#28: Kiss me...

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—Bien, ¿tu color favorito? —Jack preguntó dándome una sonrisa.

—Estoy demasiado ocupada pensando en cómo fue que me convenciste en subir aquí en primer lugar, que responder a esa pregunta —reí. Aún teníamos que hacer esa presentación en la clase de fotografía, en la que teníamos que encontrar algún lugar que fuera verdaderamente hermoso, y que mereciera ser fotografiado. Habíamos estado trabajando en eso, pero simplemente no encontrabamos uno que de verdad llamara nuestra atención.

Era viernes por la tarde, y el proyecto lo teníamos que entregar en una semana. Esperaba de verdad poder encontrar algo para fotografiar, porque mi cabeza estaba en blanco. En especial porque en realidad no conocía perfectamente Londres aún.

Y eso nos llevaba a donde estábamos ahora; Jack me había llevado a alguna clase de parque, o bosque, no tengo idea. Ahora, los dos nos encontrabamos sentados en una rama (una rama muy gruesa), de un árbol, y como Jackson había pensado que ese árbol lucía extrañamente genial, decidió subir a él. Y por alguna razón, yo terminé subiendo con él.

—Creo que mejor bajaré, no me siento muy segura aquí arriba —dije, decidiéndome a buscar algún lugar donde poder pisar para bajar de aquí, pero Jack me tomó de la mano, evitando que me fuera.

—Vamos, ya estás aquí, no hay necesidad de bajar. Aparte, yo estoy aquí contigo, no dejaré que caigas -sonrió. Dudé por unos segundos, pero al final me di cuenta que en realidad no tenía nada que perder estando aquí arriba, sin mencionar lo hermosa que era la vista desde acá arriba—. Ahora sí, ¿tu color favorito? —preguntó de nuevo.

—¿Es en serio, Jackson? —enarqué una ceja hacia él, divertida por la pregunta que decidió hacer.

—Prefiero que me llames Jack —rió—, y... si, quiero saber cuál es tu color favorito. Las pequeñas cosas son las que importan, Aria —sonrió—. Ahora, espero que puedas responderme, en realidad no es una pregunta muy difícil.

—En realidad no tengo un color favorito —respondí por fin.

—¿No? ¿Por qué?

—Me sentiría mal al hacerlo, los demás colores no me han hecho nada como para que los discrimine eligiendo a uno sobre los otros —dije, en un tono serio. Jack soltó una carcajada.

—¿Es en serio, Ariana? —preguntó riendo, diciéndome Ariana, en vez de Aria.

—Hey, en realidad mi nombre sí es Aria —reí, empujándolo ligeramente.

—Si tu me llamas Jackson supongo que yo podría llamarte Ariana.

—A diferencia de que tu nombre sí es Jackson —negué divertida con la cabeza.

—¿Cómo puedo estar seguro de que tu nombre no es Ariana? —preguntó Jack.

—Pues porque no lo es, Frayn —dije, llamándolo por su sengundo nombre.

—¿Cómo siquiera sabes que me llamo así? —habló Jack, confundido. Ya sabía que no le gustaba que lo llamaran por su segundo nombre, yo solo quería molestarlo más.

—Bueno, en realidad soy una agente de la paz, y el presidente Snow me mandó a aquí para que me acercara a tí, y luego te matara, porque al parecer eres un mal ciudadano —dije, tratando de sonar seria y mantenerme en mi posición firme.

—¿Qué mierda acabas de decir? —Jack frunció el ceño y ya no pude aguantar más mi risa, dejé mi cabeza caer hacia atrás, riendo aún más. Jack por alguna razón comenzó a reír conmigo—. Tienes una risa muy contagiosa, ¿sabes? —rió Jack.

—No me lo habían dicho —reí—. Bien, hay que olvidar eso porque al parecer has estado viviendo en una roca y no sabes de lo que hablo. ¿Tienes otra pregunta?

—Ah, ¿cuál es tu animal favorito? —Jack encogió sus hombros.

—Tengo la misma respuesta que con lo de los colores —sonreí de lado.

—¿De verdad?

—Sí, pero debo decir que tengo una debilidad por los tigres —admití.

—¿Por los tigres? —asentí—. ¿Y ya has visto alguno antes?

—Solo en fotografías —ladeé mi cabeza.

-Oh, pues en ese caso supongo que tendré que llevarte a un zoológico uno de estos días -Jack sonrió.

—¿En serio me llevarías? —pregunté emocionada. En realidad nunca había ido a un zoológico, pero siempre había querido ir a uno.

Antes de que muriera mamá, ella me había prometido que me llevaría a un zoológico, porque los animales siempre me habpian gustado mucho, pero nunca habíamos podido ir. Lamentablemente, murió. Y por más que le insistí a John que me llevara, el decía que no. Pasó el tiempo y me dí por vencida, sabía que era inútil que siguiera pidiéndoselo.

—Por supuesto —sonrió.

—Genial —sonreí—. Y tu, ¿cuál es tu animal favorito?

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La verdad no recuerdo cuánto tiempo nos pasamos platicando acá arriba, pero cuando miré a mi alrededor, lo único que veía era oscuridad.

Con esta pequeña plática había podido conocer muchísimo más de Jack de lo que había hecho con ninguna otra persona, de vez en cuando se ponía a platicarme de pequeñas anécdotas de su infancia o de lo que sea, y a pesar de que la mayoría eran muy tontas, me gustaba escucharlo.

—¿Jack? —lo llamé, pero no pareció escucharme. Se había subido un poco más arriba de dónde estábamos, y había estado en silencio los últimos cinco minutos, pensando en Dios sabe qué—. Jack, hey.

Esta vez sí volteó, y me miró desconcertado por un segundo, como si hubiera olvidado que estaba aquí con él.

—¿Sí?

—¿Qué hora es? Parece que ya se hizo muy tarde —dije.

Jack levantó su brazo y checó la hora en el reloj que nunca se quitaba de su muñeca.

—Demonios, faltan 10 para las 12 —dijo Jack, que ya se encontraba bajando del árbol. Llegó hacia donde yo estaba, y saltó desde ahí, cayendo perfectamente bien.

De verdad se me había pasado muy rápido el tiempo, y sabía que tal vez, Finn no estaría muy feliz. Dijo que quería llevarme al cine, pero eso era hace una hora, y se me había olvidado por completo.

El problema ahora era: ¿Cómo rayos iba a bajarme de aquí?

—¿Aria? ¿Aria, qué esperas? —preguntó Jack desde abajo.

—No sé cómo bajar —dije.

—Eh... —Jack miró hacia los lados, pensando en una manera de ayudarme—, salta —dijo por fin.

—¿Que salte? Podría lastimarme o...

—No, yo te atraparé. —Aseguró Jack.

—¿Estás seguro? —pregunté desconfiada.

—Por supuesto, ¿es que no confías en mí? Prometo que te atraparé, no te pasará nada. —Jack me mostró una linda sonrisa, y se la devolví.

Asentí y me levanté despacio. Me sostuve del tronco y me preparé para saltar.

Salté, y como había dicho, Jack me atrapó. Pero perdió el equilibrio y los dos terminamos cayendo al suelo. Nos miramos por un segundo y rompimos en risas.

No sé cuánto tiempo pasó, pero de repente ya no estábamos riendo y Jack ya había puesto sus labios contra los míos, sellándolos en un beso.

Esto estaba mal, muy mal.

Y era incluso peor el hecho de que yo le estuviera devolviendo el beso.



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jack & finn harries • descontinuadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora