Cap 2.- La Visita // Después

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—Y entonces su tía entró a la habitación. –dije con la voz ahogada, debido a qué tenia una almohada en un acto de auto-axfisia.

Escuché la inhalación de sorpresa de Vanessa.

—¿Y qué pasó después?

—Yo me aleje de él. Dios, quería tan mal besarlo, y juro que iba a hacerlo, pero cuando entro su tía no pude. –le di un puñetazo de rabia a la almohada cubriendome.—Yo me fui sin decir una palabra. Me fui por la puerta.

Lo recordaba bien. La cara estupefacta de Duncan no dejaba mi mente. Él no me había buscado. Él no me llamo para aclarar las cosas.

Él me dejo ir.

Y había sido tan vergonzoso. Sabía que probablemente toda su familia había escuchado mi declaración de amor. No quería ni imaginar lo qué sus primos le dirían...

Vanessa se tiró encima de mi.

—¡Pero... Maggghha –gruñí cuando sentí su peso.

Ella se río, encantada. Movió a trasero, acomodándose en mi espalda.

—No te desanimes, guapo. –Me consoló. —Hay muchos peces en el mar, muchos peces más atractivos y con abdominales y con...

Hundí mi cabeza en la almohada.

—No quiero a nadie más que a él. Siempre lo he querido. Siempre lo querré.

Escuché un gran suspiro por parte de Vanessa. Ella se movió hasta quedar boca abajo y acostada sobre mi. Sentí su cabeza sobre mis homoplatos y como me rodeaba con sus pequeños brazos.

—Eres tan adorable. Si fueras una marca de osos de peluche yo te compraría. Compraría toda tu edición. Y hasta dormiría con ella, abrazaría el Mattie-teddy-boo hasta quedarme dormida.

Sonreí débilmente.

Vanessa era mi mejor amiga. La conocí en la universidad y lo mejor era qué –ella no conocía a Duncan. Duncan tenía la costumbre de ligarse todas las amigas qué tenía y eso me hacía querer arrancarme el pelo de los celos. Yo me andaba con cuidado de presentarle a mis amistades femeninas a Duncan por eso y él simplemente me miraba como un pervertido sexual, y me decía:“¿Con qué las quieres todas para ti, eh?”

No.

Yo lo quería a él todo para mi.

Pero eso Duncan jamás lo entendería.

—No entiendo como un chico de oro como tú terminó enamorándose de... –hizo un sonido despectivo. — simplemente no te merece.

—Oh, Dios. Suenas como si hubiera roto con él.

—En cierto modo lo hiciste. Le confesaste lo que sentías, eso es terminar y cortar de raíz su ignorancia.

—Preferiría cortar de raíz la friendzone.

Sentí a Vanessa sonriendome.

—No todo se puede en esta vida, chico de oro.–Se sentó de nuevo sobre y empezó a saltar.

–¡Au! Óyeme... Estas pesadita...

Ella salto de nuevo.

—Levántate.–ordenó. Puse los ojos en blanco pero obedecí. Me senté y ella se puso detrás de mi. Rodeó mis hombros con sus brazos.

Me puse de pie, y ella no se desgancho de mi.

A veces Vanessa hacia eso. Era cariñosa y más que todo se me pegaba como una lapa. Más de una vez había terminado arrastrandola mientras ella abrazaba mi pierna. La conocía hace tanto que terminé acostumbrándome.

Making You Falling In LoveWhere stories live. Discover now