Capítulo 8: Currents

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— ¡Eres una maldita! —exclamo a la nada, parada en la oscuridad y soledad del bosque—. ¡Intentaste matar a Scott! ¡Eres una perra sin escrúpulos! Después de todo lo que he hecho por ti ¿y vas tras mi hermano y mi mejor amigo? ¡Teníamos un trato, maldito monstruo!

—Quizá quieras retirar eso último.

—Quizás deberías comprarte un maldito espejo —escupo con rabia al encontrarla entre las sombras.

Estoy tan furiosa que casi no razono. Casi.

Lanzo el tronco caído frente a mí hacia ella a una velocidad sorprendente, incluso para mí, pero la sorpresa de lo que he hecho se acaba cuando Julia logra desviarlo del destino de impacto: su horrible rostro.

En un segundo ella está sobre mí, sus manos alrededor de mi cuello, cerrándome las vías respiratorias. Hago a un lado la falta de oxígeno en mis pulmones y la hago volar por los aires con tan solo pensarlo. Me pongo de pie, esperando encontrarla en el suelo, pero no hay nada ni nadie en donde se supone debería haber caído Julia. Lo que solo me indica que debo estar alerta.

Doy un paso al frente, paseando mis ojos por los alrededores, y escucho un ruido seco detrás de mí. Ni siquiera puedo girarme a ver de qué se trataba cuando algo se rodea el cuello y tira hacía atrás, asfixiándome.

—Ahora, ¿qué me decías sobre comprar un espejo? —Lo único que sale de mi garganta son balbuceos sin sentido alguno—. Claro, tienes razón, tenemos asuntos más importantes que tu furia irracional, pero verás, en este último par de meses te he cogido cariño, a pesar de tu insolencia y tu afán por creer que puedes contra mí. Así que por el cariño que te tengo, y solo por ello, te diré que lo de tu hermano fue solo una advertencia —Intento preguntar sobre qué era su estúpida advertencia pero mi lucha por conseguir oxígeno sigue en pie.

»Obviamente no voy a matar a la chica que tanto me ha ayudado, por lo menos no cuando todavía queda mucho por hacer. Todavía nos faltan dos sacrificios, los Curadores y los Filósofos —El agarre sobre mi cuello se afloja, permitiéndome respirar y darle oxígeno a mis exigentes pulmones—. Así que ¿vas a ayudar por las buenas o por las malas?

—Púdrete.

—Por las malas será —Mis vías respiratorias vuelven a ser bloqueadas, lucho por romper o aflojar el cordón que rodea mi cuello—. Sí no me ayudas, por todos y cada uno de tus amigos, luego tu adorado novio y dejaré para el final a tu querida familia, los mataré lenta y dolorosamente frente a ti —masculla en mi oído—. De hecho, te haré observar la muerte de todos ellos, para que entiendas lo maleducado que es faltar a tu palabra.

— ¿Cómo... tú...? —logro balbucear, sintiéndome cada vez más atolondrada, menos viva.

—Oh, querida, ya te lo dije, eso fue simplemente una advertencia. Yo no falté a mi palabra, pero lo haré si te rehúsas a ayudarme. Así que, ¿qué será? ¿La vida de las personas que quieres o la de personas que solo ves por un segundo al salir de casa? Elige, Meredith, de cualquier manera habrá más muertes, solo tú escoges quienes. ¿Seis desconocidos? ¿O seis personas que confían ciegamente en ti?

Lloro, porque la decisión es clara y obvia al mismo tiempo que horrible y desalmada. Caigo al suelo, tosiendo y buscando llenar mis pulmones de oxígeno, llorando porque quisiera ser más dura de carácter y menos frágil, más fuerte y menos débil, más valiente y menos cobarde.

Cierro los ojos y asiento, tratando de no sollozar, cuando Julia se arrodilla frente a mí y ladea la cabeza calva, grisácea y viscosa. Siento su mano dar una asquerosa caricia a mi mejilla antes de escuchar sus pasos alejándose y después quedarme completamente sola en el bosque a mitad de la noche.

About The Unusual Suspects | AW&W: 2 | Teen WolfWhere stories live. Discover now