Capítulo XVIII. [II]

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Janice llegó a casa acompañada de Jonathan y Job, los mellizos

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Janice llegó a casa acompañada de Jonathan y Job, los mellizos. Su madre apareció con el pastel de chocolate decorado con betún. Eileen apagó las trece velas deseando que todo lo que le esperaba resultara de lo mejor posible. Una vez que sus hermanos y abuela tomaron asiento comenzaron a devorar el pastel.

Sus amigos se quedaron un poco más tarde de las seis, el padre de Engel sería el encargado de recogerlos y llevarlos a sus respectivos hogares, antes de que se fueran les agradeció de corazón su asistencia. No podía negar que le dolía la usencia de Gaeni en su cumpleaños. Subió a cambiarse en lo que sus hermanos se ocupaban de recoger, abrió los regalos encontrándose con un par de diademas de pedrería roja y verde. Un regalo sin duda de Eunice. Uriel le regaló un diario de pasta dura con lo mucho que le gusta ese tipo de acabados antiguos y era perfecto pues su anterior diario ya no tenía más hojas para narrar sus nuevas y fantásticas experiencias. Y el regalo de Engel era unos aretes en forma de manzana.

―Qué bonito ―dijo guardando todos sus regalos en su cajón,

Agarró el cepillo y se desenredó el cabello.

― ¿Cómo te la pasaste hoy?

Volteó y ahí estaban de pie Aurán y Crystal.

― ¿Qué hacen aquí? ―preguntó entusiasmada.

―Aquí ya te celebraron tu cumpleaños, pequeña. Ahora es nuestro turno ¿Vamos? ―dijo Crystal creando al clon de Eileen.

Corrió hacia ellas y las acompañó. Se dirigieron al castillo de Ingrid a toda velocidad y en el comedor estaban todos reunidos aguardando la llegada de la cumpleañera.

Una vez ahí no pudo detener las lágrimas de felicidad que comenzaban a escapar. Se había encariñó con cada uno de esos seres que día con día hacían su vida diferente y especial. Además, le enseñaron tantas cosas que los humanos ignoran y seguirán ignorando mientras exista la barrera mágica. Después de todo Eileen tenía un papel muy importante en ese lugar y no quería decepcionar a nadie. Se acercó lentamente mientras guardaba en su mente cada uno de los detalles, globos dorados que flotaron hasta el techo. Alguna que otra serpentina adornando las paredes, un pastel de cuatro pisos de betún blanco y adornos de rosas azules. Todos la felicitaron, pero hubo uno que a pesar de su máscara de frialdad le dio un caluroso abrazo. Oráculo le deseo un feliz cumpleaños y esperaba que todo lo que ella deseara se hiciera realidad. Solo faltó Ingrid, pero se podía imaginar que estaría ocupada atendiendo pendientes de Nurtonal.

CYELITY. La elegida. [Libro I] [En edición]Where stories live. Discover now