Capítulo 22: Sauce, estúpido.

3.7K 250 3
                                    

-Bueno creo que eso es todo- dijo Oliver levantándose y tomando sus papeles de la mesa, camino hasta el locker y guardo sus cosas. Luego camino por la sala hacia la puerta, pero antes de atravesarla se volteó.

-Emma ¿quieres que te acompañe? – así me escapo...

-No te preocupes Oliver, ella se va conmigo- dijo Santiago sin darme tiempo de procesar las palabras.

-Seguro, ¿tú que dices Emma? – digo que eres valiente.

-Pues, la verdad Oliver – mire a Santiago el cual estaba serio y con su quijada rígida como siempre – no es necesario, pero gracias por ofrecerte.

-Última palabra – dijo Oliver con esperanza en sus ojos. Mire a Santiago de reojo y...

-Si tranquilo – no quería irme con Santiago, en realidad prefería la compañía de Oliver, pero creo que ya había hecho enojar a sauce mucho, así que... será que me estoy ablandando un poco.

Oliver desapareció por la puerta y yo quede allí sentada mirando hacia el frente, con mi cuerpo en la sala y mis pensamientos en otro lado.

Después de repasar las palabras que iba a decir para poder irme de esa sala incomoda, respire hondo.

-Bueno, Santiago creo que ya he cumplido con mi papel, si no te importa me retiro ya.

Mire la hora 10:15 pm y yo todavía en la universidad, que tristeza, lo bueno es que la ciudadela universitaria solo quedaba a unas cuadras largas pero pocas.

Me levante, tome mi celular, mi mochila y salí por la puerta. Bueno al menos ya me iba adormir sin ningún comentario de Santiago, lo cual no sabía si sentirme halagada o insultada porque no se allá ofrecido a acompañarme siquiera y el hecho de que en teoría me obligo a rechazar la compañía de Oliver me enfureció más.

-Sauce, estúpido-

-Que dijiste rubia oxigenada- escuche su voz muy cerca. Así que voltee rápidamente para reclamarle cuando siento un golpe en mi pecho y seguido unas manos que me atrapan para luego estamparme con el piso. Perfecto no.

Cuando volví a abrir los ojos, tenía unos ojos verde observándome y un peso extra encima de mí. Mi frecuencia cardiaca estaba seguro en doscientos y mi presión seguro que más alta, mi respiración estaba entrecortada, y sentía una descarga eléctrica un poco dolorosa ese tipo de dolor masoquista que por más que fuera dolor te gustaba y no querías que se fuera, esto solo lo sentía cuando hacía algo que me gustaba, al igual que en nuestro único beso pero estaba vez me enfurecí porque como me puede gustar esta situación incómoda, además yo creía que lo que provoco el dolor aquella vez era el alcohol y no el hecho que el me había besado.

-¿Cómodo? – dije y entonces el sonrió. Sonríe lindo. Matenme ahora.

-De hecho si – si estuviéramos en una película seguro estuviera sonriendo como una tonta, pero como estamos en la vida real creo que no lo estoy haciendo.

-Quieres levantarte ya, pesas más que un hipopótamo – un poco infantil cierto.

-Deja de ser melodramática me estoy sosteniendo con mis manos – mire hacia los lado y era verdad.

-Bueno, pues qué esperas muévete- dije otra vez pero empujándolo ligeramente con mis manos.

-En serio Emma estoy en una posición muy cómoda – trágame tierra tres, dos, uno...sonrojada al 100%. – así como tomate estas muy linda. – es de noche, me tiene que estar jodiendo.

-Porque dices que estoy sonrojada si tu estas tapando la poca luz que emite ese foco con tu desfigurada figura.- punto para mí.

-Porque estoy lo suficientemente cerca como para observar eso y más – cállate ya- sobre todo me encanta el olor de tu cabello, de que es – se acercó a mi oreja y comenzó a olisquear, como si no estuviera ya lo suficientemente tensa como para que este pendejo se ponga a –sabias que la fresa es mi olor favorito – dijo en mi oído con una voz un poco ronca, creo- y además – no puedo pensar – creo- ni respirar – que me encanta ese lunar.

-Mnnnn- único sonido coherente que puedes emitir, bravo Emma. Oficialmente tienes 3 años.

-Que me encanta ese lunar -y entonces beso mi cuello.

-Aunque también me gusta esas pequeñas pecas – dijo besando la punta de mi nariz- mi respiración se cortó y yo simplemente cerré los ojos. Tratando de calmarme.

-Estas muy callada, será que – ya deja mi oreja – te comió la lengua los ratones – dijo para luego ocultar su cara en mi cuello – eso o – levanto su mirada – o te gusta lo que hago- y me dio un beso en la mejilla –pero al final– beso la comisura de mis labios- yo he ganado.

Y todo lo que tenía mi juicio nublado, se aclaró para patear a la máquina formadora de descendientes de Santiago. Al removerse de encima por el dolor aproveche para empujarlo levantarme lo más rápido que pude asegurar bien mi mochila y correr sin mirar atrás.

Cuando salí del edificio me dirigí corriendo a la puerta del campus, la cual era cuidada por Alfred el cual ya conocía gracias a Julieta, y ella le tenía mucho cariño, él era un señor de la tercera edad que cuidaba la universidad junto a Arnoldo su sobrino quien podía ya pasar los 36 años o más quién sabe. Me despedí de ellos, con rápido movimiento de manos para evitar que me detuvieran pero fracase.

-Emma querida, espera a donde crees que vas a esta hora sola, y que hacías todavía en el edificio. – No tuve más remedio que darme la vuelta con una sonrisa ensanchada.

-No te preocupes Alfred no están tarde, son como las 8:30 pm – mentí mundialmente –estaba terminando un trabajo en la biblioteca. – nuestra universidad tenía la política de dejarla abierta para que aquel que quisiera se quedara estudiando para parciales y cosas así.

-Te está mintiendo abuelo - dijo Arnoldo. Gracias por tu colaboración.

-Emma... voy a acompañarte y no acepto un no por repuesta – claro que sí.

-Alfred no es necesario enserio vivo a dos cuadras –sonrisa – en el mismo edificio de Julieta.

-Bueno entonces deja que yo te acompañe o mi sobrino – ahh Dios.

- Alfred como te explico que...- un ruido de una moto se escucha y no tengo que voltear para saber de quién es.

-Ohh Santiago que bueno que te todavía estés por aquí, puedes ayudarme a convencer a esta jovencita de que estas no son horas de andar sola en la calle.-

-No solo la convenceré, sino que también seré yo mismo quien escolte a esta bella dama a sus aposentos.- pero que cortes el niño. Muchas gracias pero no.

-Ohh señor Sauce no se preocupe, ya Alfred me llevara, no es necesario.-

-Insisto, no me molestaría escoltarla sana y salva a su hogar-.

-No, muchas...-

-Además me queda de paso, no será ninguna molestia demorarme un poco en llegar a casa.

-Debería aceptar señorita Emma mire que el jovencito Santiago es muy buena compañía.

-Bueno Alfred, no te preocupes, dejare que me lleve – dicho esto me monte en la motocicleta. Santiago sonrió. – no te emociones lo hice por Alfred.

-Si claro –dijo encendiendo la moto.

-Borra es sonrisa y conduce.- dicho esto se hecho a reír.

Coqueteando Con La Realeza ♔ (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora