#15: Who's him?

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«Sí, ese señor es el padre de Dan y Zoella.»

Esas eran las únicas palabras que rondaban por mi mente en esos segundos. No podía ser cierto.

Tenía mis ojos clavados en un punto fijo de la mesa de madera que tenía enfrente; al principio poniéndole más atención a la pequeña grieta que tenía en una extraña forma de un rayo, hasta que seguí mirando, dándome cuenta de que ya llevaba algunos cuantos segundos sin ni siquiera sentir la necesidad de parpadear.

De nuevo, las palabras anteriores que inesperadamente habían salido por la boca del chico que -ahora que recuerdo- seguía sentado justo enfrente de mí volvieron a cruzar mi mente.

Estamos hablando del mismo señor. Del Sr. John Rose. El mismo señor que había estado conmigo en la mayor parte de mi niñez. Sin contar la parte en las que tenía que salir de viaje, -a Londres exactamente-, en constantes ocasiones por asuntos del trabajo exclusivamente.

Si me ponía a pensar, caía en la conclusión de que; Dan era mayor que yo. Zoella igual. John era de hecho originario de Londres.

¿Había estado él con la madre de Dan y Zoella antes de que se fuera con la mía?

¿La mamá de ellos sabe de esto? Me pregunté porque; se supone que ella estaba de viaje de negocios junto con su padre, pero, si John estaba con Valerie, porque tenía que cuidar de ella, su madre debería estar consciente de la situación. ¿O no? Sería ilógico que ella les hiciera creer a sus hijos que su padre estaba junto a ella cuando no era verdad, y ni siquiera sabía el motivo.
-Aria. ¿Sigues ahí? -Escuché su voz ligeramente grave hablarme, sacándome de mi extraño trance. Movió una de sus manos de lado a lado por enfrente de mi cara y lo volteé a ver.

-Si, si. Solo estaba pensando. -Respondí espantando algunas telarañas invisibles, para prestarle atención. -¿Cuál es su nombre?

Finn al parecer no entendió a quién me refería.

-Del papá de Dan. -Dije. El papá de Dan. Sonaba curioso, y extraño.

-Ah, claro. Su nombre es John Howell.

Howell. John Howell.

¿De dónde me suena ese nombre?

Buscaba y buscaba entre lo más recóndito del mueble donde mi mamá guardaba nuestras cosas personales y demás.

Había revisado ya la mayoría de los álbumes familiares, pensando que podría encontrar mi acta de bautismo y la de nacimiento por ahí. (Nos las habían pedido en la escuela). Pero lo único que encontré fueron fotos y más fotos. Incluso algunas de mis abuelos, cuando estaban un poco más jóvenes. Una de mi abuela con mi mamá en brazos, en donde atrás había un pequeño letrero decía: "Bienvenida, Jocelyn." Y supuse que había sido tomada el día que llegó a casa, después de haber nacido. Otra de mi mamá cortando su pastel de 5 años. Una en la que Jocelyn y John estaban tomados de las manos y lucían aproximadamente de unos 17 años.

Cuando me dí por vencida, lo cerré, y noté un poco de polvo salir.

Seguí buscando y encontré una caja negra con una escritura en letras blancas, y podías leer: "¡NO TOCAR! Propiedad de John Rose." Y la curiosidad, y el hecho de que estuviera prohibido abrila, me hizo querer hacerlo aún con más ganas. Pero era tan solo una niña de 8 años, y la curiosidad rondaba en mí a cada momento.

La observé y le dí vuelta. Me fijé que no tenía ningún candado, ni ninguna otra cosa que me impidiera abrirlo.

La tomé y le levanté la parte de arriba con cuidado. Aunque nadie pudiera escucharme, eso no significaba que no sintiera un poco de culpa al hacer algo prohibido y temía que me descubrieran.

Eran puros papeles pequeños. Unos eran recibos de cosas que de verdad no me interesaban. Cuentas de algunas cosas. Pero mi acta de nacimiento ni la de bautismo se encontraban ahí. Ví algo al fondo de color verde, y lo tomé. Era un pasaporte. Lo abrí y había una foto de un John un poco más joven, sin barba y sin bigote. Pero lo que más raro me pareció fue leer el nombre.

John Howell.

-Solo esta su cuerpo. Lo demás no está. Puedo asegurarlo. -Escuché a Finn decirse a sí mismo, mientras sostenía su móvil en su mano. Creo que estaba tomándome un video. Ugh no.

-¡Finn, no! ¿Estás tomando video? -Me cubrí la cara con mi mano, y recargué mi frente en la mesa, cubriéndome lo más que podía.

-Aha, hubieras visto la cara que traías. Te pusiste un poco pálida, si no lo notaste. ¿Pasó algo? -Preguntó. Paró el video y se oyó un casi inaudible pitido. Había guardado el video el muy desgraciado.

Me preguntaba si sería una buena idea decirle que John también era mi padre. Que Dan y Zoella eran mis hermanos; bueno, medio hermanos. Podría ser esa la razón por la que sentía una extraña preocupación por una chica de la cual jamás había oído hablar. Y el pelinegro me había parecido muy agradable. ¿Debería decirle? No, esto prefiero guardármelo. Solo para mí. Ya habían demasiados problemas como para que yo diera uno más.

-Tal vez sea el hambre. Mis tripas están rugiendo horriblemente.

Finn asintió sin estar muy convencido.

-De acuerdo. -Hizó un ademán con la cabeza, señalando la comida (dos enormes rebanadas de pastel de chocolate, un frappuccino con crema de chocolate para mí y un frappuccino de caramelo para Finn), que ya estaba situada en la mesa, desde no se cuándo. Fruncí el ceño y sacudí mi cabeza. -Me llamaron mientras estabas en tu trance y fui por ella.

-Muy bien. -Tomé mi rebanada de pastel y mi frappuccino, y sin esperar nada más, empecé a comer. Escuché a Finn reír bajito, antes de que él también tomara sus cosas y comenazara a comer.

No estaba consciente de lo que estaba haciendo en esos momentos. Tan solo clavaba el tenedor en mi rebanada de pastel, alzaba mi mano, con el codo en la mesa y me metía el pedazo que había tomado a la boca, y tragaba, sin ponerle atención al sabor, o siquiera tratar de masticar.

Sabía que Finn estaba mirándome. Sacudí ligeramente mi cabeza, pensando que tal vez, de esa forma, todos mis pensamientos se esfumaran por tan solo un momento. Sonreí y traté de entablar una conversación.

*

-¿Qué acaso no puedo llamar a mi amiga? -Contestó la voz de Rachel desde el otro lado de la línea.

Ya estaba en el hospital desde hacía como 30 minutos e inesperadamente había escuchado mi teléfono sonar. Con una mirada confundida había contestado, pues se me hacía raro que me llamara. No había sabido nada de ella en el último par de días.

-Claro que sí. Solo se me hizo raro que llamaras. Pósdata; estaba pensando en llamarte, lo juro.

-Si, claro. -Casi pude ver como rodaba los ojos a través del teléfono con diversión. -Te quería decir que lo más posible es que regrese pasado mañana. -Dijo con un tono ansioso.

-¿De verdad? Pues no te imaginarás todo lo que ha pasado desde que te fuiste, Rach. ¡Muero por que regreses!

-Y yo muero por que me cuentes, pero mis papás me dicen que si no dejo el móvil ahora, me lo quitarán. Será mejor que me vaya, chao.

-Adiós. -Colgué, y guardé mi celular en el bolsillo frontal de mis jeans, para después sentarme.

Llevaba minutos sola, sentada y bastante aburrida. Sinceramente en estos momentos cualquier tipo de compañía me vendría bien. No sé; Joey o Dan, quién sea.

-Hola.

¿Me hablaba a mí? Volteé a mi alrededor, pero no había nadie más. Si, debía de hablarme a mí.

Lo miré, y el también estaba mirándome, supongo que esperando una respuesta.

-Hola. -Contesté simplemente.

jack & finn harries • descontinuadaWhere stories live. Discover now