Capitulo 9: Arreglando las cosas.

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Me negué a salir de mi cuarto durante los siguientes dos días. El sentimiento de culpabilidad se apoderó de mi, y ni siquiera cuando los gemelos se aparecían en mi cuarto, conseguían sacarme. Me traían la comida, y me informaban sobre como iban las cosas en la casa. Nadie sabía muy bien a que se debía mi comportamiento, y las chicas llamaban a ratos a mi puerta. Y, Sarah ya se había calmado un poco, pero al igual que Sirius, no hablaba casi nada. A la mañana del tercer día, decidí salir de mi habitación. La casa estaba muy silenciosa, y más tarde descubrí que la mayoría se habían ido al callejón Diagon, sin mi:( . Decepcionada, quise volver a mi cuarto, pero antes de entrar, me fijé en que había una nota en la puerta, que decía:
Te traeremos algo del C. Diagon.
Mamá nos ha dicho que mires como está la renacuaja. Escrito por los fantásticos gemelos Weasley.

Reí algo con la nota, y la dejé sobre una mesa del pasillo.
Entré en mi cuarto, y hice la cama y me cambié de ropa. Suspiré profundamente, y comenzé con la búsqueda.

Volví a la planta baja, y comenzé por ahí. Nada. Primera planta. Aún menos. Así sucesivamente, hasta que llegué al piso en el que estaba buckbeak.

Cansada, me dirigí hacia donde estaba, y me sorprendí al ver la puerta abierta. Entré, y me encontré al hipogrifo junto a... ¡Sarah!

- ¡Sarah! ¿Que haces aquí?- antes de nada, hice una reverencia al animal, la cual respondió. Me acerqué a la niña, quien estaba acariciando una ala del hipogrifo.

- Buscaba a Sirius, y como un dia me trajo aquí, pensé que quizá estaba aquí.-suspiré, algo cansada por el lío que se está montando.

- ¿Desde cuando no lo has visto?

- No lo he visto en dos días. Con hoy tres. Nadie me ha querido decir donde está. Es raro...

- ¿Lo echas de menos?- asintió.-Quedate aquí, ¿vale? Hazme caso.- salí al pasillo, y continué con la búsqueda.

En los siguientes pisos tampoco lo encontré, y ya estaba en el último. Resignada, quise volver abajo, pero algo me detuvo. Un sonido, que parecía una tós, provenía del... ¿Techo? Me fijé bien, y ví... ¡Una trampilla! Cogí un palo (que supongo que estaba ahí a proposito), y bajé la madera, que daba paso a unas escaleras del mismo material.

Tomé aire profundamente, y subí.

Estaba muy oscuro, y la poca luz que había provenía de una sola ventana, que estaba tapada hasta la mitad con tablas de madera. El polvo cubría todas las superfícies, y era muy difícil abrirse paso entre todos los muebles. Aunque, había un "camino" hecho a la fuerza. De fondo, se podía escuchar una balada triste, salida de un tocadiscos.

Seguí caminando, guiandome por el sonido de la tós, y me paré cuando lo ví:
Sentado en el suelo con la espalda contra la pared; con una botella en la mano (vacía), y otra medio llena en la otra, estaba Sirius, tosiendo levemente, tomando otro trago. Sacudí la cabeza violentamente, en señal de desaprobación, y me acerqué a el dando fuertes golpes en el suelo, a cada paso.

- ¡Sirius Black! ¡Levantate ahora mismo!- le arranqué de un tirón las botellas, y se quejó como un niño pequeño.
Sorprendentemente, no parecía estar tan ebrio como esperaba, ya que se incorporó, y fue hasta unas cajas, de las cuales sacó más botellas.

- Quedatelas. En estas cajas está la colección entera de alcohol que tenía mi padre, y puedes creerte que hay de sobra.- abrió una botella, pero antes de que bebiese nada, dejé las botellas en el suelo, saqué la varita, y le arrebaté la botella.

Se acercó de nuevo a las cajas, pero (actuando la varita por si sola), hice un escudo, impidiendole la accesibilidad a estas.

- ¿Se puede saber que haces?

Querido Diario: Soy Olivia Black {Harry Potter} [actualización lenta]Where stories live. Discover now