CYELITY. La elegida. [Libro I] [En edición]

Capítulo V. [III]

El ángel caminaba de un lado a otro, con los brazos cruzados y su mente viajando de nuevo a sus recuerdos. Para ser más específica a la imagen de su hermana y a la imagen de un hombre de semblante duro. Sus dos seres más queridos que estaban lejos de su lado. Se retiró a dormir después de la junta, pero no había logrado conciliar el sueño en todo el rato desde que tocó su cómoda cama. Salió a caminar en la noche para ver si así lograba calmar sus preocupaciones.

― ¿Estás bien Aurán? Te noto inquieta ―preguntó Eril.

Aurán se llevó un susto poniendo la mano sobre su pecho. Eril sonrió de lado en modo de disculpa por el altercado. Ella sabía que su guardián no estaba haciendo nada malo ni a propósito, sino que aumentaba la preocupación en él.

―Sí, solo sentí una sensación extraña por eso me desperté... ¿Tú qué haces aquí Eril? ―preguntó curiosa.

― ¿Qué sensación sentiste? ―preguntó Eril evadiendo su pregunta.

Él tampoco podía dormir así que en conciliación estaba observando todo Cyelity desde su torre cuando vio a Aurán caminar rápidamente, con un rostro preocupado y eso por consecuencia lo preocupaba a él también. Además, no era normal que ella deambulara por la noche. Simplemente necesitaba saber cómo se encontraba su persona amada y sobre todo no podía permitirse verla mal así que voló hacia ella con cautela.

―Creo que ya estoy loca, juraría que el Infierno, que Hellfirn estaba cerca...

― ¿Cerca?

Aurán negó con la cabeza―. Son imaginaciones mías, es lo más seguro.

Eril puso la mano en el hombro de Aurán para animarla y le sonrió.

―Gracias ― sonrió.

Por primera vez se sintió nerviosa antes los profundos ojos azules de Eril que decidió evadirlos, tal vez era el cansancio el que le estaba jugando sucio, pero hubo un momento que se sintió atraída hacia ellos.

―Debemos ir a dormir. En unas horas más tengo que tener todo preparado para que llegue Eileen.

―Sí, está bien ―dijo desanimado y quitando su mano.