Cap 20.- Beneficio De La Duda // Antes.

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12 AÑOS.

POV DUNCAN.


—Iremos.

Gimotee.

—No.

—Vamos, Dun, tenemos qué ir.

—¿Y si no quiero, qué? —espeté, entrecerrando los ojos y cruzándome de brazos.

Matt me miró maliciosamente.

—Entonces me vengaré.

Arrugue la nariz, enfurruñado. De verdad no quería ir, sabía qué tendría pesadillas. Y de todos modos, no entendía porqué Matthew quería ir a esa estúpida mansión embrujada. Era malgastar dinero, en mi opinión. Era qué te torturaran asustandote, haciendote sentir solo y en pánico en la oscuridad y tener qué pagar por ello cómo si fuera un genial servicio.

En resumen, estaríamos pagandole a un puñado de personas para que hagan nuestro día terrible, y la verdad es qué yo ya tenía un montón de eso en mi vida y además, gratuitamente.

Sin embargo, Matt tenía ese brillo en los ojos y llevaba lloriqueando y suplicandome toda la semana y yo empezababa sentirme cómo un muy, muy mal amigo.

Aunque en el fondo, no podía decir qué no me gustaban las atenciones qué él me daba.

Después de unos minutos en silencio, luché contra una sonrisa porqué sabia que mi respuesta lo haría feliz.

—Esta bien. —accedí. Él abrió los ojos oscuros y sonrió radiantemente. Dos pequeños agujeros se plantaron en cada una de sus mejillas y sentí las mías sonrojadose por alguna razón. Cómo qué me gustaba sonriera así. Y bueno, yo sí qué malgastaria mi dinero pagandole para qué sonriera de esa manera, en vez de ir a la mansión embrujada.

—Gracias, gracias, ¡gracias! —dijo él, emocionado. Canturreando, tomó mis manos. —Iremos a la casa embrujada, iremos a la casa embrujada.

Me reí cómo tonto.

—Sí. Pero ya sabes... —puse un tono qué espere fuera amenzante, pero sonó más divertido qué alguna otra cosa. —Me quedaré en tu casa. Sino... Me volveré loco.

La sonrisa de Matt vaciló un poco y en sus mejillas apareció un ligero rubor, pero rápidamente se recompuso y sonrió más grande.

—Vale, te quedas en mi casa. Pero la condición es qué tienes qué dormir conmigo. Ya basta de dormir en el sofá para mí.

Dudé un momento. Recordé las palabras de mi abuela.

Jamás hagas algo con un hombre. Jamás tomes sus manos. Jamás los beses. Es antinatural.

Dormir... ¿Contaba?

Miré las manos de Matt y las mías, las cuales estaban entrelazadas. No entendía cómo para mi abuela podía ser antinatural, porqué viéndolas, me parecían correctas, más correctas qué muchas cosas.

Además una de las instrucciones de mi abuela para la vida era "jamás tomes sus manos" y yo actualmente estaba desacatandola, así qué romper otra regla no me afectaría mucho, pensé.

Dormir con Matt no podía ser tan malo. De hecho, parecía una buena idea. Me encontré a mí mismo emocionado.

La verdad es qué, no podía esperar para dormir a su lado.


~°~

Matt a veces me sorprendía. Algunas veces podía actuar cómo el chico más fuerte y frío del planeta y otras veces lucía tan... infantil y emocionado. Pero nunca asustado. Usualmente ni siquiera dejaba ver a los demás cómo él se sentía. Era bastante cerrado. Por eso, cuando lo vi asustado, me desencajó la sensación qué se formó en mi caja toráxica. Me recordó a la primera vez qué vi a mi prima recién nacida. Eran tan pequeña y sus manos cabían perfectamente en mi dedo meñique. Dios, yo amaba los bebés pero me impacto la sensación de querer protegerla de todo y de todos. La sola idea de qué alguien le hiciera daño nublaba mi visión de rojo.

Making You Falling In LoveOnde histórias criam vida. Descubra agora