#11: Zoella.

10.2K 432 25
                                    



Estaba sentada en la pequeña mesa de cuatro personas del departamento, mientras me comía un cereal, -el cual ya casi terrminaba-. Ahora me encontraba jugando con la cuchara mientras la sacaba y metía del plato con leche sin conseguir lo que quería.

-¿No lo odias? -Pregunté cuando noté a Jack entrar a la cocina, mientras caminaba hacia el refrigerador por un vaso de jugo de naranja.

-¿Odiar qué? -Preguntó dándole un trago a su jugo.

--El estar comiendo cereal y que las últimas tres piezas se te queden mirando como: ''¡Agárrame si puedes, perra!'' -Gruñí levemente al final, sin quitar mi mirada del plato. Jack soltó una carcajada. -Es desesperante, ¿o me vas a decir que no?

-No, no, Aria. Estoy de tu lado. -Volvió a reír, dejando su vaso ahora vacío en la pequeña barra de la cocina.

Me levanté resignada con mi plato, que aún seguía teniendo un poco de leche y lo aventé hacia el fregadero, tirándolo sin preocupación.

-Un poco de cuidado, ¿no? -Habló Finn entrando a la cocina, con nada más que unos bóxers Calvin Klein y una camisa sin mangas de color negra. -La situación esta díficil. -Dijo después de tomar una galleta grande de doble chocolate. Iba a irse al salón principal, pero se detuvo y pude notar que se mareó un poco. Caminó hacia uno de los cajones y tomó una aspirina, puso agua helada en un vaso y se la tomó. Después de eso, se fue y se aventó al sillón más grande, justo antes de encender la televisión. Parecía no estar muy afectado después de haber bebido tanto. ¿Ya estaría acostumbrado? Me fui a sentar junto a él, y por lo tranquilo que se veía, supuse que no recordaba de nada de lo sucedido en la madrugada, así que, ¿para qué arruinar eso? Mejor le dejo así.

-Si Aria, si recuerdo lo que pasó ayer. -Dijo. ¿Cómo supo lo que estaba pensando? Tal vez se dió cuenta en cómo lo miraba. Pero no recordará todo, ¿verdad? Solo quería saber si se acordaba de lo que me había dicho en la noche, que por cierto, me dejo pensando en el transcurso de toda la mañana.

Ahora rondarían entre la dos y tres de la tarde. Tal vez sea demasiado tarde, pero oigan, me había dormido casi a las 4 de la madrugada, me tenía más que merecido un buen descanso. A excepción de que me levanté a las 6 de la mañana y aproveché para pasarme a mi habitación. No quería despertar y encontrarme en los brazos de Finn, por más que me gustara. No estaba bien.

-Aunque... no recuerdo exactamente lo que te dije, así que eso tendrás que decírmelo. Anda, te escucho. Sé que suelo decir muchas estupideces cuando estoy así. -Dijo el, y yo me quedé callada. No iba a decirle. -Bien, sea lo que sea que hayas escuchado, no me creas, ni siquiera te pongas a pensar que fue cierto. -Dijo el, un poco serio y yo asentí. -Aunque eso depende... Pero bueno, tu olvidalo, ¿si?

-Olvidado. -Respondí, levantándome del sillón donde estaba sentada, que justo acababa de ser ocupado por Jack. -Iré a darme una ducha. -Avisé y los dos asintieron, sin darle mucha importancia, manteniendo su vista en el televisor.

*

-Yo creo que los padres de Voldemort se tomaron el juego de ''tengo tu nariz'' un poco más personal. -Dije seria y los gemelos no pudieron evitar reír, y yo no pude evitar hacer lo mismo. Estábamos comiendo palomitas mientras veíamos un maratón de Harry Potter que había empezado hace un buen rato en la televisión. Ahora mismo veíamos Harry Potter y la piedra filosofal.

-Al pobre nadie lo quiere, tampoco te pongas a juzgarlo. -Rió Jack, tratando de defenderlo.

-Mis razones tengo. -Le reclamé, riendo.

Nos quedamos viendo la pelicula. Cuando terminó, las palomitas ya se habían terminado y Finn volvió con otro plato lleno de sabritas y palomitas, cargando tres vasos grandes con Coca-Cola. Y no, no tengo idea de como pudo cargar todo con tan solo dos manos. Si yo estuviera en su caso, las bebidas estarían tiradas por todo el piso y habría lluvia de sabritas en el lugar, creanme.

Llevaba tantas horas acostada en el mismo sillón que ya ninguna posición me parecía exactamente cómoda. Había intentado; estar de cabeza, me dolía el cuello. De lado, con los pies colgando del sillón individual, me dolía la espalda y el cuello se me cansaba. Normal, simplemente era cansado. En posición fetal, me aburría. Parada en el sillón, no era normal. Parada, (en el piso), ¿quién ve películas parada?

Sentada en la parte posterior del sillón, así era como me encontraba ahora, pero les aseguró que no pasarían ni cinco minutos cuando ya estoy cambiando de posición de nuevo.

-Se acabó. -Dijo Finn cuando acabamos de ver la última película. Me estiré y solté un bostezo, aunque de verdad no tenía ganas de dormir aún, tan solo estaba cansada.

-¿Y ahora qué? -Preguntó Jack, cuando nos miramos entre los tres.

De pronto, escuchamos el timbre y me levanté para abrir la puerta. Cuando la abrí, me sorprendí al ver a un Caspar un poco mojado. ¿Estaba lloviendo? ¿Cómo es que no nos dimos cuenta? El no dijo nada, y entró rápidamente. Se le veía preocupado. ¿Que estará sucediendo? Lo vi caminar rapido hacia el salón principal, donde estaban Jack y Finn, lo seguí, preguntándome el motivo de su inesperada visita. Ignoré el hecho de que estaba mojando todo lo que pisaba, porque a juzgar por su cara, no eran buenas noticias.

-Finn, Zoella está en el hospital. -Habló Caspar un poco alterado, supuse que se había venido corriendo de donde fuera que el viniese. ¿Quién es Zoella? La expresión de Finn cambió de una feliz, a una totalmente preocupada, pero a la vez sorprendida. ¿Quién es Zoella?

-¿Zoe? Pero, ¿qué hace ella aquí? ¿Por qué? -Preguntó Finn, levantándose de su asiento, del cual no se había levantado en un buen rato. Subió rápido las escaleras y segundos después, -y no exagero con lo de segundos-, bajó mientras terminaba de ponerse sus pantalones. -No estás jugando, ¿verdad? -Preguntó.

-¿Por qué jugaría con algo como eso?

-Vamos, vamos. -Dijo Jack, el cual no había hablado en nigún momento. ¿Quién es Zoella? Ajá, yo muy bien preguntandome quien es ella en mi mente, pero no me atrevo a preguntar. Caspar y Finn salieron rápido, y Jack tomó las llaves de su auto junto con un paraguas.

¿Era yo la única que no sabía que estaba lloviendo? Salí del departamento seguida de Jack, y corrimos hacia afuera. Me senté en el asiento trasero junto con Caspar y Jack arrancó el auto, dirigiéndose al hospital, supongo.

jack & finn harries • descontinuadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora