Capítulo VI. [II]

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Eileen se encogió de hombros ocultando los verdaderos hechos

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Eileen se encogió de hombros ocultando los verdaderos hechos. Le contó a su hermana que un gran perro salió de la hierba y la estaba persiguiendo; era una historia creíble pues Janice sabía a la perfección que a su hermana no le gustaba los perros de raza grande porque le provocaban miedo. Mintió diciendo que el dueño apareció y se llevó al perro, pero el susto tardó rato en irse.

― ¿Todo ese escándalo por un perro? ―preguntó Janice.

―Me asusté y no podía hablar ―dijo y agachó la cabeza apenada.

―Ay Eileen a la próxima te acompaño. Bueno iré por los helados de chocolate y no lo comemos en el camino ¿Está bien?

Eileen asintió y tomó la gema que llevaba en el cuello. Quería comprender todo lo que ocurrió unos metros atrás. Seguía sin poder creer lo que estaba sucediendo. Compraron el helado y en todo el camino se quedó callada, no tenía ánimos de hablar ¿Y si otra criatura la ataca? Se quedó pensando, estaba muy asustada y deseaba que fuera solo un sueño.

Llegaron a casa y ella subió a tomar un baño. Uno muy largo para relajar todos sus pequeños músculos. Nunca antes había vivido tanta emoción en tan corto rato. Se sintió más tranquila con el agua caliente cayendo en su espalda. Dejó que el agua cubriera su pelo y rostros, y que se llevara con ello todo ese miedo. Salió de la regadera un poco más despejada y se puso su bata. Enruedo su cabello con una toalla saliendo del baño.

― ¿Cómo estás? ―preguntó una voz.

Eileen brincó y volteó a ver quién hablaba. Aurán estaba sentada en una silla y llevaba descubierto su rostro.

―Aurán...

―Hola Eileen ¿Estás bien? De seguro estuviste muy asustada ―dijo Aurán poniéndose de pie y acercándose a la pequeña.

Eileen asintió―. ¿Por qué me atacaron?

―Porque saben que eres mi sucesora Eileen y por lo que veo hay varios peligros a tu alrededor. Bueno más bien hay algunos peligros en la Tierra. Nosotros tenemos el deber de tener todo en orden, cosas horribles pasarán por eso debemos darnos prisa y entrenar.

― ¿Qué cosas horribles? ―preguntó Eileen angustiada.

―Aun no lo entenderías eres muy pequeña, pero yo te enseñaré, bueno mis guardines y yo te ayudaremos ―dijo Aurán y sonrió.

―Es verdad. Hoy conocí a dos guardianes.

― ¿A dos? ―preguntó Aurán alzando una ceja.

―Sí, a Eril y a Urso.

La mirada de Aurán cambió con el último nombre que escuchó sintiendo una opresión en su corazón. Ese nombre evocaba maravillosos y dolorosos recuerdos que por más que quería dejarlos en el pasado estaban ahí muy presentes como heridas que nunca sanan. Se quedó pensativa preocupando a Eileen.

― ¿Dije algo malo?

―No Eileen, solo que, bueno Urso murió hace ya unos diez años ―dijo mirando la esfera que estaba encima de la mesa de noche de Eileen―. Y fue un guardián muy importante para mí.

―Murió protegiéndote ¿Verdad? Eso me dijo él cual apareció.


Aurán asintió y se sentó en la cama le hizo señas para que se sentara a escuchar su relato. Aclaró la garganta y narró lo que ocurrió diez años atrás. En toda la Tierra se desató una terrible guerra que dejó muy afectados a los seres humanos, aunque a la fecha, ellos no recuerdan nada porque se había encargado de borrarles la memoria. Cuando sucedió el eclipse, la barrera mágica sufrió una ruptura logrando así pasar criaturas malignas como la que persiguió Eileen en el parque.

― ¿Borraron sus memorias? ―preguntó Eileen interrumpiendo a Aurán.

Aurán asintió y continuó con el relato. Sus guardianes y ella lograron vencer a la mayoría y por un descuido iba ser ataca a muerte, cuando Aurán reaccionó Urso ya había recibido aquel golpe fatal. Fue uno de los días más triste para ella, horas más tarde le informaron que también cayó Lee en batalla.

Eileen guardó silencio esperando alguna palabra más, pero los ojos del ángel destellaban con mucha tristeza así que puso su mano en el hombro tratando de animarla.

―El ser humano es un ser extraordinario. Yo soy parte de ellos, pero no sabrán cómo reaccionar ante la presencia de seres mágicos. Por eso solo piensan que están en los cuentos― dijo acariciando el cabello de Eileen―. Por ahora eso es lo mejor, nos meteríamos en varios problemas si saben de nuestra existencia. No obstante, algunos nacen con dones y pueden ver cosas que otros humanos ignoran, pero a veces son tratados mal porque no comprenden la capacidad de esos seres especiales.

Miró al suelo pues ella había sido de esas personas con dones y para su suerte había sido juzgada fácilmente por su familia y amigos. <<Está loca>> <<Solo quiere llamar la atención>> recordaba esas palabras. Hasta que un día su hermana gemela le confesó que ella también veía esas criaturas peculiares rondando entre los humanos. Así que ya no se sintió ni sola ni rara.

―Eileen acompáñame un momento a Cyelity ―dijo Aurán con gentileza.

La pequeña se asombró ante la petición y no podía negarse. Corrió a tomar su collar y se cambió la bata. Tomó unos pantalones y una sudadera, fue al baño y en menos de cinco minutos ya estaba lista. Aurán tomó el hombro de la pequeña y ambas desaparecieron de la habitación. 

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CYELITY. La elegida. [Libro I] [En edición]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ