Capítulo XXII. [IV]

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Los rayos de luz tocaron su rostro

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Los rayos de luz tocaron su rostro. Todo el cuerpo le dolía y al abrir los ojos se topó con dos iris azules. No pudo evitar llorar de lo mal que estaba y a su vez de lo feliz de ver un rostro familiar.

―Tranquila. Ya estamos aquí ―dijo Eril cargándola con cuidado.

―Le quitaron el alma ―dijo Aurán quien estaba analizando el cuerpo de Aixa―. Crystal ya sabes que hacer.

―Sí, Aurán ―dijo empezando a cubrir a la Sely con una fina capa de cristal.

― ¡Aixa! ―gritó Aloysia desgarrándose la garganta―. No mi pequeña. Ella no... ―lloró sacando todo su sufrimiento e hincándose delante del cuerpo inerte―. No mi niña no... ¿Por qué ella? ¿Por qué?...

La diosa Selene le brindó consuelo―. Ella regresará todavía tiene mucho que dar.

Las mellizas estaban abrazadas llorando amargante el descenso de su pequeña hermana. Sufrieron mucho con la muerte de sus padres y ahora

―La mantendremos con vida en lo que encontramos la forma de regresarle su alma ―dijo Aurán.

―Muchas gracias su majestad―dijo Aloysia con el rostro hinchado―. No sabremos cómo pagarle...

Aurán mostró su palma en señal que no prosiguiera―. Al contrario. Aixa estuvo al lado de Eileen en todo momento. Soy yo la que le estará eternamente agradecida. Es mejor salir de aquí antes de que otra cosa ocurra.

Las Hold cargaron aquel cristal y lo subieron en el lomo del dragón, asegurándose que su hermana tuviera un buen viaje a casa.

Eileen estaba siendo curada por Eril, pero en todo el rato no había dejado de llorar.

―Eileen ―apareció Aurán con su infinita ternura―. ¿Qué tanto ocurrió? ¿Cómo fue que llegaron aquí?

―No lo sé―articuló.

― ¿Quién hizo toda esta barrera? ―preguntó.

―Artemis...

Las pupilas de Aurán se dilataron sin poder creer en sus palabras. Decidió no atormentar más a la pequeña con preguntas o haciéndole recordar todo lo que había vivido en su día de ausencia. Antes de dirigirse a Cyelity regresaron al reino de Selyn a depositar el cuerpo de Aixa en un pequeño templo dedicado a la diosa Selene para que ahí estuviera resguardado hasta el día de su regreso.

CYELITY. La elegida. [Libro I] [En edición]Where stories live. Discover now