Capítulo XIV. [III]

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Esta vez no tomaron el sendero de siempre que llevaba a la torre o a la sala de juntas, lo cual extrañó a Eileen

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Esta vez no tomaron el sendero de siempre que llevaba a la torre o a la sala de juntas, lo cual extrañó a Eileen.

― ¿A dónde vamos?

―Ya verás curiosa... un pajarito me contó que a ti te gustan los libros... ―dijo guiando a Eileen por un enorme puente que atravesaba el lago.

Otro hermoso jardín con enormes arboles apareció ante sus ojos. Hacían alusión a un bosque encantado. El ambiente se le hacía muy familiar como si ya lo hubiera visto o leído en algún lado. Continuaron caminando por otro sendero de piedra bola hasta que llegaron a un eje central con una fuente agua. Quedó maravillada al ver que la estatua de la fuente era Aurán con un vestido de encaje con mariposas desde el pecho hasta los tobillos haciendo honor a su apodo. Exploró y detrás de los otros árboles apareció un edificio. No tan imponente como el castillo, pero de igual manera capturó toda la atención de Eileen.

Era como un antiguo templo griego con columnas a todo su alrededor y un enorme frontón con esculturas a medio relieve. Representado a una corte de ángeles peleando contra demonios. A los lados del templo había dos grandes cuerpos rectángulos cuyas columnas eran cariátides. El templo estaba rematado por dos esculturas en la entrada. Ambas tenían alzados sus brazos como si trataran de alcanzar algo y sus rostros expresaban nostalgia. Eileen sintió algunas punzadas en su pecho.

― ¿Quiénes son? ―preguntó Eileen señalando.

―Artemisa y Caelestis, las hijas de Ingrid y la primera generación de diosas de Cyelity. Ambas gemelas... y ambas con la maldición de la Oscuridad.

― ¿Maldición?, ¿qué clase de maldición?

―Ese tema no me concierne a mí contártelo. Cuando llegue el momento Aurán te lo dirá todo. Vamos a dentro Eileen estoy seguro que te encantará.

Subieron los escalones y Eileen miró de reojo aquellas dos estatuas sintiendo como si algo quisieran decirle. Eril la llamó y se dio prisa en entrar. Estaban en una sala vacía. Al fondo había una enorme puerta que sin el mayor esfuerzo abrió. Todas las paredes estaban llenas de estantes con libros y pergaminos. En el centro había sillones, sillas y mesas para poder disfrutar la lectura. Miró hacia el techo y todo estaba pintando con diferentes criaturas y escenas de batallas. Los grandes ventanales dejaban pasar exorbitantes cantidades de luz que hacían el ambiente muy cómodo.

―Es hermoso ―dijo en un susurro.

―Lo sé, años y años de conocimiento de los mundos de Eirthan, Nurtonal y por supuesto Cyelity. Además, de un poco de información de Nyxla. Todos están aquí plasmados. En este lugar aparte de encontrar cuentos maravillosos también encontrarás información que en un futuro te servirá una vez que seas coronada.

Eileen se acercó a la sala de lectura y giró sobre su eje dejándose embriagar por tan maravillo lugar, luego corrió a su derecha al estante más cercano.

―Esos libros se te pueden dificultar ―le advirtió―. Están escritos en una antigua lengua guardiana que más adelante aprenderás. Te recomiendo los de allá―señaló.

Ella corrió al otro estante y alcanzó un pesado libro de pasta dura, no tenía título. Lo abrió con cuidado y estuvo hojeando. Había dibujos de criaturas con su descripción, hasta que encontró el apartado de ninfas del bosque recordando a Aloysia.

―Puedes venir aquí las veces que tú quieras y encontrarte con información valiosa, sigamos nuestro recorrido.

―Está bien ―dijo cerrando el libro y acomodándolo en su lugar.

Salieron y tomaron otro sendero aledaño. El siguiente edificio era visible a distancia. Llamó su atención pues se parecía en gran parte a su edificio favorito en todo Eirthan: Notre Dame. Una construcción gótica. Con varias torres terminadas en pináculos y arcos ojivales en sus fachadas. Con un gran rosetón de cristal con el símbolo de Cyelity. Rodeado de miles de estatuas esta vez todas diferentes.

―Ellos ¿Quiénes son?

―Los diferentes guardianes de los antiguos dioses. Representados en honor a que dieron su vida por Cyelity y por los dioses... Ese edificio es el templo de Cyelity.

―Es impresionante ―dijo―. ¿Podemos entrar?

Entró con temor. El interior era blanco con varios ventanales. Todos ellos contenían el símbolo de Cyelity. Al fondo había una especie de altar con una estatua rematando y representando a Ingrid. Cinco candelabros colgando.

―Aquí se llevará a cabo tu coronación... dentro de un año...

 dentro de un año

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CYELITY. La elegida. [Libro I] [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora