Capítulo XIV. [I]

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Tan luego como había amanecido en Eirthan. Aurán llevó a Eileen a su hogar. Crystal las acompañó. Se reunieron en el salón para despedirla esperando su pronto regreso. Llegaron a la cocina y alguien apareció.

― ¿Soy yo?

―Algo así Eileen ―dijo Crystal―. Es una persona de cristal, también tengo la habilidad de darles vida. Esta persona te sustituyó el tiempo que estuviste desaparecida, cada vez que necesites ausentarse en Eirthan solo avísame y yo me encargo ―guiñó su ojo.

―Gracias ―dijo Eileen.

Crystal hizo brillar su mano y al instante la Eileen de cristal empezó a brillar convirtiéndose en un cristal más pequeño que fue absorbido por el símbolo.

―Listo.

―Por cierto, Eileen ―dijo Aurán hurgando en el bolsillo de su vestido―. Ten el collar de nuevo. No te olvides de usarlo.

Urso volvió a sus manos y lo colocó cerca de su pecho.

―Nosotras nos vamos antes de que tu familia despierte, vendré por ti en un par de días y antes de que se me olvide ―dijo colocando su mano en la cabeza de Eileen―. Te daré los recuerdos del ser de cristal para que sepas que ocurrió mientras no estabas, así no tendrás problema alguno.

Eileen subió a la habitación de su madre y se acurrucó en la cama, extrañaba sentir cerca el calor de su madre. Se pegó a ella dejándose embriagar por el momento y quedando profundamente dormida.

Esta vez sus sueños eran los recuerdos del clon. Su amiga Gaeni había faltado a la escuela por una pequeña gripe, le había ido bien en deportes cosa que asombró a todos, porque por lo general jamás se le ha dado. Todo resultó perfecto en su casa, no habían sospechado ni un poco.

Aurán estaba cepillando su largo cabello sentada en la orilla de su cama, cuando alguien llamó a su puerta. Eril entró con algo de nerviosismo al recinto.

― ¿Sucede algo Eril?

Él negó con la cabeza―. No, nada en especial. Solo quiero saber cómo estás, no han sido buenos días para nosotros y por ende menos para ti.

―Gracias por preocuparte―sonrió―. Ya estoy más tranquila, Eileen ya está en su casa sana y salva.

― ¿Puedo? ―preguntó.

Aurán se recorrió un poco dejándole un espacio a Eril para que se sentara, últimamente su presencia le provocaba que su corazón se le acelerara. Ella hizo todo lo posible para evitar su mirada, pero no podía ser descortés con él.

―Tú sucesora es una niña maravillosa. A todos nos ha conquistado su inocencia y bondad ―dijo Eril con una gran sonrisa.

―Sí, es una niña peculiar...

CYELITY. La elegida. [Libro I] [En edición]Where stories live. Discover now