| 025 | Andrew Garfield

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— De verdad te agradezco mucho, Laureline.— menciona la señora Rogers mientras se coloca su abrigo largo.

— No tiene de qué preocuparse, lo hago encantada.— contesto dejando mi bolso y suéter en la mesilla de la entrada.

— Me salvaste la vida, linda. La hermana de mi esposo canceló y esta reunión es demasiado importante para perdérnosla.— explica mientras se coloca unos bonitos aretes y chequea su maquillaje en el gran espejo que tienen en la pared del living.

— Puede estar tranquila, señora Rogers. Me encanta pasar tiempo con los pequeños.— sonrío mientras tomo al pequeño Thomas, de apenas un año, del suelo donde estaba jugando con sus múltiples animales de peluche y era rodeado por un corralito.

— Eres un ángel, Laureline.— oigo decir al señor Rogers y sonrío en agradecimiento; segundos después me dejan varias instrucciones para que el cuidado de sus dos pequeños sea mucho más fácil.

Los Rogers son mis vecinos prácticamente desde siempre y cada vez que necesitan una niñera de emergencia yo los ayudo. Amo al pequeño y regordete Tomas y al inquieto y alegre Daniel, el cual acaba de cumplir 6.

Cuando los Rogers finalmente salen de la casa vuelvo a depositar al pequeño Tom dentro de su corralito y lo rodeo de juguetes y almohadas, después voy a buscar a Daniel que estaba terminando de colocarse su pijama después de tomar un baño.

— ¡Line, estás aquí! — exclama alegre y yo sonrío cuando lo veo correr hacia mí en su pijama de superhéroes. Sonrío ante su apodo; cuido a los pequeños desde hace tiempo, y ni antes ni ahora Daniel ha logrado pronunciar mi nombre, por lo que adopte el nombre por él.

— Yo los cuidare esta noche, Dan.— paso los dedos por sus húmedos mechones rubios y río cuando se enreda en mi pierna.— ¿Quieres ver una película abajo mientras cuido a tu hermano!

— ¡Si! — salta emocionado y ambos bajamos las escaleras. Daniel se sienta en el pequeño sillóncito de colores que usa específicamente para ver la televisión, se coloca algún programa de caricaturas y se queda entretenido viéndolo mientras el pequeño Thomas impregna su saliva en algún dinosaurio de felpa. Después yo me siento en el sofá y saco mi celular para descubrir que tengo un mensaje nuevo.

Andrew💕:

Me has ignorado todo el día, nena. He estado mandándote textos y textos.

No es verdad, disculpa, salí tarde de la universidad y después me ofrecí a cuidar a los pequeños de los Rogers.

Esos pequeños son adorables.

Lo sé, me encanta verlos jugar y reír.

Lo siento, complejo de hija única.

Hey, por eso eres tan buena niñera.

Ow.
¿Sigues en Nueva York?

No, las grabaciones terminaron antes y la semana de descanso se adelantó un poco porque nos quieren en Londres en tres semanas.

#ProblemasDeFamosos.

Hahaha, no te preocupes linda, pasáramos un buen rato juntos.

Si ya no estás en Nueva York  ¿donde estás?

Bueno...

¿Qué?

Observo confundida su último mensaje y antes de que pueda enviarle otro, oigo un golpeteo en la puerta, por unos segundos creo que quizá los padres de Daniel han olvidado algo importante y después de darles una mirada rápida a los niños me levanto y voy hacia la puerta. Me asomo por la pequeña ventana que hay a un lado y me sorprendo al encontrar a mi novio sonriendo del otro lado.

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