ellos sonrieron y me saludaron, Caroline parecía notar que todavía pasaba algo y traté de parecer normal pero no podía, sentía que no podía dejar de pensar e hice lo que todos los chicos hacen cuando no saben qué hacer y me puse a fumar.

Magicians Ashes  #Wattys2016Où les histoires vivent. Découvrez maintenant