Capítulo XXII. [III]

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―No permitiré que la ayudes más ―dijo tomando a la Sely del cuello y sin dificultad alguna la levantó del suelo

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―No permitiré que la ayudes más ―dijo tomando a la Sely del cuello y sin dificultad alguna la levantó del suelo.

―Aixa... ―le costaba mucho hablar.

―Eres muy fastidiosa y estorbosa ―apretó más su cuello―. Y mira ¿Esa es la futura diosa de Cyelity? Una persona tan débil que ya no le queda más energía para seguir combatiendo. Démosle más motivos para que sufra.

Colocó su otra mano en el pecho de Aixa. Sus ojos color sangre brillaban más que nunca.

― ¿Qué le estás haciendo? ―trató de mantener el equilibrio.

―Quitándole su alma...

Una esfera con un humo rojo en su interior se formó en la mano de Nyxlux. Aixa puso los ojos en blanco perdiendo el conocimiento. La soltó estrellándola en el suelo y observó con una espeluznante sonrisa en su rostro la esfera.

― ¿Aixa? ―empezó a zarandearla―. ¡Aixa!

―No te responderá, es solo un cuerpo vacío. Yo tengo su alma en esta esfera y al menos que no me la quites permanecerá dormida para siempre...

―Eres una...

Los lobos aullaron y las quimeras rugieron acercándose a Eileen.

―Buena suerte. Por ahora me dio por bien servida con el alma de tu amiga. El día que quieras recuperarla te estaré esperando en Nyxla, aunque dudo mucho que salgas viva de esta ―dijo desapareciendo del lugar.

Eran miles de bestias con ojos rojos. Ya no le quedaba mucha energía. Ni siquiera Urso aparecía para ayudarla. Las lágrimas quemaban su piel y caían en el cuerpo inerte de Aixa.

―Aurán... ―susurró.

Un lobo de abalanzó y fue cortado en dos. Artemis había llegado en su ayuda peleando con las bestias. A pesar de que la superaban en número. Lograba acabar con cada una.

―Que Artemis tan persistente ―se escuchó la voz de Nyxlux retumbando―. Como te gusta entrometerte en mis planes, no te permitiré que le ayudes a vivir.

CYELITY. La elegida. [Libro I] [En edición]Where stories live. Discover now