Cap 8.- Irreal // Después.

125 18 54
                                    

Dedicado al ElClubDeMarginadas por su maravillosa crítica a Making You Falling In Love. Gracias por todo de verdad😶😛 intentaré mejorarlo todo aún

Los labios hinchados de Duncan no protestaron cuando los besé de nuevo. Él sonrió contra mi boca cuando solté un suspiro de felicidad.

—Matt, tienes qué ir a la universidad.–protestó sin fuerza. Aguafiestas le quedaba corto. Intentó empujarme ligeramente, pero realmente, los dos sabíamos qué ni siquiera sentí su desvalido intento de alejarme. Aunque tampoco qué él haya intentado con mucha fuerza.

Rocé mis labios con los suyos. Feliz.

Nunca había sido feliz.

Ahora lo era.

—No quiero ir a la Universidad.–entonces planté un pequeño beso en sus labios. Duncan se estremeció y las manos qué había posado en mi camiseta pasaron a puños.—Quiero quedarme aquí.–murmuré. Planté otro pequeño beso.—Contigo.

La boca de Duncan se curvo en una tímida sonrisa. Tenía los ojos cerrados, sus pestañas aleteando un poco. Se veía tan jodidamente adorable de esa manera. Parecía un muñeco de porcelana. Cada vez que lo veía yo sólo quería meterlo en una caja de cristal.

Besé sus mejillas. Luego besé sus labios. Besé sus párpados. Besé su nariz.

Duncan soltó una risita. Hundí mi nariz en su cuello, sonriendo de oreja a oreja.

—Te amo tanto, Duncan.–murmuré. Sus ojos parpadearon, viéndose más claros qué de costumbre.

—Yo también, Matt.

Me reí.

—Creo qué nunca me cansaré de escucharlo.

Duncan musitó:—Creo qué nunca me cansaré de decirlo.

—Creo qué nunca me cansare de hacerlo.

Él se sonrojo bruscamente, ampliando los ojos.

—¿H-ha...–tragó.—¿Te refieres a hacer el- él amor?

Me eché a reír. —Me refería a amarte. Pero puedo hacer eso también.

—¡Matt!–exclamó. Quitó sus manos de mí para taparse la cara con vergüenza. Mordí su dedo meñique, juguetón.

—¿Por qué te ocultas de mí? Cuando éramos pequeños nos bañábamos juntos. Y desnudos.

Duncan intento darme una patada.

—¡Callate!–gruñó. Me reí aún más fuerte.

—Eres tan...

—Tú eres estúpido.

—Lo sabías cuando me conociste.

Él se estremeció.—A los cuatro años, ser estúpido esta bien.

Entrelacé mis manos por sobre su pecho y apoye mi barbilla en la unión. Lo miré por debajo de mis pestañas.—No me juzgues qué así me amas.

Su boca se torció en una sonrisa a regañadientes.

Making You Falling In LoveWhere stories live. Discover now